Malamud: el dólar “de equilibrio” y por qué “no hay antecedentes históricos” de éxito en el plan económico de Milei

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“Si lo de Milei funciona, se va a dar un proceso de desconurbanización de la Argentina. Y hoy el conurbano es el kirchnerismo”, dice el politólogo Andrés Malamud al analizar las consecuencias políticas y económicas del plan del Gobierno y los cambios “demográficos” que advierte, a raíz del crecimiento de sectores como la minería y la producción petrolera.

En ese camino, también plantea que “no hay antecedentes históricos” de una dinámica exitosa en esa premisa, aunque indica que la tendencia podría resolver la tensión en torno al dólar y sostener “un nuevo tipo de cambio equilibrio” en el que confluyan, siguiendo a Rapetti y Gerchunoff, el “necesario para el equilibrio fiscal” y el que se requiere para tener ”equilibrio social».

-¿Cómo cambió el escenario para el Gobierno tras las elecciones y el nuevo congreso a partir del 10 de diciembre?

-Este gobierno nació minoritario. Y se puede decir hiperminoritario, porque no solo no tenía el quorum, sino que no tenía el tercio. Sin embargo, el primer año gobernó construyendo mayorías. Primero para pasar la ley Bases, después para sostener vetos, bloqueos y decretos. Y eso en el segundo año desapareció. Unos creen que fue estratégico y otros, que fue un error. El tercero pinta como el primero. Lo que está haciendo Milei al abrazarse con los gobernadores y designar a Diego Santilli es dar señales de negociación y acuerdo. Algunos piensan que es el juego típico del líder que pendula para confundir. Otros creen que es disposición o pedido de Estados Unidos. En cualquier caso, la estrategia para este escenario, que parece la del primero y no la del segundo, es algo a lo que le da la bienvenida, porque el síndrome del tercer año, que pesó con Cristina en el segundo mandato, con Macri y con Alberto Fernández, venía sobre el horizonte y no era buena.

-Ese síndrome, ¿es por cuestiones políticas o económicas?

Siempre hay un problema económico derivado de que uno gasta en la electoral y entonces sufre las consecuencias en el año siguiente. Pero de esa raíz económica, hay un problema político. Lo que está haciendo ahora el Gobierno es una alianza exterior con Estados Unidos para evitar los problemas económicos, una alianza interior con los gobernadores para sostener reformas políticas que no consiguió pasar en dos años como minorista.

-¿Qué capacidad tendrá el Gobierno para avanzar en esas reformas, y que eso tenga impacto económico sensible para el votante?

-Los argentinos pensamos desde la Capital y estamos acostumbrados a pensar en el país como uno, y el país son por lo menos dos. Si vos mirás el Índice de Confianza del Gobierno y el Índice de Confianza del Consumidor de UTDT, te da que el interior tiene varios puntos porcentuales de diferencia con el AMBA. Si este Gobierno apuesta a todo el país, posiblemente va a tener problemas. Si apuesta al país que es propio, por su proyecto y su base electoral, que es el interior, tiene chances de hacer reformas que perjudiquen al AMBA. La cuestión es cómo evita que el AMBA perjudicado por el programa económico se manifieste contra la estabilidad política. A mí se me ocurre que la solución es diferenciar la adjudicación de la culpa. Si el AMBA explota, el Gobierno puede decir: “Es culpa de Kicillof. Ustedes eligieron un mal gobernador, elijan la próxima uno bueno”. Hasta ahora, el Gobierno pendula entre el acierto y el error.

-¿En qué sentido?

-Cuando trató de ganar la elección bonaerense, cometió un error. El Gobierno tenía que haber tratado de ganar la elección del interior y dejar que Buenos Aires “se arregle”. No que se hunda, porque sería demasiado duro, pero que se arregle. Cuando trata de ganar y la pierde, se da cuenta de sus límites. Cuando gana la nacional con Santili, ya no va directamente a disputar la provincia de Buenos Aires, propone una elección nacional. Lo que observamos es un desacople entre el nivel nacional y el subnacional. En el subnacional, ganan los gobernadores. En lo nacional, gana el Presidente. El Presidente lo que tiene que hacer es confrontar con los gobernadores en su nivel, no en el nivel de ellos. Cuando confrontó al nivel provincial, perdió contra Kicillof. En lo nacional, le ganó a Kicillof.

-¿Qué posibilidad de éxito tiene ese plan que se enfoca en el interior y tiene al AMBA como perdedor?

-No hay antecedentes históricos, porque Argentina siempre se movió al unísono, para arriba o para abajo. Y ahora no. La economía de este gobierno es minera y petrolífera, y un poco la pampa húmeda. Pero no es la industria de la construcción, no es la obra pública, no son los servicios de cabotaje, los no transables. El Conurbano no tiene encaje en ese modelo. Por supuesto, un sector es San Isidro, otro es La Matanza. Pero la provincia que crece es Neuquén. Las que van a crecer en el futuro son las mineras, que están en el eje vertical de la cordillera. La estrategia del Gobierno no es la redistribución económica, como plantea el peronismo, es la redistribución demográfica: que la gente que está en los conurbanos que no funcionan, se muden a las provincias. Pero esto demora. Mientras tanto, ¿qué hace el Gobierno? Por un lado, aumenta la AUH. Los pobres tienen un ingreso mayor que con los gobiernos anteriores. Y por el otro, tiene que adjudicar responsabilidad a los gobernantes de las provincias que no funcionan. Con ese juego de pinzas, compra estabilidad. Si se maneja como siempre se manejó, dejando que el Conurbano explote y arrastre al país, pierde. Lo que tiene que hacer es segregar al Conurbano del resto del país, demostrar que son dinámicas diferentes, y que cada uno elija la que prefiera.

-Pero no hay casos de que haya funcionado…

-Porque nuestra historia reciente empieza con el peronismo, que es producto de las migraciones internas de la periferia al conurbano. Si lo de Milei funciona, se va a dar el proceso contrario, la desconurbanización de la Argentina. Y hoy el Conurbano es el kirchnerismo. Milei le ganaría el kirchnerismo, no porque le gane las elecciones, sino porque lo despuebla.

-¿Cómo impacta la dinámica cambiaria, en ese esquema?

-Es la famosa hipótesis de Gerchunoff, Rapetti y otros coautores. Hay dos tipos de cambio de equilibrio: el de equilibrio fiscal y el de equilibrio social. El equilibrio social es dólar barato. El equilibrio fiscal es dólar alto. Nunca conseguimos hacerlos coincidir, entonces pendulamos. Milei podría estar encontrando el tipo de cambio de equilibrio, pero requiere reequilibramiento demográfico. En la Argentina, como la tenemos, son dos equilibrios que no se encuentran. La Argentina que viene, si Milei tiene éxito, es una Argentina que puede convivir con este equilibrio. Porque lo que hace es equilibrar la sociedad y lo fiscal con el mismo tipo de cambio.

El secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent

-¿Qué análisis hace del apoyo de Estados Unidos?

-Hay dos razones por las cuales el apoyo de Estados Unidos cambia el juego. La primera es la inserción internacional. Cuando todo apuntaba para Asia, Milei decide colgarse de la potencia declinante. Los críticos dicen que está haciendo como el pacto Roca-Runciman, que al colgarse declina con la potencia. Y Milei dice que no, que Estados Unidos se mantiene, que Occidente es nuestra referencia y que le vamos a ganar a China. Pero con que le empate alcanza. Y la segunda es más técnica, pero simple: la economía argentina es bimonetaria. El superávit fiscal te garantiza el equilibrio en pesos, pero no en dólares. ¿Quién te provee la otra moneda? Solo el cañón interminable de Estados Unidos. El superávit fiscal es insuficiente si no tenés superávit de las cuentas externas. Si no tenés suficientes exportaciones o inversiones, entonces estás en la garantía de ese equilibrio.

-¿Es sostenible o sustentable?

-Garantía cero, pero con que haya probabilidad ya es bastante. ¿Por qué garantía cero? Porque Trump puede perder la elección intermedia, puede perder e irse, y perdemos el apoyo. Pero mientras haya apoyo creíble de Estados Unidos, hay sustentabilidad. Y si no hay errores autoinfligidos, con un Gobierno que es particularmente propenso a equivocarse. Pero si el Gobierno se equivoca y Estados Unidos no se retira, hay estabilidad para rato.

Lula Da Silva y Javier Milei

-En ese marco, con la Argentina acercándose a Estados Unidos y Brasil hacia China, ¿qué impacto puede tener el acuerdo UE-Mercosur?

Europa declina. América Latina también, en términos relativos. Si vos ves la comparación del PBI brasileño, en comparación con el mundo y con los países emergentes, va para abajo en los últimos 40 años todo el tiempo. El milagro brasileño es una ilusión óptica. El futuro de la Argentina no está en Europa. Necesitamos de Europa normas y tecnología. Pero hay mucho más en Estados Unidos y en China, y Asia en general, que en Europa. El tratado con la Unión Europea es una buena señal, en el sentido de que nos adaptamos a normas de calidad que nos permiten competir internacionalmente con un sello. Pero si nosotros queremos crecer, no es con Europa que se crece, sino en Asia o con Estados Unidos.

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