Diego Simeone, tras el 0-4 de Atlético Madrid ante PSG en el Mundial de Clubes: enojo, fastidio y lamento

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Lo vivió con la intensidad de siempre. Con las pulsaciones a mil y la ilusión inmensa de dar el gran golpe. Sin embargo, todo se escapó como un puñado de arena en las manos. Diego Simeone empezó el partido de Atlético Madrid contra PSG con el pecho inflado, y lo terminó pidiéndole al árbitro que lo termine cuando su equipo perdía 3 a 0 y el juez iba a revisar un posible penal al monitor (que finalmente convalidó y terminó en el cuarto gol del campeón de la Champions). Los aplausos irónicos tras el pitazo final fueron un canto a la impotencia.

El mazazo para el DT argentino fue fuerte. Sobre todo porque lo vio venir y no pudo hacer nada para impedirlo. “Ellos van a venir a presionar rápido. Necesitamos tener la personalidad y los huevos para salir de esa situación. Si no salimos de esa situación no podemos progresar”, les dijo a sus dirigidos durante la pausa para hidratarse de la primera etapa, con el partido 1 a 0.

Por eso el fastidio en la jugada que dejó a Vitinha solo frente al arco, antes de que el portugués marque el 2 a 0. Por eso el lamento de rodillas cuando a los 37 minutos del segundo tiempo Alexander Sørloth tuvo el descuento en sus pies, pero casi debajo del arco, y sin oposición, remató por arriba del travesaño.

Pudo ser el 1-2 que invitaba a un epílogo mucho más entretenido, aún a pesar de la enorme diferencia entre unos y otros. Aunque la percepción es que PSG hizo lo que quiso y si el encuentro terminó 4 a 0 fue porque el campeón de la Champions League no quiso marcar más.

Por eso el enojo con un periodista en la conferencia de prensa, ante la consulta a su decisión de jugar con Griezmann de entrada y no con el delantero noruego: “Sinceramente, no creo que tu comentario sirva para sumar algo. Al contrario, busca una opinión conflictiva. Sørloth tuvo una oportunidad hermosa que pudo ser el 1-2 que nos podía meter en partido. Interpreté que el partido lo teníamos qe jugar con Griezmann y Julián de entrada, y por eso lo hice así“.

En relación al rival, el Cholo no escatimó elogios: “Paris es un equipazo. Un equipo de jóvenes. A Luis (Enrique) se le ocurrió que precisaba alguien para mejorar la banda izquierda, sacaron 70 millones y compraron a (Khvicha) Kvaratskhelia. Quieras o no, eso es importante. Después, hay que hacerlos jugar y que respondan como responden. Pero es un equipo que siempre puede sumar buenos jugadores y ahora son un equipo».

Además, ante la consulta sobre el árbitro István Kovács, que anuló un gol de Julián Álvarez por una falta previa advertida por el VAR y más tarde sancionó penal, por una mano que también vio la tecnología, el DT argentino resumió: “Después de 14 años no hablo más de los árbitros. Basta. Me cansé. Me aburre hablar de los temas arbitrales porque es reiterativo, y sino parecemos víctimas. No me siento víctima de nada y jugamos contra un gran equipo que jugó mejor que nosotros. Pero los detalles son evidentes».

La imagen de Simeone al costado del campo resumió todo. París Saint-Germain acababa de completar una sinfonía perfecta y el Atlético de Madrid, en cambio, solo tocó las notas equivocadas. El 0-4 del debut en el Mundial de Clubes no solo fue una trompada inesperada: fue también una alarma encendida con luces rojas y sirenas ensordecedoras.

Nadie en la previa se hubiera animado a proyectar una diferencia tan amplia. Sí es cierto que PSG venía de levantar la Champions League con una actuación histórica frente a Inter de Milán con el inolvidable 5 a 0 en la final.

Simeone parece ensayar un reclamo; el DT argentino elogió el juego de PSG, que no dejó dudas en su estreno mundialista

Y sí, también, Luis Enrique encontró el equilibrio justo entre talento y rigor táctico. Pero el Atleti no llegaba en crisis. Había completado una temporada respetable en LaLiga y con el impulso de una base sólida con acento argentino. Sin embargo, lo que ocurrió en el césped fue una radiografía cruel: mientras los franceses parecían bailar sobre la pelota, los españoles corrían detrás de ella sin rumbo. La posesión evidenció la humillación: 75% a 25% en favor del conjunto galo.

Ruiz, Vitinha, Mayulu y Kang-in (de penal) marcaron los goles de un PSG que dominó desde el primer minuto al último. Lo hizo con autoridad, sin exagerar, pero sin piedad. Aceleró cuando quiso y golpeó cada vez que se lo propuso. Cada pase encontraba destino con precisión casi perfecta (94% de eficacia), cada movimiento desorientaba al rival, cada ataque hasta el fondo tenía sabor a gol. El equipo de Luis Enrique jugó con una intensidad que el Atleti no supo ni cómo contrarrestar ni cómo igualar. Y lo pagó carísimo.

Mayulu celebra el 3 a 0 ante la desazón de todo Atlético de Madrid

Como si se tratara de una pesadilla que se repite con nuevas formas, la goleada en el estreno se sumó al doloroso archivo de noches oscuras del ciclo Simeone. Algunas muy frescas en la memoria, como el 3-5 frente a Real Madrid en la semifinal de la Supercopa de España 2024. O aquella eliminación en Champions League a manos de Cristiano Ronaldo y la Juventus en 2019, con un hat-trick en Turín que borró el 2-0 de la ida. También el 0-4 ante el Dortmund en la fase de grupos de la Champions 2018/19, donde el equipo alemán lo pasó por encima con vértigo y precisión. Ni hablar del 0-4 frente al Bayern Munich en el inicio de la temporada 2020/21, que igualó la peor caída europea del técnico argentino.

La pregunta, inevitable, es si este nuevo golpe afectará el temple de un equipo que aprendió a resistir cuando el viento sopla en contra. Porque más allá del poderío del PSG, la preocupación nace por la forma. Por la ausencia de rebeldía, de respuestas tácticas, de conexión emocional con el juego. Por la falta de chispa en futbolistas que saben cómo competir, pero que esta vez fueron superados sin atenuantes.

Vitinha celebra el 2 a 0 parcial de PSG sobre Atlético de Madrid

Vamos a ir a ganar el Mundial de Clubes, ese es nuestro objetivo”, le había dicho Simeone a LA NACION poco antes del inicio de este torneo. Y agregó: “¿Quién nos podía tocar en nuestra zona? El campeón de la Copa Libertadores (Botafogo) y el campeón de la Champions (Paris Saint Germain). Después de 14 años, lo único que me importa es salir campeón. Todos los otros pasajes ya los he atravesado. Pero claro, para salir campeón hay que caminar un camino que es largo y difícil”. Su equipo, este domingo, quedó muy lejos de esas aspiraciones altas de su carismático entrenador.

El Cholo sabe que está ante un desafío mayúsculo. Porque ya no hay margen de error y el jueves próximo ante Seattle Sounders (a las 19), tendrá que aparecer el Atleti más conocido: el combativo, pero también el que impone su juego y presiona, y es protagonista, y gana. Con personalidad, claro, pero también con juego y con fútbol. Enfrente, el PSG mostró un abanico de razones para que quede claro que es un uno de los grandes candidatos a ganar este Mundial de Clubes, o quizás el gran candidato. Ya sin Mbappé, pero con un equipo trabajado, maduro, ambicioso y voraz.

Luis Enrique entendió que la grandeza no solo se compra: también se construye. Y con esta versión aceitada, el club parisino parece decidido a levantar otro trofeo y dejar atrás su historia de frustraciones internacionales.

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