No fue un ataque al voleo. El robo del que fue víctima María Susana Rodríguez Iturriaga, de 81 años, la vecina de San Isidro asesinada por la temible Banda del Millón, conocida por su saña y por los millonarios golpes que protagonizan, estuvo planificado hasta en su mínimo detalle. Por lo menos ocho horas antes del asalto, una célula de la organización crimina buscó obtener inteligencia previa sobre el objetivo, ingresó en la propiedad y filmó un video que, después, fue enviado a uno de los líderes que se encuentra detenido para cumplir una condena por un homicidio.
La filmación, a la que tuvo acceso LA NACION, fue incorporada al expediente judicial. Tiene una duración de 42 segundos y fue recuperada del teléfono celular secuestrado en poder de uno de los sospechosos detenidos por su presunta participación en el homicidio de Rodríguez Iturriaga.
Si bien el homicidio se descubrió el jueves pasado, cuando una sobrina de Rodríguez Iturriaga fue a la casa de su tía porque no le respondía los mensajes, la víctima fue asesinada el sábado de la semana pasada después de la 22. Habría participado, según creen los investigadores del caso, al menos cuatro delincuentes.
El plan criminal, afirmaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales, habría sido planificado y ordenado por uno de los principales cabecillas de la Banda del Millón, Thiago Sandoval, alias Polli y de 18 años, desde en un “centro de contención de menores adultos” de Virrey del Pino, en La Matanza, donde cumple una pena de diez años de cárcel por su participación en el homicidio de Jorge Enrique De Marco, asesinado a golpes durante un robo en su casa de Las Lomas, en San Isidro en marzo del año pasado, el golpe con el que se dio a conocer la organización criminal. Polli Sandoval era menor de edad cuando ocurrió el asesinato.
“Hay pruebas de que Polli Sandoval, desde su lugar de detención, estuvo detrás del robo que terminó con el asesinato. Planificó todo. Primero mandó a una de las células en la que está dividida la banda a hacer inteligencia previa. Hizo filmar un video para asegurarse de que se cumpla su encargo y la grabación se la habría enviado a otra célula de la organización, que fue la encargada de concretar el plan criminal. Las distintas células no se conocerían entre sí”, dijo un detective que participa de la investigación.
La filmación de la secuencia de la inteligencia previa, en la que se ve parte de la casa de la víctima y donde se observa cómo uno de los ladrones abre una puerta ventana que da al jardín de la propiedad, habría sido filmada entre la 12 y las 16 del sábado de la semana pasada. El robo y homicidio ocurrió esa misma noche. Rodríguez Iturriaga fue salvajemente golpeada.

El jueves pasado fueron detenidos por personal dependiente de la Superintendencia de Seguridad Región AMBA Norte I de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, a cargo de comisario general Lucas Borge, dos supuestos partícipes del robo y homicidio: Miguel Ángel Viera, de 47 años, y Ramio Emiliano Julio, de 20, quienes fueron indagados por el fiscal general adjunto de San Isidro, Patricio Ferrari, a cargo de la investigación.
Viera se negó a declarar, informaron fuentes judiciales. Julio, en cambio, decidió “colaborar con los investigadores”. Si bien su relato se mantiene bajo reserva, se supo que admitió su participación en el robo, pero negó haber participado de la feroz golpiza a la víctima.
Julio, según se supo, habría hecho una clara descripción de cómo la banda llegó a la casa de Rodríguez Iturriaga, situada en Justo José de Urquiza al 1100, en Acassuso, zona conocida como las Barrancas de San Isidro. También hizo referencia a la inteligencia previa hecha con anterioridad al golpe y habría afirmado que el robo fue controlado por Polli Sandoval por medio de una videollamada.
“Es decir que los golpes que sufrió la víctima fueron transmitidos en una videollamada”, dijo un investigador.
Además, los investigadores pudieron observar mensajes de WhatsApp que se enviaron los dos sospechosos después de haberse ido de la casa de Rodríguez Iturriaga.
“Que la matamos compa. Recién me avisó el wacho”, escribió uno de los ladrones y recibió como respuesta: “Nooo”. Después, en el siguiente chat, sin culpa, sostuvo: “Y bueno”.
A juicio
Hace tres semanas, como informó LA NACION, el fiscal Ferrari, que está detrás de la Banda del Millón desde mediados del año pasado, pidió que 11 de los supuestos integrantes de la banda sean juzgados por una decena de robos.
“Se dijo entonces que la presente pesquisa exhibía la existencia de una organización delictiva caracterizada por una estructura de un sinnúmero de intervinientes que se empeñaban a diario en ejecutar delitos contra la propiedad de notable impacto. Los sucesos ocurrían en horas de la madrugada en diferentes casas de San Isidro, con la peligrosidad que caracterizaba esas acciones y la reiteración que -a ese tiempo- no cesaba. Tal como se describió en los requerimientos presentados [en referencia a los pedidos de detención presentados en su momento], se había verificado que el núcleo operativo de la organización -en su mayoría con residencia en el barrio La Cava, en Beccar- había perfeccionado sus tácticas delictivas, recurriendo a tareas de inteligencia previa, análisis del entorno y selección de víctimas particularmente vulnerables, entre ellas, personas de edad avanzada”; sostuvo el representante del Ministerio Público Fiscal en el requerimiento de elevación a juicio, al que tuvo acceso LA NACION.

En el citado documento, además de pedir el juicio para 11 ladrones, el fiscal Ferrari recordó que otros 12 sospechosos se encuentran bajo proceso y son menores de edad.
“Deviene necesario e insoslayable señalar que la organización criminal aquí investigada, aparece, a diferencia de otras estructuras criminales, con una nota distintiva y particular que le ha permitido, entre otros beneficios, su persistencia en el tiempo y una elocuente capacidad operativa inclusive, a pesar de que la mayoría de sus miembros mayores de edad, se encuentran actualmente privados de la libertad en esta pesquisa y otras conexas. Esa característica radica en la activa y preponderante y punible participación en los despojos de menores de edad -entre 12 y 17 años-. Aquella intervención que auspician no solo responde a una cuestión de ventaja física o logística (por ejemplo, al momento de ingresar en un domicilio a través de aberturas reducidas), sino que también les ha permitido, para el caso de haber sido sorprendidos en la flagrante comisión de un hecho delictivo, obtener beneficios liberatorios más prontos. En efecto, las limitaciones que la normativa penal juvenil actual establece, conlleva que, en la práctica, muchos de estos jóvenes permanezcan detenidos por lapsos muy breves o, incluso, sin sometimiento a medidas de coerción personales. Se ha verificado entonces, particularmente, que sobre todo aquellos menores de 16 años que dentro del mismo núcleo criminal han participado en algunos de los despojos han reincidido en diversas prácticas delictuales casi en forma sistemática”, explicó en el requerimiento de elevación a juicio el fiscal Ferrari.

A esos 23 sospechosos a los que hizo referencia el fiscal Ferrari en el requerimiento de elevación de juicio hay que sumar a los que participaron en último golpe, que terminó con la muerte de Rodríguez Iturriaga.
“Se podría decir que la banda del Millón está integrada por más de 30 delincuentes, pero es una integración dinámica, a medida que caen presos algunos, se suman otros. Lo que sí se puede afirmar es que en la actualidad, los líderes están presos y planifican los robos desde sus lugares de detención”, explicó una fuente judicial.
En las últimas horas, tras rechazar una serie de planteos formulados por las defensas de los acusados, el juez de Garantías de San Isidro Esteban Rossignoli hizo lugar al pedido del fiscal Ferrari y elevó el expediente respecto de 11 sospechosos a juicio. En la lista figuran, entre otros, Hugo Castillo San Martín y Brandon Brites, dos de los máximos líderes de la organización criminal junto a Polli Sandoval.
