El mayor gesto de cordialidad que consintió Javier Milei con el Pro fue llamar “alianza” al resultado del caótico proceso que derivó en la presentación de listas unificadas en Buenos Aires. Lejos de anudar un acuerdo institucional, La Libertad Avanza procuró fagocitarse al partido que fundó Mauricio Macri desde los subsuelos municipales. Tendrá las boletas color violeta por las que peleó su hermana Karina, al costo de haber espantando a intendentes afines y de no sumar a otras fuerzas que caen a menudo en la herejía del matiz.
Tan precario es el pacto que antes de que se celebren las elecciones en la provincia el Gobierno volverá a desafiar al macrismo en la Capital con una lista propia de senadores y diputados nacionales. Impulsa a Patricia Bullrich –astilla del mismo palo– como candidata principal.
El corto plazo manda en la estrategia política de los hermanos Milei. La acumulación de cargos posterga el trazado de un plan que les permita traducir en decisiones reales su ambiciosa vocación de cambio, a partir de construir un oficialismo operativo en el Congreso. Por más que gane en octubre seguirá en minoría en las dos cámaras.
Se cristaliza así una incógnita decisiva para el futuro: ¿la búsqueda de la obsecuencia y la pureza ideológica es solo un ardid para torcer a su favor las negociaciones de candidaturas?, ¿o de verdad Milei intentará imponer su criterio a fuerza de la claudicación de los indóciles?
Es posible que en la mesa fraterna esas preguntas resulten ociosas. El Presidente tiene una inclinación al pragmatismo que suele disimular con el relato de que sus acciones se ciñen a un plan escrito en tiempos inmemoriales.
Lo está demostrando en el manejo de la turbulencia financiera que volvió a calentar el dólar. Un día se compromete con el FMI a comprar reservas, otro dice que no lo hará hasta que la cotización baje de 1000 pesos. Promete que el mercado determinará los precios y las tasas de interés, pero finalmente avala una intervención estatal en varios frentes para alejar el fantasma de una corrida. La libre flotación son los padres.
Milei adorna con afirmaciones ortodoxas un plan económico con ribetes heterodoxos, enfocado a satisfacer los intereses electorales del Gobierno. La baja de la inflación es la principal conquista que La Libertad Avanza tiene para ofrecer a la sociedad. Blindar esa tendencia de acá a octubre es prioritario, aunque pueda agravar otros problemas.
La caída del salario real de 5,4% entre enero y mayo es una de las consecuencias desafortunadas de esta etapa. El mismo día en que se conoció ese dato oficial Milei intentó contrarrestarlo desde sus redes sociales: “Siga llorando mandrilandia”, escribió al repostear un mensaje que celebraba una supuesta suba de los sueldos. Se basaba en un indicador, el Ripte, que según la propia Secretaría de Trabajo no debe ser usado jamás para medir la evolución salarial.
SIGUE LLORANDO MANDRILANDIA
Los argentinos viven cada día mejor gracias al modelo libertario…
VLLC!PD: LTAP! https://t.co/kptj3peUSD
— Javier Milei (@JMilei) July 15, 2025
Las cifras de julio se alejan del paraíso que se festeja en la burbuja digital libertaria. En lo que va del mes los bonos argentinos perdieron hasta el 15% y el riesgo país volvió a niveles previos a la salida del cepo para las compras individuales de divisas (770 puntos). El déficit de la cuenta externa se profundiza y ahora empieza la etapa de sequía en la liquidación de exportaciones rurales.
La incertidumbre económica se alimenta del ruido político. El éxito de Milei requiere demostrar al mercado que podrá impulsar su agenda de reformas estructurales. Así bajaría la tasa de riesgo y el Tesoro podría obtener financiamiento a un interés razonable para garantizar una estabilidad prolongada.
Milei es un presidente en minoría que no propone acuerdos sino que exige apoyo incondicional. Así gobernó hasta ahora. Nadie firmó tantos DNU como él en su primer año y medio de mandato (76). El Congreso apenas votó 52 leyes, de las cuales 31 eran proyectos previos a su llegada y 6 las impulsó la oposición. Apeló al veto y a resistir con un tercio de los diputados cuando fue desafiado.
En la etapa que viene le va a costar más prosperar solo con una táctica defensiva. Ya no tiene facultades delegadas y se ha comprometido con los acreedores internacionales a promover reformas en lo previsional, fiscal y laboral, que suelen ser un Vietnam de los gobiernos promercado.
Internas y sospechas
Existe la convicción en ámbitos de poder de que después de las elecciones se impondrá una reconfiguración del plan económico y del dispositivo político del mileísmo.
Esa perspectiva alimenta la discusión en la cúpula libertaria. Santiago Caputo reniega de la lógica de dominar y acumular que impulsan los primos Martín y Lule Menem –con la venia de Karina Milei-. El asesor puede juguetear con la consigna “Milei emperador”, pero tiene la prudencia de no comprar el relato que vende. En su cercanía advierten que se deben tejer acuerdos que le den estabilidad al Gobierno para unos tiempos desafiantes en materia económica. Ven peligrosa la idea de torear ahora en su territorio a casi todos los gobernadores cuando muchos de ellos quisieran sellar alianzas de conveniencia mutua para octubre. Hoy solo Chaco, Mendoza y Entre Ríos se encaminan a firmar listas con LLA.
Milei no afloja su ira con los gobernadores. El viernes, en el Jockey Club, los llamó “perversos” por cómo administran los fondos públicos y juró vengarse por los proyectos de ley que le impusieron en el Senado la semana pasada. Sueña con un futuro Congreso de libertarios “puros”.
En contraste, la postura dialoguista (o tiempista) de Caputo despertó inesperados elogios entre dirigentes de confianza de Mauricio Macri, su principal objetor en este primer año y medio de gestión libertaria.
La interna está desatada y desordena la gestión. A Karina Milei le llegaron habladurías contra Caputo por la repercusión mediática que tuvo la preadjudicación a una empresa de la familia Menem de un contrato de casi 4 millones de dólares con el Banco Nación.
La defensa pública de esa medida recayó en el vocero Manuel Adorni, otro leal a Karina: dijo que era algo viejo y que la empresa de seguridad privada en la que participó hasta 2023 Martín Menem, el presidente de la Cámara de Diputados, tiene experiencia en el sector y había ganado licitaciones con otros gobiernos. Tan cierto como que Milei llegó al poder como abanderado contra los políticos que hacen negocios con el Estado.
Hablando de Adorni: ¿por qué no hizo la segunda transmisión de “Fake-7-8″, el streaming unipersonal con el que se propuso desmontar mentiras del periodismo? Había prometido transmitir todos los viernes, a las 13. ¿Será que hicieron efecto las críticas de sectores internos por el uso de fondos públicos y personal de planta para un espacio que parecía un homenaje al kirchnerismo? ¿Habrá influido que acumuló menos de 70.000 vistas en una semana? Lo bueno de cumplir en el Estado el sueño del programa propio es que se puede discontinuar sin que nadie se queje.
Es tan improbable que lo de Menem lo haya agitado Caputo como que protegidos de Karina Milei sean responsables de airear el caso de las valijas sin control en el avión de Leonardo Scatturice, el empresario aliado del asesor presidencial que acapara negocios (Flybondi) e influencia en áreas sensibles del Gobierno (como la SIDE y la Aduana). El problema es que los involucrados sospechan que esas operaciones son ciertas.
Entre los militantes digitales que reportan a Caputo ven la mano del enemigo interno detrás de la difusión del caso del concejal salteño Pablo López acusado de extorsiones sexuales. No tardó en viralizarse un video de Daniel Parisini, alias Gordo Dan, en el que pedía el voto en 2023 para este dirigente ignoto que ahora cae en desgracia (expulsión incluida de LLA).De inmediato se desató en las redes un show de denuncias contra referentes bonaerenses de Karina Milei por una supuesta compra-venta de candidaturas y otros deslices vergonzantes.
Los “pibes” de Caputo se quedaron afuera de casi todo en el reparto bonaerense. Un fiel retrato del momento que viven los libertarios.
Todo o nada
El cierre de listas bonaerense mostró que por ahora se impone el “todo o nada” de Karina, los Menem y el armador Sebastián Pareja.
Los libertarios operaron en los últimos días como un ejército de ocupación. Pareja administra una red de punteros con cargos burocráticos en sucursales la Anses, en la estela de lo que diseñó La Cámpora cuando el kirchnerismo ostentaba el poder. Muchos de ellos –casi todos- tienen años de cursada en la escuela peronista de la vida.
“La casta” en su esplendor se movió a sus anchas en el interior de la provincia. Intendentes del Pro con amplio dominio de su distrito se toparon con dirigentes de tercera línea que iban a exigirles los primeros lugares de las listas de concejales. “Nunca vi algo igual. El nivel de agresión y desorden de este cierre de listas no tiene comparación”, retrata un jefe comunal amarillo del interior provincial.
Los portazos de Javier Martínez (Pergamino), Diego Reyes (Puán) y María José Gentile (9 de Julio) fueron consecuencia de esa prepotencia. Pablo Petrecca, de Junín, se hartó también este sábado después de semanas de regateo. La cuarta sección electoral se le pone cuesta arriba a los libertarios.
En Vicente López, clave para la primera sección, se alcanzó sobre la hora algo parecido a una tregua que evitó convertir el cierre de listas comunes en un fiasco. Estas son elecciones traicioneras, en las que el poder local puede pesar más que la marca de un partido o la imagen Presidente.
La alianza Somos Buenos Aires, con peronistas disidentes, radicales y otras agrupaciones de centro, acogió a decenas de dirigentes del Pro expulsados por la angurria mileísta.
Coldplay
La actitud deseada por la Casa Rosada es la que verbalizó Diego Santilli: “Querés que acompañe en septiembre, acompaño en septiembre; querés que acompañe en octubre, acompaño en octubre. Querés que no acompañe en septiembre u octubre, no acompaño”. Santilli, Ritondo y el intendente Guillermo Montenegro se fotografiaron abrazados con Karina Milei sin compasión por los compañeros de partido bajo asedio libertario. En un recital de Coldplay hubiera sido un escándalo.
Así y todo, Santilli tuvo que intervenir para evitar la deserción de un intendente que cuenta como propio, Sebastián Abella, de Campana. Cuentan que el referente libertario local lo fue a ver para comunicarle que le daba “del cuarto para abajo” en la lista de concejales. En el medio de la discusión, Milei retuiteó el mensaje de uno de sus propagandistas en redes, Esteban Glavinich (Traductor te ama), que se refería a Abella como un “pedazo de hijo de puta”.
Macri monitoreó el cierre de listas a distancia, en línea con Ritondo. En paralelo respaldó a dirigentes que huyeron a otros espacios. La Fundación Pensar, el think tank de su partido, publicó en medio de las negociaciones un paper que fastidió a Milei. Bajo el título “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, ratifica el apoyo al programa de estabilización, pero advierte que cae el salario real, que sube el desempleo y que hubo una licuación de los haberes jubilatorios. Reprocha también que no se dé un “debate serio” en el Congreso sobre el presupuesto nacional.
Hay un Pro que celebra el reparto de cargos y otro que advierte que sin acuerdos institucionales el programa se enfrenta a una posible tormenta. Otra pregunta que se recorta en el horizonte: ¿dónde se ubicará el macrismo si al final del camino el señor Hyde se impone al doctor Jekyll, como en el cuento?
El cierre de listas bonaerense retrata el estado todavía ruinoso del sistema político argentino. En el oficialismo no nace algo nuevo, más que un rejunte parcial y de conveniencia táctica. El peronismo tampoco empezó una reconstrucción para ofrecerse como alternativa: la desconfianza entre Máximo Kirchner y Axel Kicillof es tan grande como antes de emprender la aventura bautizada Fuerza Patria. La construcción de centro Somos se hace al andar. Sus integrantes no pueden garantizar siquiera que vayan a competir juntos en las legislativas nacionales de octubre. Podrían fracturarse antes de la votación bonaerense del 7 de septiembre.
Milei insiste en que la solución pasa por “aplastar” en las elecciones a quienes se le oponen. Que va a fortificar la gobernabilidad a partir de una rendición, producto del apoyo popular. Conviene eludir la tentación de tomarlo literalmente. En sus días en el poder ha cultivado con proverbial vehemencia el dogmatismo del vamos viendo.