Globalmente se lo conoce como el “Doctor Doom”. Su traducción local es “Doctor Catástrofe”. El apodo lo ganó por predecir de manera acertada el estallido de la burbuja inmobiliaria de los Estados Unidos y la crisis financiera de 2008. También advirtió cuando pocos lo hacían que el efecto del Covid-19 sería una parálisis profunda de la economía.
Nouriel Roubini nació en Turquía y es uno de los economistas contemporáneos más reconocidos a nivel global. Es profesor de Economía en la Escuela de Negocios Stern, de la Universidad de Nueva York y presidente de la consultora RGE Monitor. Su tono es claro, pausado y con un seguimiento al detalle de lo que pasa en el país. En una entrevista exclusiva con LA NACION describe porqué está convencido que esta vez será diferente para el futuro del país. Admite que el resultado de las elecciones será decisivo para el país y que la dolarización hoy no es viable. Anticipa una economía en crecimiento y que hay que aprovechar la apreciación para reforzar reservas.
– ¿Cuál es su opinión sobre la actualidad de la economía argentina?
Soy muy positivo y constructivo respecto a la economía argentina. Lo he sido desde que fue elegido el presidente Milei. Desde muy temprano en su gestión implementó cambios de política fuertes: austeridad fiscal, reducción de la inflación, reformas estructurales y liberalización. Tuve el honor de conocerlo a principios de este año, cuando lo visité para conversar sobre la política económica.
Creo que, finalmente, después de décadas de políticas equivocadas que llevaron a la inflación, defaults y demás, la economía argentina está en el camino correcto por primera vez.
– ¿Qué opina sobre las elecciones del domingo pasado, cuando el presidente Milei y su equipo ganaron y sorprendieron en la provincia de Buenos Aires?
Estas elecciones fueron muy importantes. El hecho de que hayan logrado una victoria tan fuerte demuestra que el pueblo argentino comprendió que la política anterior, que los llevó al desastre económico, debía detenerse.
Ahora se debe continuar con las reformas fiscales, la austeridad, las reformas estructurales y la liberalización. Todo esto conducirá al crecimiento económico y al éxito.
Estas políticas no solo impulsan la economía, sino que también atraen inversión extranjera directa masiva al país. No solo en recursos naturales —que son abundantes, incluyendo energía—, sino también en tecnología.
– Recientemente hubo anuncios de que OpenAI invertiría unos US$25.000 millones en la Patagonia argentina…
Así que podrían ingresar decenas de miles de millones en inversión. Ahora hay más estabilidad política y acercamiento a partidos moderados para formar una coalición que permita aprobar reformas mediante acción legislativa y no solo por decretos.
Los resultados de las elecciones confirman que existe un amplio apoyo popular para las políticas económicas correctas y eso es un buen augurio.
– ¿Qué tan importante fue el apoyo del Tesoro de los Estados Unidos en la última elección? Me refiero a los US$ 40.000 millones que formaron parte del swap.
Bueno, esa línea de swap empezó recién. No creo que el anuncio haya tenido un gran impacto en las elecciones, pero sí mostró que la administración estadounidense respaldaba la política de Milei.
Eso dio una señal internacional de apoyo a la austeridad fiscal y las reformas económicas que el presidente electo impulsaba.
Creo que ganó por su propio historial. Pero, como había inquietud en Estados Unidos por la moneda y la liquidez, esa línea de swap ayudará.
La Argentina no tiene un problema de solvencia, sino de liquidez a corto plazo. Así que esa herramienta será útil dentro de una agenda más amplia, pero no es lo más importante.
– ¿Por qué cree que después de los datos concretos de las elecciones, los mercados están tan optimistas con los resultados y también la presión sobre el dólar está disminuyendo?
Había incertidumbre antes de las elecciones, incluso por lo que ocurrió en septiembre con las elecciones provinciales. Ahora la situación es distinta, Milei obtuvo un mandato fuerte para continuar con las políticas correctas.
Al obtenerlo, los mercados se dispararon porque saben que este tipo de políticas conducen al crecimiento, la estabilidad financiera, el fortalecimiento de la moneda y la reducción del riesgo país. Los fundamentos fiscales y externos del país son sólidos.
Los mercados esperaban un reconocimiento electoral, una validación del pueblo argentino a las reformas implementadas. Yo era optimista: no querían volver a las políticas fallidas del pasado. El resultado fue incluso mejor de lo esperado: un aval del pueblo y de los mercados a las políticas económicas correctas.
– ¿Por qué cree que la gente apoyó este modelo aun en los casos en los que el ajuste los afecta?
Hubo cierta desaceleración del crecimiento este año por la incertidumbre política. Pero la economía va a crecer fuertemente en los próximos años.
El presidente Milei se aseguró de que hubiera una red de protección social para los más vulnerables. Por supuesto, se necesita coraje para hacer un ajuste fiscal primario del 5% del PBI que el país necesitaba. Había mucho gasto innecesario que no ayudaba a los pobres.
Creo que veremos una mejora en la confianza empresarial y del consumidor, un gasto de capital significativo —doméstico y extranjero— y hasta 70 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, creando nuevas oportunidades económicas para gran parte de la población. Incluso los argentinos entendieron que sufrir un poco a corto plazo es lo correcto, porque antes había una mala gestión masiva.
La inflación superaba el 20% mensual, lo que reducía los ingresos más que cualquier otra cosa. Sorprendentemente, la gente estuvo dispuesta a hacer sacrificios por un futuro mejor.
Los resultados confirman eso: aceptar un dolor a corto plazo para obtener un beneficio a largo plazo y eso es un gran aprendizaje de cara al futuro.
– ¿Qué tan importante es el éxito de la Argentina para América Latina?
Es muy importante. En los últimos años, algunos países latinoamericanos adoptaron administraciones populistas de izquierda —no extremas— con políticas mixtas que en algunos casos perjudicaron bastante.
Lo que ha hecho el presidente no solo es bueno para Argentina, sino que demuestra que hay un modelo económico de política orientada al mercado.
Se puede hacer austeridad fiscal, mantener la inflación bajo control, impulsar reformas económicas y aumentar el crecimiento potencial.

Dado que habrá elecciones en varios países latinoamericanos en los próximos años, el éxito de la Argentina es un ejemplo hacia políticas más ortodoxas y responsables. El crecimiento inclusivo ayuda a todos en la sociedad y permite que todos se beneficien si las reformas se hacen de manera correcta.
– ¿En qué impacta?
En el progreso de toda la región, del continente americano.
¿Qué tan optimista es sobre el crecimiento de la economía argentina?
Cuando hay incertidumbre política, la confianza de inversores y consumidores cae hasta que hay claridad. Y ahora la hay. Esa claridad genera estabilidad política y reformas adicionales. Ese sentimiento, por sí solo puede impulsar la actividad económica, además de las políticas correctas.
Veo crecimiento económico y espero una aceleración significativa a corto plazo.
– ¿Cree que la dolarización es un camino conveniente?
No creo que la dolarización sea una opción real. El país no tiene reservas suficientes para hacerlo. Ni siquiera creo que los responsables de política económica lo estén considerando seriamente. Algunas personas lo proponen, pero no es posible. Estoy seguro de que el gobierno busca moverse hacia un tipo de cambio flotante. Con disciplina fiscal y política monetaria coherente para reducir la inflación, además de reformas tributarias y liberalización, la moneda podría incluso apreciarse.
Si las reservas aún son modestas, lo razonable sería aprovechar cualquier apreciación para recomprar divisas y reconstruir reservas. No les estoy diciendo qué hacer, pero veo más probabilidad de fortalecimiento de la moneda y oportunidad de acumular reservas con el tiempo.
– ¿Cuál es su opinión sobre el equipo económico y el rol que tienen por delante?
Tuve la oportunidad este año y en varias reuniones del FMI de conocer a miembros del equipo económico. He tratado con muchos responsables de política económica en el mundo durante décadas, y estas personas son super competentes, excelentes y comprometidas con hacer lo correcto. Son sofisticadas, entienden de economía, política y mercados.
Creo que el presidente confía en ellos, y su liderazgo refuerza aún más al excelente equipo de política económica. Estoy realmente impresionado.
– ¿De qué depende la sostenibilidad del modelo económico argentino en el futuro?
De continuar y profundizar las políticas implementadas hasta ahora. La regla número uno es mantener disciplina fiscal, reducir desequilibrios y sostener una política monetaria comprometida a bajar la inflación a niveles de un solo dígito.
También mantener un régimen cambiario competitivo y estable, e implementar reformas estructurales que liberalicen la economía, generen confianza, inversión y nuevas oportunidades. La Argentina tiene abundantes recursos naturales, excelente capital humano, físico, fuentes de financiamiento y, sobre todo, capital social e institucional. Lo que faltaba era estabilidad y reformas políticas, y ahora se están haciendo. Incluso la oposición quiere estabilidad económica.
El gobierno puede acercarse no solo a sus aliados, sino también a opositores moderados que buscan el éxito del país y dejar atrás los errores del pasado. La administración actual busca ahora consolidar políticas correctas para la nación.
– ¿Qué ocurrirá con el riesgo país?
El aumento del riesgo país se debió, en mi opinión, a un pánico inicial por los resultados y las políticas posteriores. Esos spreads no tenían sentido porque los niveles eran manejables. No hay un déficit que requiera emisión excesiva de deuda. El país está en un proyecto totalmente sostenible.
El aumento fue puro pánico, pero se reducirá: el país recuperará acceso a los mercados y podrá financiarse a tasas razonables. Cuando las políticas son correctas, todo —incluidos los spreads soberanos— mejoran. Esto es un reconocimiento del mercado y una confirmación política de que las políticas correctas continúan.
