
Vivir hasta los 100 años y mantener una salud óptima es una posibilidad real para quienes adoptan ciertos hábitos diarios respaldados por la evidencia científica.
Así lo afirma Renée Onque, experta en salud y longevidad, quien —según GQ— destaca que las prácticas cotidianas observadas en las Zonas Azules, regiones del mundo donde la longevidad es excepcionalmente alta, ofrecen claves valiosas para quienes desean extender su vida y mejorar el bienestar físico y mental.
Las Zonas Azules, como Okinawa en Japón, han sido estudiadas por la gran cantidad de personas que superan el siglo de vida en condiciones de independencia y fortaleza.
Según GQ, la longevidad en estos lugares no depende de intervenciones costosas ni soluciones milagrosas, sino de la integración de rutinas saludables que benefician tanto al cuerpo como a la mente. Onque subraya que la ciencia ha identificado cinco hábitos fundamentales que, practicados cada día, pueden marcar una diferencia significativa en la calidad y duración de la vida.

Cinco hábitos para alcanzar la longevidad según la ciencia
1. Alimentación: la base de la longevidad
El primer pilar es la alimentación. Renée Onque señala que la dieta Mediterránea —rica en plantas, legumbres, nueces y granos enteros, y con consumo muy limitado de carne roja— se asocia con una mayor esperanza de vida.
No exige una restricción absoluta, sino priorizar una alimentación equilibrada y reducir al mínimo los alimentos procesados, azúcares y grasas. Esta pauta, según la experta citada por GQ, constituye la base de la longevidad en las Zonas Azules.

Un estudio reciente publicado en Pubmed confirma que las dietas basadas en alimentos vegetales y la reducción del consumo de carne roja pueden disminuir el riesgo de mortalidad por enfermedades crónicas hasta en un 25%.
2. Creencias y vida espiritual
El tercer aspecto respaldado por la ciencia es la importancia de las creencias, la vida espiritual o una filosofía personal. Onque explica en GQ que quienes cultivan una vida espiritual o mantienen creencias sólidas —al margen de la religión o el sistema de valores— pueden vivir hasta 14 años más que quienes carecen de este componente.
Esta práctica otorga sentido, felicidad y actitudes positivas ante la vida, lo que contribuye a una mayor longevidad.
3. Actividad física diaria y variada
El segundo hábito esencial es la actividad física frecuente y variada. Más allá de rutinas de ejercicio estructuradas, Onque recomienda buscar oportunidades para moverse varias veces durante el día: caminar durante las llamadas, estirarse en el trabajo, optar por las escaleras, usar la bicicleta y realizar tareas domésticas.

La experta indica que la clave está en evitar el sedentarismo y aprovechar cualquier momento para estar activo, preferentemente al aire libre y bajo la luz solar. Este enfoque potencia los beneficios y puede añadir años de vida. Investigaciones de la Harvard T.H. Chan School of Public Health señalaron que quienes realizaban al menos 7.000 pasos diarios reducían considerablemente el riesgo de mortalidad prematura.
4. Relaciones personales y lazos sociales
El cuarto hábito se enfoca en las relaciones personales. Según estudios citados por GQ y el estudio longitudinal de Harvard, mantener vínculos sociales de calidad mejora la felicidad, la salud y la longevidad. Onque recomienda dedicar tiempo a fortalecer lazos, escuchar y compartir experiencias.
5. Propósito vital y aprendizaje continuo
Finalmente, el propósito vital y el aprendizaje continuo conforman el quinto hábito esencial. Inspirada en la práctica del Ikigai de Okinawa, Onque explica que tener un propósito claro y asumir actividades que ayuden a cumplirlo puede añadir hasta 8 años de vida frente a quienes no poseen este enfoque.

La experta destaca la importancia de mantener una mentalidad de crecimiento y seguir aprendiendo, lo que mantiene el cerebro activo y favorece la adaptación al mundo cambiante.
La integración de estos cinco hábitos, según la evidencia presentada por GQ y respaldada por estudios científicos recientes, no solo aumenta la probabilidad de alcanzar los 100 años, sino que también garantiza una vida más saludable y plena.
Mantener la curiosidad y el deseo constante de aprender se convierte en una herramienta poderosa para fortalecer la mente y permanecer conectados con la realidad.
