Noah Bullock, director ejecutivo de Cristosal: “Bukele está demostrando que va a usar la represión para mantenerse en el poder”

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Cuando el domingo 18 de mayo la policía llegó a la casa de Ruth López, le dijo que había un accidente en la calle y la hicieron salir para luego arrestarla, Noah Bullock entró en estado de alerta. Además de ser una de las 100 mujeres más influyentes del mundo, según la cadena BBC, Ruth López es una reconocida abogada anticorrupción que desde hace años investiga al gobierno de Nayib Bukele desde Cristosal, la principal organización de derechos humanos de El Salvador, que Bullock dirige desde hace 15 años.

“Tengan decencia, esto un día se va a acabar ”, les dijo López a los policías ese domingo, antes de ser acusada de enriquecimiento ilícito en un opaco juicio por el que ahora está desaparecida dentro del sistema penitenciario salvadoreño que ella tanto investigó. Pero lejos de parecer terminar, el régimen de Bukele entró desde ese momento en una “escalada represiva” que llevó a Bullock, nacido en Estados Unidos y con nacionalidad salvadoreña, a suspender las operaciones de Cristosal en El Salvador después de 25 años, e irse con su equipo, de más de 20 personas, del país.

Noah Bullock, director ejecutivo de Cristosal, en Guatemala

Bullock, de 43 años, cuenta a LA NACION que tomaron medidas de seguridad especiales para trasladarse a Guatemala, donde Cristosal opera hace diez años –igual que en Honduras-, en medio de una fuerte persecución que también obligó a dejar El Salvador a unos 100 activistas de derechos humanos y periodistas, según distintas organizaciones.

“Con esta escalada, el presidente Bukele está anunciando que el proyecto democrático en El Salvador se cayó y ahora se ha instalado un sistema político autoritario”, señala, con un español perfecto pero con un dejo de acento estadounidense, el director ejecutivo de esta ONG que reveló el lado más oscuro de la “guerra contra las pandillas” que hizo mundialmente famoso al pequeño país centroamericano.

-¿Cómo fue la decisión de dejar El Salvador?

-En los últimos dos meses en El Salvador ha habido una escalada represiva muy fuerte dirigida a los defensores de derechos humanos y periodistas. Cristosal ha sido un blanco directo de la persecución. Fue detenida Ruth López y otros miembros de nuestro liderazgo fueron amenazados, sus nombres aparecían en listas negras para capturas. Sumado a eso, aprobaron una ley de agentes extranjeros, que es una ley en el modelo de Rusia para controlar las actividades de la ciudadanía y controlar a las voces críticas. No teníamos la más mínima duda de que querían dar un ejemplo con nuestra organización y mandar un mensaje a toda la población de que criticar al gobierno puede ser castigado incluso con cárcel. Entonces, ante la decisión de arriesgar cárcel o ir al exilio, decidimos reubicarnos para seguir trabajando.

-¿Tuvieron alguna repercusión de parte del gobierno de Bukele desde que anunciaron su exilio?

-Nosotros cada vez que hacemos una acción pública sufrimos algún tipo de represalia, aunque sea el nivel más mínimo, que es la difamación. Ya anoche empezamos a ver que el presidente reaccionaba criticando a los periodistas que daban por abierta a nuestra historia. Y esa es la reacción de manual, ¿no? Casi todos los autócratas del mundo quieren deslegitimar el trabajo periodístico cuando no les conviene.

-¿Qué saben de Ruth López?

-Nos preocupa mucho porque desde su traslado a otro centro penal hace dos semanas no ha tenido acceso a su familia ni a sus defensores. Esto puede constituir una condición de desaparición forzada. No hemos podido verificar su paradero y su bienestar. Todos los defensores de derechos humanos que han sido capturados en esta última escalada represiva están en la misma condición.

Seguidores de la abogada de derechos humanos Ruth López, detenida en El Salvador, con un cartel de respaldo a las afueras de los tribunales en San Salvador, el miércoles 4 de junio de 2025

¿A qué cree que se debe esta escalada?

-Yo creo que está siguiendo el guion histórico de la trayectoria de un gobierno autoritario: en principio tienen un respaldo popular, ganan elecciones y lo toman como una justificación para concentrar el poder. Pero luego la gente empieza a darse cuenta de que ejercen el poder para generar privilegios y eso es lo que ha pasado. Y una vez que se empieza a perder el control total sobre la narrativa y empieza a haber fisuras en la popularidad, se recurre a instrumentos de represión para aferrarse al poder. Eso es lo que estamos viendo en la evolución de la dictadura de los hermanos Bukele, que ahora están demostrando que van a usar la represión para mantenerse en el poder.

-Bukele sigue teniendo altos niveles de popularidad, por arriba del 80%. ¿Percibe fisuras en ese apoyo?

-Sí. Al final de su primer periodo -y único periodo constitucional- [en 2024], hubo una encuesta de la Universidad Centroamericana que indicaba que el 80% de la población aprobaba su trabajo, pero que el 83% de la población decía que tenía miedo a expresar una opinión no alineada con el presidente o el partido. Entonces creo que tenemos que entender que, en contextos autoritarios, no hay un reflejo de libre pensamiento ni acceso de información.

El presidente Donald Trump estrecha la mano del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, durante una reunión en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, el lunes 14 de abril de 2025.

-Algunos especialistas vinculan este aumento de la represión con el vínculo entre Bukele y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Como si ahí hubiera algún tipo de legitimación…

-Sí. Estados Unidos previo al gobierno de Trump fue un aliado que creo que en su diplomacia defendía el espacio cívico. Y con la llegada de Trump al gobierno, Estados Unidos retira su respaldo a nivel global para los actores democráticos. Y en el caso de El Salvador incluso se alía con el autócrata agresor que ahora nos está persiguiendo. Entonces, la captura de Ruth López o del abogado Enrique Anaya, y hasta nuestra salida del país, son ejemplos de las consecuencias de este cambio en Estados Unidos.

-El mes pasado, The New York Times publicó una investigación que exponía un pacto entre Bukele y las pandillas, algo que ya era investigado por la Justicia en Estados Unidos y que fue expuesto por El Faro, pero que ahora alcanzó una cobertura internacional. ¿Eso tuvo también impacto interno?

-En El Salvador hay un ambiente de mucho miedo. Entonces, no es algo debatido abiertamente, pero sí está claro que para la población es incómodo el trato que tiene con los migrantes en el Cecot [el Centro de Confinamiento del Terrorismo]. Para nosotros, es vergonzoso que un presidente de un país de migrantes juegue ese rol en una campaña de terror contra migrantes en Estados Unidos, y esté negociando el retorno de pandilleros [desde Estados Unidos] que podrían dar testimonio sobre el pacto que tenía con ellos.

-¿Qué opina de la deportación de los venezolanos detenidos en el Cecot, y acusados de ser pandilleros, a su país a cambio de la liberación de estadounidenses por parte del régimen de Nicolás Maduro?

-Es un intercambio de rehenes de ambos lados, de personas que han sido detenidas tanto en Venezuela como en Estados Unidos y luego en El Salvador de manera injusta. Esto no es un intercambio de prisioneros de guerra, ese es un intercambio de personas que han sufrido abusos de guerra. Es un sentir agridulce porque nos alegra que haya personas que fueron detenidas injustamente salgan libres, pero nos da mucho dolor ver normalizar a nivel internacional intercambios de rehenes de esa naturaleza, y nos preocupa mucho en el caso de los venezolanos. Sabemos, porque hemos entrevistado más de 160 de las familias, que muchos de ellos huyeron del régimen de Maduro, que fueron Estados Unidos y usaron mecanismos legales para pedir protección. Entonces, fueron detenidos de manera quizás ilegal en Estados Unidos, desaparecidos en un centro de confinamiento de terrorismo y ahora se encuentran de regreso en el país donde fueron perseguidos.

-Mientras menciona que se perdió a Estados Unidos como un aliado de la sociedad civil de El Salvador, la Unión Europea cuestionó la ley de agentes extranjeros. ¿Cree la comunidad internacional empieza a mirar con otros ojos a Bukele?

-Yo no puedo hablar por ellos, pero yo sí creo que sobre todo con esa escalada represiva en El Salvador, el mismo presidente Bukele está anunciando al país y a todo el mundo de que el proyecto democrático en El Salvador se cayó. Y ahora se ha instalado un sistema político autoritario similar a los modelos autoritarios del pasado en que un grupo de élites se están apropiando de los recursos de la nación, se han concentrado de poder este y lo hacen sin límites, sin transparencia, sin rendición de cuenta.

Javier Milei junto a Nayib Bukele en la Casa Rosada, el 30 de septiembre de 2024

-Hablando de sus relaciones con el mundo, está el vínculo que forjó con Javier Milei. ¿Cree que puede sacar provecho de alguna manera Bukele de este vínculo?

Yo voy a ser muy honesto, y quizás no sigo lo suficientemente cerca el tema, pero sí he visto que ha bajado bastante la relación entre ellos.

Bukele llegó a viajar a la Argentina, algo que llamó la atención en su momento…

-Yo creo que entre personajes autoritarios como estos, todo es transaccional y lo que hemos visto también es que al presidente Bukele no le gusta compartir la fama con nadie. Y no estoy muy seguro de si hay una afinidad, un compromiso real por una ideología entre ellos dos. Creo que más bien todo son tratos transaccionales y de conveniencia.

-En relación al régimen de excepción, ¿qué pasa con las personas que denuncian tener familiares desaparecidos en medio de esta escalada?

-Es una pregunta importante porque si uno quiere comprender muy bien el ambiente de terror que viven muchas personas en El Salvador, tiene que entender cómo incide en eso el estado de excepción. Y durante tres años se han capturado más de 86.000 personas, sin órdenes judiciales, sin investigaciones previas y los desaparecen en los centros penales de El Salvador sin acceso a sus familias. Muchos familiares nos cuentan que no saben ni siquiera si siguen vivos. A esos se suman las investigaciones nuestras que indican que en los centros penales hay torturas sistemáticas que han producido la muerte de por lo menos 400 personas, que es lo que hemos podido nosotros verificar. Entonces es un gobierno que detiene, desaparece, tortura y mata.

Noah Bullock (centro), director de la organización de derechos humanos Cristosal, durante una conferencia de prensa en la Ciudad de Guatemala, el jueves 17 de julio de 2025

-Cuando a Bukele le preguntan sobre las críticas al régimen de excepción, él dice que las hacen personas que prefieren la violencia de las pandillas. ¿Cree que había otra manera de atacar los altos índices de violencia?

Es falsa la narrativa de que es necesario sacrificar los derechos humanos y el sistema democrático a cambio de seguridad. Le pongo un ejemplo: nosotros denunciamos muchos aspectos de la política de seguridad del presidente anterior, [Salvador] Sánchez Cerén, pero en su gobierno (2014-2019), se redujeron los homicidios de 103 por cada 100.000 habitantes a 43 por cada 100.000 habitantes. Es decir que Sánchez Cerén redujo los homicidios más que Nayib Bukele. Los autócratas siempre plantean emergencias y enemigos internos para justificar abusos y acaparar poder. Creo que en El Salvador y en todo el mundo la gente se merece algo mejor que vivir sometido a pandillas o vivir sometido a dictaduras.

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