MADRID.— Aterrizó en la capital española y pocas horas después se presentaba en un íntimo encuentro para dar un anuncio en los Teatros del Canal: el año próximo regresa a los escenarios, al prestigioso Teatro San Martín, para protagonizar una ópera rock con temas de Charly García. El musical está ambientado durante las Invasiones Inglesas y narra estos sucesos desde una perspectiva femenina. La emoción de la noticia que se guardaba bajo siete llaves, el inicio de su gira por España y el jet lag la mantuvieron en vilo hasta las 3 de la mañana.
El bullicio de Gran Vía se interrumpe cuando se atraviesa la pesada puerta del teatro donde Elena Roger conversará con LA NACION. Allí se presentó la semana pasada, después de un concierto en Valencia, y mañana lo hará en Barcelona. El recital es una selección de su exitoso repertorio de canciones de musicales a los que le puso el cuerpo, la voz y el alma.
Invasiones I. No bombardeen Buenos Aires, escrita y dirigida por Ricardo Hornos, se estrenará en marzo de 2026 en la sala Casacuberta del Teatro San Martín, una producción del Complejo Teatral de Buenos Aires y Club Media. Roger interpretará a la farolera, un personaje que oficia como hilo conductor de los sucesos de 1806 y 1807, y estará acompañada por 30 artistas en escena. Para conformar el elenco, durante septiembre se hicieron audiciones cerradas en el Teatro San Martín, pero habrá también una segunda ronda de pruebas abiertas para el ensamble.
En la vida de Elena Roger hay disciplina, estudio, la búsqueda por la exactitud y la perfección, pero también la casualidad tejida con mensajes que enriquecen el sentido de su existencia. El 27 de octubre, el día de su cumpleaños, se presentó en Valencia, de donde eran sus bisabuelos paternos, los Roger. “No puedo pasar por alto estas cosas que me suceden, ir a esos pueblos de donde vinieron”.

Del lado materno sus raíces se remontan a los Jones que vivían en Dolwyddelan, en el norte de Gales, que significa “la heladera de Elena”, paraíso terrenal que inspiró su nombre. En la carrera de esta artista descomunal hay también simetrías, como el arco de haber hecho Evita, escrita por ingleses, y en el futuro una obra de ingleses, escrita por un argentino. Y, además, hay otro hecho que en este momento cobra particular relieve. Su representante inglés se apellida Beresford, como el comandante William Carr Beresford, quien comandó al ejército británico en 1806 en la invasión inglesa. “Él siempre hablaba de un antepasado suyo que había sido militar”, celebra Roger estas tramas que atraviesan el tiempo, generaciones, espacios y culturas.
–¿Qué es aquello que más te sorprendió a la hora de ser convocada para interpretar un musical con música de Charly García ambientado casi dos siglos antes?
–Conocí a Ricardo Hornos, argentino, el director y autor, cuando hice Evita en Broadway y fuimos cultivando una relación que se convirtió en una relación de mucha amistad. Lo primero que te encontrás es con la cantidad de letra que escribió Charly, la profundidad, todo lo que se puede contar con esas letras, y lo dual que es todo el tiempo porque es genial que él haya escrito sobre cosas que tenían que ver con una época del país, en los ochenta, que pasándolas al 1800 son igual de significativas. Se cuenta la historia con pedazos, fragmentos, canciones enteras, y alguna que otra letra modificada porque tiene que contar el relato de las Invasiones Inglesas. Me llena de orgullo poder hacerlo en un teatro público, que sea un musical, ópera rock, con historia argentina de uno de nuestros más grandes compositores. Se va a empezar a hacer un workshop en diciembre, y se comienza a ensayar en febrero. Es un intento, y espero que sea exitoso, de encontrar la manera de contar nuestra historia.
–Brillaste en escenarios muy exigentes del mundo, en Broadway y el West End. ¿Sentís que sos o que tenés el peso de la responsabilidad de ser, en cierto modo, embajadora argentina fuera del país y también dentro, ahora, con este musical sobre las Invasiones Inglesas?
–Siento que tengo oportunidades, como ahora con esta gira, de llevar la cultura y de representar de alguna manera a mi pueblo, a mi Argentina, y también me da ilusión que vengan argentinos a ver el espectáculo. Sé la importancia que significa estar fuera de tu país y siempre me siento con gran responsabilidad, pero no creo ser un embajadora. Con las Invasiones Inglesas lo que siento es orgullo.
–Sos amiga de Tim Rice, el compositor de Evita; tenés amigos ingleses. ¿Cómo pensás que se va a percibir la obra fuera de la Argentina?
–Es el relato de lo que ocurrió. Yo creo que ni ellos saben que una vez invadieron la Argentina, o dos veces. En ese momento los europeos estaban viendo quién se quedaba con nosotros, si los españoles, los franceses. En ese momento estaba Napoleón haciendo lío en España. Estaban todo el tiempo viendo quién se quedaba con América. Y, de alguna manera, había algo también hasta quizás salvador de la invasión. Los ingleses vivieron 45 días en la Argentina en la primera invasión, avalados en un punto por algún sector también. Éramos colonia.
–¿Considerás que es un musical político?
–Es un relato de ese momento. Es muy histórico. Cuando empecemos a ensayar, “cualquier parecido con la realidad” puede llegar a aparecer. Estoy segura de que aparecerán cosas muy interesantes porque la historia siempre se repite. Creo que vamos a tener la fortuna de estar acompañados por Felipe Piña, que estará dando vueltas para ayudarnos, para enseñarnos.
–Me resulta muy interesante que la historia argentina, en este caso las Invasiones Inglesas, tenga una narradora mujer, que es el personaje que vas a interpretar.
–Sí, aunque la mujer en esa época no tiene un rol protagónico en la sociedad. Estamos hablando de una época muy masculina. Es interesante que salga de este personaje inventado, porque no sé siquiera que hubiera una farolera por entonces. Ella va contando también su propia historia. También estarán los próceres como personajes, Santiago de Liniers, Juan Martín de Pueyrredón, todos aquellos que lucharon en las invasiones.
–¿Viste el musical Hamilton, de Lin Manuel Miranda? Te lo consulto porque allí se cuenta la historia nacional con música de otro siglo, pop, rap, balada, y hay una construcción muy particular de la historia.
–Esa obra es fantástica. Toda esa música es un plus porque acerca a las nuevas generaciones a la historia de un país.

–Los argentinos tenemos versos de Charly García en la cabeza, fragmentos que los llevamos a nuestra vida cotidiana. ¿Vos tenés los tuyos?
–Sí, claro: “Mientras miro las nuevas olas yo ya soy parte del mar”.
–¿Acudís a los personajes que interpretaste en ocasiones, vas a buscarlos en algún momento para que te guíen?
–Sí, y en los conciertos canto muchas veces la misma canción y se resignifican los textos. Todos los personajes que hago, que vivo, quedan en mí. Es como leer muchas novelas. ¿Por qué es linda la lectura? ¿Por qué son lindas las novelas? Porque nos damos cuenta de cómo es la vida de otros también. O veo: “Mirá cómo resolvió Fulanito tal cosa”. O: “Mirá lo que le pasó y no me gustaría que me pase. Hay que evitar ese camino”. Los personajes son ejemplos para compartir con la humanidad, espejos de lo bueno y de lo malo, de lo que nos gusta y lo que no nos gusta.
–Vuelvo a Charly García porque me viene a la cabeza “Buscando un símbolo de paz”. Tenés una claridad en la expresión, una serenidad. ¿Eso es algo en lo que trabajás que te es propio desde siempre?
–Sí. Siempre tuve una búsqueda pacífica. De espiritualidad. Hay momentos donde la vida te pasa por encima y no lo lográs. Yo siento que el despedir a mis padres me colocó en otro lugar en la vida. Hay mucho ruido en la vida, en el universo. Hay mucha distorsión. La vida nos lleva por caminos para pensar, consumir. Consumir desde cosas que no necesitamos hasta noticias que no necesitamos, hasta noticias inventadas. O aparecen cosas para atraer nuestra atención. Y nos olvidamos de estar internamente conectados con quiénes somos, cada uno de nosotros. Nos ponen la vara muy alta para ser un buen profesional o persona. Cuánta plata tenés que tener, tener un auto, un departamento, una casa, una casa para vivir afuera, hijos, ser siempre joven. Se cultiva también mucho el odio y se alimenta mucho eso.
–¿Cómo hacés para lograr el equilibrio y la armonía en este mundo tan lleno de vértigo?
–Hay temas que no me hacen bien y he encontrado en este momento un equilibrio y una paz interior que quiero sostener después de toda la vorágine que fue atender a mis padres y despedirlos. Entonces, hay temas que no los toco, no me importa la política, no quiero discutir cosas que me llevan tiempo y que son mentiras.
–Ni de Javier Milei cantando a Charly García en un recital….
–No quiero. No me gusta alimentar eso. Porque ya solamente decir que no quiero alimentar algo hace que me ponga nerviosa, ¿entendés? Porque siento que nuestra cabeza se desvía. No podemos mover un mar entero, hay cosas que no podemos modificar, pero si nos modificamos internamente, y yo creo mucho en la energía, siento que si vibramos en una realidad donde prime el amor, el respeto, los buenos comportamientos, el no criticar al otro, el no juzgar todo el tiempo, eso se puede contagiar al resto. Tu casa se tiñe de otro color, con tus amigos en las reuniones se habla de otra cosa. Siento que esa energía interior que tenemos es el único poder que tenemos individualmente.
Elena Roger nació en Barracas, barrio que sigue siendo su hogar y refugio en el mundo. Cuando tenía 17 años representó a sus compañeros en una prenda del mítico programa de Canal 9 Feliz domingo. Delante de Silvio Soldán entonó a capella, acompañada por un walkman que le indicó el tono, un aria. El segmento “Yo sé” y los escribanos que evaluaban la destreza de la joven participante fueron unánimes. Esta victoria les brindó un pasaporte a la final y al concurso al azar para elegir la llave que habría “el cofre de la felicidad”. En YouTube puede verse a Roger logrando la segunda victoria de la tarde y obteniendo el premio mayor: un viaje a Bariloche. Desde entonces, no ha dejado de viajar, de recorrer caminos y escenarios, y de ganar premios, aunque posiblemente su mayor logro haya sido cultivar la paz interior.
Es un referente mundial del musical. Con la compañía de Miguel Ángel Zotto, de la mano de Tangox2, se instaló en Londres por una temporada, donde se reencontró con una amiga, que poco tiempo después terminó trabajando en la productora de Andrew Lloyd Webber. Su amiga viajó a Buenos Aires para recabar material para la producción y allí vio a Roger en la piel de Mina Mazzini, la diva de la canción italiana que se cansó de la popularidad y se retiró de la vida pública. Mina… che cosa sei?!?, el espectáculo que creó en 2003 con Valeria Ambrosio junto a Gaby Goldman y Diego Reinhold, tuvo un revival exitoso en 2024. Fue esta amiga quien insistió para que se le tomara una audición a Roger para el papel de Evita. Hay en la vida y en la carrera de Roger una sensación de que todo encaja, de que a su alrededor hay personas valiosas que constituyen su red y catapulta. Donde todo fluye y es canalizado por una dimensión no material en la que ella cree, llamada energía.
Roger ha realizado temporadas en Londres donde fue nominada a los Premios Olivier con las tres obras que protagonizó en el West End: Passion, Evita y Piaf, premio que obtuvo por esta última interpretación. Además interpretó ese musical en Madrid y durante dos temporadas en Buenos Aires, en 2010, en 2022, en el Liceo. Otro musical icónico de su carrera es Evita, una producción de más de dos horas de duración donde Roger jamás salía de escena, que tuvo su versión en Broadway. Allí Roger compartía el escenario con Ricky Martin, en la piel del Che Guevara, y Michael Cerveris, quien interpretaba a Juan Domingo Perón. Los últimos 15 días de aquella temporada en Broadway, Roger se subía a escena embarazada de su primera hija: “Ese momento tan importante de mi carrera fue coronado con la llegada de mi hija”. Su pareja es el actor Mariano Torre, a quien nombra en reiteradas ocasiones en la conversación, con quien tiene dos hijos, Vida y Risco.
–Hiciste en 2010 una temporada en Madrid con Piaf. ¿Qué emociones te genera volver a España?
–Para mí es como una cosa nueva volver, porque pasaron muchas cosas, muchos años, mucha vida. También vine en 2015 con mi banda cuando Lino Patalano me llevó a los Teatros del Canal. Cuando vine a hacer Piaf acababa de conocer a mi pareja, el amor de mi vida, Mariano Torre, y después con él tuve hijos. Y después me faltaba ir a trabajar otra vez a Londres, hacer Passion. En el medio tuve proyectos diversos, y después fui a trabajar a Broadway en 2012, y después me convertí en madre. También grabé discos con Escalandrum, la gran banda de jazz liderada por Daniel “Pipi” Piazzolla, grabé canciones de María Elena Walsh, canté con Joan Manuel Serrat. Después vino la pandemia. Siento que pasó tanto tiempo…
–¿Con qué público pensás que te encontrás en esta gira por España?
–Volver a España es como volver a empezar. Hace ya 10 años que no piso Madrid para cantar, y es como volver a empezar porque no cultivé un público. Sin embargo, hay mucha gente más fanática de los musicales ahora y como, de alguna manera, entro en la historia de la comedia musical internacional, pretendo que a lo mejor un poco de ese público pueda venir. Y también de los argentinos que están acá y que conocen mi carrera. Entonces es como un poco empezar, empezar de nuevo, pero con mucha emoción y muchas ganas de compartir con este público de acá esta experiencia. España es una plaza que me gustaría conquistar… es fea la palabra conquistar. No, me gustaría poder compartir lo que hago.
–¿Cómo hacés para elegir las canciones del repertorio, cuál es tu criterio de selección? ¿Elegís las que más te gustan? ¿Elegís las más representativas o famosas de una obra?
–Fue re difícil. En general, siempre elijo el repertorio por categorías: los musicales por un lado, los tangos, por el otro. Pero en esta oportunidad me gustó tirar todo por el aire y hacer un concierto ecléctico en cuanto al estilo de música. Entonces pasamos por musicales emblemáticos que hice yo, como Los Miserables, Evita, Piaf, Passion, hasta cantar cosas de Cabaret, Piazzolla, algún bolero de Chico Novarro. Hicimos un repertorio que, de alguna manera, cuenta un poco quién soy y vamos tocando estas canciones mezcladas con el acompañamiento de piano de Nicolás Guerschberg, que es como tener una orquesta y él logra que podamos cambiar de estilo muy fácilmente.
–¿Vas a ir intercalando tu interpretación con fragmentos de diálogo con el público? ¿Cuánto hay de improvisación y cuánto de textos aprendidos?
–Aprendido no hay nada de memoria, ya sé lo que más o menos tengo que decir. Hay algo que es un discurso que me hace también ser fresca en el momento. Y también eso lo que me permite es vivir en el momento, qué pasa con el público y lo que es cada uno de los lugares. Es lindo también poder hacer contacto con el público en este tipo de conciertos porque no estás atrás de un personaje.
–Ya sabés quién sos. Y quizá suene un poco obvio, pero hay gente que nunca sabe quién es y pasa el tiempo y sigue sin averiguarlo.
–Este espectáculo me invita a hacer el ejercicio de entender quién soy, a buscar, por ejemplo, por qué canto esta canción, por qué la elijo, cómo hago el relato de mi vida. Fue un ejercicio muy interesante, quedaron mil canciones afuera, hay algunas que las cantaremos en los bises y hay otras que no van a poder entrar en un concierto de casi dos horas.
–¿Cómo controlás la emoción de las canciones que cantás? Tras la muerte de tus padres o estando lejos de la Argentina, quizá algunas canciones se resignifican.
–Mirá, yo siento que este viaje, esta gira, que estoy haciendo es muy significativo, porque yo ya soy huérfana. Mi papá falleció en noviembre. Ellos eran grandes y tenían que irse en algún momento y no la estaban pasando bien. Me apena que no hayan tenido otro tipo de vejez [su papá tuvo un ACV en 2001, a causa del estrés de la crisis, quedó hemipléjico y perdió el habla]. Ya cumplí 50, me quedé huérfana, mis hijos ya son un poco más grandes, aunque son niños, porque tengo el más chico tiene 7 años y 12m la más grande, pero ya en breve voy a entrar a las secundaria. Esto es como un comienzo para mí.
–Ahora que tus hijos están más grandes, ¿te irías otra vez a vivir afuera, a hacer temporada fuera del país con tu familia?
–Bueno, sí, capaz que sí. En realidad, se tienen que presentar las oportunidades y que todo se dé para que eso suceda. Porque también tiene que coincidir que Mariano pueda, que los chicos puedan, porque también los estás sacando de sus vidas. Capaz que no, que puedo yo ausentarme un tiempo.
–¿Les fomentás a tus hijos la creatividad?
–Sí, ellos viven en la creatividad. Les cantaba mucho cuando eran chicos y en casa escuchan música de todo tipo. Ellos ya están grandes y eligen qué quien ver o escuchar. Mi hija está todo el tiempo bailando.
–¿Cómo lográs cada noche renovar la energía de lo que estás cantando?
–Creo que se arma un conjunto de todo con la gente que lo escucha en vivo con vos misma. Es difícil de explicar.

–¿En qué pensás cuando estás interpretando una canción? ¿A veces pensás en vos? ¿Viaja en ocasiones tu cabeza a tu propia historia, cantando ya caracterizada como Piaf o como Evita?
–No, busco conectar con la gente cuando canto, pienso en el mejor modo de contar la historia. Transmitir desde la mirada y contar la historia de lo que estoy cantando. Estoy muy concentrada, enfocada y también disfruto mucho cantar. Cuando estoy con el pianista y surgen cosas nuevas, es muy disfrutable.
–¿Crees en la rencarnación, en la vida más allá?
–Sí, creo que estamos habitando estos cuerpos y que después de esto habrá algo más. Pero yo no tengo la verdad, nadie tiene la verdad. Pero se habla mucho del pasaje a otro estadio, a otro plano, que esa energía cuando morimos sigue estando, dando vueltas y que quizá sigue una evolución propia.
–¿Cómo te imaginás de anciana o cómo te gustaría llegar a anciana?
–Ay, no sé. Yo pienso que mi muerte será cuando esté más cerca de los 90. Supongo que cada década te va trayendo más sabiduría. Espero que pueda disfrutar de mis compañías, de mis descendientes. Me imagino en la tranquilidad, quizás en un lugar ya con más naturaleza, no tan cerca de Barracas, quizá en el sur.
