Desde su llegada al decanato en 2022, Graciela Mochkofsky lidera una profunda renovación en la escuela de periodismo de CUNY (The City University of New York). El foco está puesto en preparar a una nueva generación de periodistas capaces de adaptarse al cambio tecnológico, explorar modelos de negocio innovadores y comprometerse con el servicio público.
A comienzos de 2024, Mochkofsky lanzó una campaña de recaudación de fondos para que la escuela sea gratuita en 2027, tras asegurar una donación de 10 millones de dólares por parte de Craig Newmark Philanthropies. Durante su gestión, se pusieron en marcha iniciativas de vanguardia como talleres intensivos de inteligencia artificial, formación en seguridad digital y programas de liderazgo para medios locales sin fines de lucro. Además, en 2026 se lanzará una versión online de la maestría en periodismo en español, orientada a América Latina y con fuerte impronta emprendedora.
Con una cultura institucional “nacida digital” y el objetivo declarado de eliminar barreras económicas para 2027, la Craig Newmark Graduate School of Journalism busca convertirse en un modelo global de escuela pública accesible, innovadora y conectada con los desafíos reales de la profesión.
Mochkofsky enfatiza que la desinformación no puede combatirse solo desde la verificación: es necesario formar periodistas que comprendan los procesos estructurales de polarización y desigualdad. La enseñanza del pensamiento crítico y la conciencia del rol social del periodismo son centrales en su propuesta académica.
Oriunda de Neuquén, la periodista dice en la entrevista con LA NACION que es necesario eliminar todas las barreras económicas para estudiar periodismo en un momento en que la industria atraviesa una profunda crisis financiera.
– Desde su nombramiento, ¿cuáles han sido los principales cambios que ha impulsado en la Craig Newmark Graduate School of Journalism para preparar a los periodistas ante los desafíos actuales de la profesión?
– Somos una institución que, desde su fundación en 2006, se ha destacado por su velocidad para adaptarse a los cambios en la industria periodística. Esa sigue siendo una de nuestras mayores fortalezas. Nuestras principales innovaciones de los últimos tres años han sido la experimentación con (y el pensamiento crítico sobre) la inteligencia artificial generativa, la incorporación de estrategias de seguridad en el plan de estudios, y un mayor énfasis en el desarrollo de productos, audiencia y emprendimiento. También hemos expandido nuestros programas de liderazgo para formar a gerentes de negocios y directores de finanzas, especialmente para medios locales sin fines de lucro, que es un sector en expansión en los Estados Unidos.
– En 2016, lanzó el primer programa de maestría bilingüe en periodismo en Estados Unidos. ¿Cómo han evolucionado los contenidos después de casi una década y qué impacto ha tenido en la industria?
– Lanzamos el programa bilingüe en agosto de 2016 y en noviembre Donald Trump fue elegido presidente por primera vez. Trump implementó enseguida una política anti inmigratoria muy fuerte y eligió a los latinos como un blanco de ataques constantes. De golpe muchos medios se dieron cuenta de que necesitaban periodistas que pudieran hacer buen periodismo bilingüe para cubrir una población cada vez más importante. Nuestros graduados conseguían trabajos enseguida y brillaban en las redacciones a las que iban, y el programa se ganó una buena reputación. Para el décimo aniversario, que es el año que viene, vamos a expandirlo con la creación de una versión totalmente en línea, con un foco muy fuerte en IA, emprendimientos y coberturas locales. Este programa además nos permitirá llegar a periodistas y futuros periodistas en América Latina y todo el mundo en español que no pueden o no quieren instalarse en Nueva York o los Estados Unidos para completar su maestría. Lanzamos en enero.
– La escuela busca ser gratuita para 2027 tras recibir una donación clave de Craig Newmark Philanthropies. ¿Cómo cree que esto puede cambiar el acceso a la educación periodística y diversificar aún más el oficio?
– Queremos eliminar toda barrera económica para estudiar periodismo en un momento en que la industria atraviesa una profunda crisis financiera. El periodismo sigue buscando maneras de ser sustentable y rentable -para lo que debe encontrar, primero, nuevos modelos de cómo servir a una sociedad que consume información de maneras radicalmente nuevas- y una escuela de periodismo es el lugar ideal para alentar ese tipo de experimentación. Nuestra misión es formar a la nueva generación que va a crear esos modelos, y eliminar todo impedimento para que lo haga.
Para el décimo aniversario de la escuela, que es el año que viene, vamos a expandir el programa de estudios con la creación de una versión totalmente en línea, con un foco muy fuerte en IA, emprendimientos y coberturas locales
– En un contexto donde la desinformación se propaga rápidamente, ¿qué estrategias se están implementando en la formación de periodistas para que puedan combatir eficazmente este fenómeno?
– Para empezar, enseñamos que la información confiable es un bien público, y que como periodistas nuestro deber es garantizar que la sociedad tenga acceso a esa información. Entrenamos periodistas que saben pensar críticamente, con profunda capacidad de análisis, que son escépticos, pero no cínicos, que saben encontrar y verificar información relevante. Al mismo tiempo entendemos que una parte del problema de la desinformación tiene que ver con procesos de polarización y de desigualdad social profundos que el periodismo por sí mismo debe identificar, explicar y analizar, pero que no tiene, por sí solo, el poder de cambiar.
– El auge de herramientas de inteligencia artificial generativa plantea tanto oportunidades como riesgos para el periodismo. ¿Cómo se aborda en la escuela el aprendizaje y el uso ético de la IA en la labor de prensa?
– Con mucha curiosidad, una mente muy abierta y el sano escepticismo que deben guiarnos siempre como periodistas. Es esencial que sepamos entender y enseñar el impacto de esta nueva tecnología en todas sus dimensiones: éticas, económicas, sociales, culturales. Estamos en un momento de enorme transformación social, y el impacto sobre el modo en que la gente busca y consume información va a alterar radicalmente el modo en que hacemos periodismo. Tenemos que prepararnos para esta nueva realidad y saber adaptarnos. También tenemos que ver este momento como una nueva oportunidad para mejorar como profesión y como industria. Es un momento de mucha incertidumbre, pero también de inmensa oportunidad.
– Las habilidades multimedia se han vuelto esenciales para el periodista del siglo XXI. ¿Cómo equilibra la enseñanza de técnicas periodísticas tradicionales con la necesidad de dominar nuevas plataformas digitales y formatos interactivos?
– La escuela viene haciendo esa tarea desde su fundación hace ya casi veinte años. Creo que nos ha resultado más fácil que a otras escuelas de periodismo porque no hemos tenido que cambiar de una cultura tradicional a otra digital. Nacimos digitales. Nuestros estudiantes aprenden las técnicas de investigación tradicionales junto con las últimas herramientas, formatos y lenguajes tecnológicos. Eso es no es difícil de enseñar cuando se tiene una mentalidad de experimentación y una actitud de servicio. Nuestra tarea como periodistas es atender las necesidades informativas de la sociedad, por lo tanto, es nuestro deber adecuarnos a los modos en que la sociedad busca esa información y la consume. Somos nosotros los que tenemos que cambiar.
Estamos en un momento de enorme transformación social, y el impacto sobre el modo en que la gente busca y consume información va a alterar radicalmente el modo en que hacemos periodismo
– El periodismo emprendedor ha tomado relevancia en la última década. ¿Qué herramientas y conocimientos se brindan a los estudiantes para que puedan desarrollar proyectos periodísticos sostenibles en la era digital?
– Ese es otro de los programas que nos distinguen desde el comienzo. Creamos la primera maestría de periodismo emprendedor hace más de una década, luego la convertimos en una serie de programas acelerados para desarrollar proyectos sostenibles, y recientemente relanzamos nuestro master en engagement con un fuerte enfoque en periodismo emprendedor. Es imposible concebir una escuela de periodismo moderna que no prepare a periodistas para ser emprendedores y crear sus propios contenidos y su propia voz utilizando plataformas digitales. Nuevos productos, podcasts, newsletters, videos verticales, chatbots, son todas opciones que nos pueden ayudar a hacer buen periodismo en servicio del público, y hay una nueva generación de periodistas que han encontrado que las opciones no tradicionales son mucho más rentables para ellos que las que tenían en los medios tradicionales.
– La economía de los medios está en constante transformación. ¿Cómo se enseña a los futuros periodistas a comprender los modelos de negocio y la sostenibilidad financiera de los medios?
– Para empezar, discutimos todos esos modelos y cuáles son los desafíos a la sostenibilidad. Comprender el problema en su complejidad es esencial. Luego alentamos el desarrollo de un pensamiento crítico que está orientado a buscar soluciones. La escuela tiene además dos programas de liderazgo de medios: nuestro programa de liderazgo ejecutivo e innovación, y un programa que acabamos de lanzar para formar líderes de negocios para medios sin fines de lucro.
– Con audiencias cada vez más fragmentadas y selectivas en su consumo de información, ¿cómo se adapta la enseñanza del periodismo para formar profesionales capaces de conectar con diferentes públicos?
– Ese es el enfoque principal de nuestra maestría en engagement, que se puede traducir como maestría en periodismo participativo o periodismo de interacción. Se trata de encontrar nuevos modelos para conectar con públicos entendiendo sus necesidades y sus hábitos, y utilizando las tecnologías disponibles.
Es imposible concebir una escuela de periodismo moderna que no prepare a periodistas para ser emprendedores y crear sus propios contenidos y su propia voz utilizando plataformas digitales
– ¿Qué diferencia a la Craig Newmark Graduate School of Journalism de otras ofertas académicas para la formación de periodistas?
– Nuestro espíritu de innovación y experimentación, que se sostiene en un profundo rigor periodístico; la dedicación y calidad de nuestros profesores, que son periodistas que trabajan en una vasta cantidad de medios en New York; nuestro método educativo, que es totalmente práctico y hace que las clases se sientan como la experiencia en una redacción, y nuestra cultura como escuela pública: democrática, accesible, abierta a todos.
– ¿Qué nuevos contenidos o enfoques han incorporado en la escuela en respuesta a las sugerencias y expectativas de los propios estudiantes? ¿Hay alguna tendencia o área que los alumnos demanden especialmente?
– Desde que asumí como decana, las principales sugerencias han sido más flexibilidad en el tiempo que lleva completar la maestría, creando una opción part-time. Y más ofertas extracurriculares, por ejemplo, talleres de experimentación con IA los fines de semana, o conversaciones con periodistas prominentes a los que los estudiantes quieren conocer, y más apoyo para navegar el mercado laboral. Hemos incrementado las ofertas en todas esas áreas.
¿Quién es Graciela Mochkofsky?
- Formación. Fellow de la Nieman Foundation en Harvard University, del Cullman Center for Scholars and Writers de la Biblioteca Pública de Nueva York e investigadora invitada de New York University. Decana de la Craig Newmark Graduate School of Journalism de CUNY desde 2022.
- Carrera. Periodista y escritora, integró las redacciones de Página/12 y LA NACION, fue columnista del diario Perfil, editó la revista digital El Puercoespín y publicó artículos en las principales revistas de América Latina: Letras Libres, Etiqueta Negra, Gatopardo, SOHO, The Clinic y The New Yorker, entre otras. Tiene siete libros editados, entre ellos “Caso Cóppola, una crónica del fin del menemismo” (Sudamericana, 1997), en coautoría con Gabriel Pasquini; “Timerman, el periodista que quiso ser parte del poder (1923-1999)” (Sudamericana, 2003), nominado al Premio Lettre Ulysses de Reportaje Literario en Berlín, en 2004; “Tío Boris, un héroe olvidado de la Guerra Civil Española” (Sudamericana, 2006); “La Revelación, una historia real” (Planeta, 2007), “Pecado Original. Clarín, los Kirchner y la lucha por el poder” (Planeta, 2011) y El profeta de los Andes. La improbable búsqueda de la Tierra Prometida (Sudamericana, 2022). Ganadora del premio Maria Moors Cabot (2018) que otorga la Universidad de Columbia.