SANTA FE.- En un intento por contener la alta presión de pesca de sus ríos, favorecida por la constante instalación de plantas frigoríficas que procesan y exportan pescado, a lo que se suma la bajante prolongada que verifican los caudales hídricos en el Litoral, el gobierno santafesino anunció que a partir del 3 de diciembre próximo, y por el término de un año, se suspenderá el acopio de pescado de río con destino a la exportación.
La medida alcanzará a las especies capturadas en el río Paraná y sus afluentes, pero no prohíbe la pesca (respetando las medidas múltiples de cada pieza) ni afecta el consumo local, ni a la venta de peces provenientes de criaderos.
“Con estas medidas, el gobierno provincial busca ordenar la pesca y conservar las especies del Paraná, garantizando que esta actividad -de la que dependen cientos de familias pescadoras- pueda continuar en el tiempo de manera sustentable. Se busca cuidar los recursos pesqueros ante la delicada situación ambiental que atraviesa la región”, sostuvo un comunicado.

En paralelo, desde hace dos semanas, Santa Fe estableció una veda total para la pesca comercial y deportiva del surubí pintado y atigrado, vigente del 1° de noviembre al 31 de diciembre de 2025.
La reacción de los pescadores independientes no se hizo esperar. Ayer, un grupo de los denominados “trabajadores del río” realizaron cortes intermitentes a la circulación vehicular por la ruta nacional 168, que une esta capital con Paraná, Entre Ríos, vía el túnel subfluvial “Uranga-Sylvestre Begnis”. La protesta se llevó a cabo a la altura de la Fuente de la Cordialidad, cerca del tradicional Puente Colgante sobre la laguna Setúbal, en reclamo el anuncio estatal.
“[La decisión del gobierno provincial] no perjudica a las empresas, porque pueden seguir acopiando pescado en Paraná o traerlo desde Buenos Aires. Pero nosotros no tenemos cómo seguir trabajando. El 75% de los pescadores abastece a frigoríficos, mientras que el 25% restante vende al mercado interno, que actualmente está colapsado y sin ventas”, justificó la protesta Jesús Pérez, presidente de la Asociación de Pescadores de Santa Fe, en diálogo con LA NACION.
“Pedimos que se retome la ley (provincial) 12.212, que permite cuidar los recursos tres meses al año. Sin embargo, el gobierno santafesino decidió un cierre de exportación que no garantiza la conservación del recurso porque las empresas compran en Entre Ríos y Buenos Aires. Queremos cuidar el recurso, pero también proteger a las familias de los trabajadores del río”, insistió Pérez.

Justificaciones
Por su parte, el gobierno santafesino explicó que la resolución responde a un “contexto ambiental crítico”, ya que los estudios más recientes del Proyecto Ebipes -que integran Nación, provincias, universidades y la Prefectura Naval- revelan una drástica caída en los niveles hidrométricos y en la población de sábalos con capacidad reproductiva: solo seis de cada 100 ejemplares están en condiciones de reproducirse. “Este dato resulta inquietante, ya que el sábalo es la base de la cadena alimentaria del río Paraná y una de las principales especies destinadas a consumo interno y exportación”, subrayó.
Al respecto, Enrique Estévez, ministro de Ambiente y Cambio Climático, recordó que el sábalo es un eslabón clave del ecosistema y también de la economía pesquera. ”La evidencia científica es contundente: necesitamos reducir la presión extractiva para asegurar su sostenibilidad”, dijo el funcionario para luego aclarar que “la medida no afectará el consumo local ni la exportación de peces de criadero. ”Buscamos preservar la biodiversidad y garantizar el futuro de la actividad pesquera”, resaltó.
La falta de peces maduros, especialmente del sábalo, es una preocupación seria debido a la pesca excesiva y la bajante histórica del río. El gobierno de Santa Fe, en tanto, implementó medidas para proteger las poblaciones de peces, como la veda temporal para la exportación a partir de diciembre de 2025 y prohibiciones permanentes o temporales para ciertas especies como el surubí, el dorado y el pacú.
Los sectores consultados por este diario coincidieron en señalar que “la situación crítica del sábalo se origina por múltiples factores: la bajante prolongada del río Paraná, las bajas temperaturas y la intensa presión pesquera».
“Los niveles actuales del cauce generan una desconexión entre el río y las lagunas de desove, lo que dificulta la reproducción natural. A esto se suma la captura de ejemplares adultos -los únicos con capacidad reproductiva-, lo que agrava aún más el panorama”, resumieron las explicaciones.
Debe recordarse que el sábalo, que se alimenta de sedimentos y materia orgánica del fondo del río, es también alimento esencial para especies como el dorado y el surubí. Por eso, su disminución impacta no solo en el ecosistema, sino también en la economía regional y en el consumo interno, ya que abastece a pescadores artesanales, frigoríficos y mercados locales.