Íñigo Onieva lleva lidiando con las especulaciones de mala relación con Isabel Preysler desde sus inicios con Tamara Falcó, pero lo cierto es que la relación es más que cordial. Recientemente hemos sabido que uno de los platos de la carta de Casa Salesas -local que abrió junto a varios socios- está dedicado a su suegra.
«Mi suegra suele poner una versión parecida como aperitivo. La primera vez que los probé, supe que quería incluirlos en el restaurante, como un guiño a esa sensación de recibir en casa», decía el empresario en una entrevista para ‘Vanity Fair’, demostrando así la gran complicidad que hay entre ambos.
Siempre ha sido muy discreto, pero desde que se diera el ‘Sí, quiero’ con la Marquesa de Griñón, Íñigo ha preferido estar en un discreto segundo plano y no hacer declaraciones a la prensa sobre todo lo que se comenta o se publica de él. Y como el joven, el resto de su familia.
Este fin de semana, Carolina Molas ha reaparecido ante las cámaras de la prensa tras disfrutar de unas vacaciones y, sorprendida por la presencia de los reporteros: «No me estaríais esperando a mí, ¿no?», era preguntada por ese guiño de su hijo a Preysler.
Sin querer hacer declaraciones, aseguraba con un conciso «sí» que se trata de un detalle muy bonito que refleja la buena sintonía que hay entre su hijo y la Socialité, pero segundos más tarde pedía a la prensa que dejaran de hacerle preguntas para desaparecer del foco.