Las guerras, ataques y negociaciones que han marcado la historia del Estado de Israel

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El libro del día:

Una tarde de 2023, Ricardo Israel decidió ponerse una kipá y colgarse un Jai. No lo hizo por fe, sino por necesidad. El ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023 lo había conmocionado de tal modo que sintió la urgencia de afirmar su identidad frente al odio desatado contra los judíos en universidades y calles del mundo.

Esa escena, narrada en las primeras páginas de En defensa de Israel –un libro de reciente publicación- marca el punto de partida de un ensayo que combina historia, política y memoria personal. “No me considero un judío especialmente religioso, pero sí uno muy orgulloso de serlo y de mis raíces”, escribe. La frase resume el tono del libro: una defensa razonada, más que doctrinaria, del derecho de Israel a existir y a protegerse.

El autor, académico y abogado chileno de origen judío, reconstruye en este ensayo la secuencia de guerras, ataques y negociaciones que han marcado la historia del Estado de Israel. Desde la independencia en 1948 hasta la invasión de Hamas en 2023, el libro examina lo que llama “la guerra en ocho frentes”: siete en el campo militar y uno en la esfera de la propaganda. Según Israel, este último —la batalla del relato— fue el único que el país perdió.

Varias personas ondean banderas israelíes tras la liberación de los rehenes secuestrados durante el atentado del 7 de octubre por el grupo militante palestino Hamás y retenidos en la Franja de Gaza, en Ofakim, Israel (REUTERS/Alexander Ermochenko)

El ensayo comienza con un diagnóstico: nunca en la historia del pueblo judío ha existido una sociedad tan exitosa y diversa como la israelí actual, fuerte en lo militar, la tecnología y las artes. Sin embargo, sostiene que ese éxito ha ido acompañado por una nueva ola de antisemitismo global, amplificada por redes sociales y discursos políticos. El autor denuncia la “judeofobia” que, según él, reaparece cada vez que Israel se defiende y no cuando sufre ataques. La define como “la más antigua, persistente y duradera fobia del mundo”, y la observa tanto en líderes latinoamericanos como en sectores progresistas de Europa y Estados Unidos.

El libro avanza como una crónica argumentativa que mezcla historia y análisis. Ricardo Israel afirma que dos ideas falsas dominan la visión contemporánea del conflicto: la primera, que Israel nació en 1948 como una aventura colonial; la segunda, que los palestinos no tienen Estado por culpa exclusiva de Israel. Frente a esas versiones, recuerda la continuidad de la presencia judía en la región desde hace milenios y enumera los rechazos árabes a distintas propuestas de paz, desde la partición de 1947 hasta los Acuerdos de Camp David y de Oslo.

Entre los pasajes más intensos figura el relato de David Ben-Gurión, a quien el autor considera el símbolo del realismo israelí. Reproduce una de sus frases: “El enemigo más peligroso para la seguridad de Israel es la inercia intelectual de aquellos que son responsables de la seguridad”, vinculándola al desconcierto del 7 de octubre. Ben-Gurión, recuerda, decía también que “para ser realista en Israel hay que creer en milagros”. Esa mezcla de racionalidad y fe atraviesa todo el ensayo.

David Ben-Gurion (AP Photo/Matty Zimmerman)

En el capítulo dedicado a la invasión de Hamas, Israel sostiene que el ataque fue parte de una ofensiva coordinada por Irán, que abrió siete frentes simultáneos —Gaza, Líbano, Yemen, Irak, Siria, Cisjordania e Irán mismo— con un octavo frente, el mediático, en el que Israel fue “derrotado por sus adversarios”. A partir de esa idea desarrolla una crítica a la cobertura internacional del conflicto y a la difusión de lo que llama “mentiras deliberadas”. “La verdad fue la primera víctima”, escribe, parafraseando una máxima clásica de la guerra.

El autor dedica extensos pasajes a la genealogía del antisemitismo. Cita ejemplos desde el Libro de Ester hasta el Holocausto, y muestra cómo el odio a los judíos se ha adaptado a cada época. A veces se les acusó de ser ricos, otras de ser pobres; de cosmopolitismo o de nacionalismo; de religión o de raza. Hoy, afirma, la forma más extendida del odio es el antisionismo, “la negación del derecho de los judíos a tener un país propio”.

Israel se apoya en la historia bíblica y en la arqueología para sostener que Israel fue el primer Estado-nación de la humanidad, surgido en torno a Jerusalén durante el reinado de David y Salomón. Interpreta los Diez Mandamientos como una suerte de consenso constitucional que dio forma a una ética de principios. En esa continuidad histórica, argumenta, reside la legitimidad moderna de Israel. “No es un invento reciente —escribe—, sino la recreación del primer Estado-nación de la historia.”

El tono del libro combina exposición académica y testimonio personal. Israel entrelaza su biografía con la del pueblo judío: el exilio de sus abuelos sefardíes desde Esmirna tras la expulsión de 1492, los pogromos sufridos por sus ancestros asquenazíes en Europa Central, su propia detención en Chile tras el golpe de 1973 y su paso por la cárcel antes del exilio. Esa experiencia de desplazamiento y supervivencia recorre las páginas del libro como un hilo de identidad.

Ricardo Israel

A lo largo del ensayo, el autor reivindica la diversidad de la sociedad israelí, donde conviven judíos, drusos, beduinos y árabes palestinos con ciudadanía plena. Resalta que es “la única democracia profunda del Medio Oriente” y uno de los pocos países donde el número de árboles ha aumentado en el último siglo. También aborda la relación con los países árabes sunitas y plantea que el futuro de la estabilidad regional pasa por una alianza estratégica entre Israel y las monarquías del Golfo, antes enemigas, pero hoy unidas frente a Irán.

En varios momentos, el libro adopta un tono de advertencia. El autor teme que la desinformación erosione el apoyo internacional y deje a Israel aislado. Al mismo tiempo, reconoce errores internos: “Israel ha ganado las guerras, pero ha fracasado siempre en la búsqueda de la paz”, escribe, porque le ha faltado un socio palestino y una propuesta clara para el día después de cada conflicto.

El texto concluye con una mirada introspectiva. Tras recorrer siglos de persecución, el autor recuerda que los judíos son apenas el 0,2% de la población mundial y, aun así, han influido de manera decisiva en la cultura, la ciencia y el pensamiento universal. Cita a Hannah Arendt para explicar que el judaísmo no es solo una religión sino una “judeidad”, una condición imposible de negar, una conciencia que se transmite incluso más allá de la fe. Y retoma una enseñanza del Talmud: “La verdad, la justicia y la paz deben relacionarse en forma armónica”.

La escena final, elegida por el propio autor, retoma la imagen del principio. En un supermercado de Estados Unidos, un desconocido se le acerca y lo saluda con simpatía al ver su kipá. “Para los judíos, Estados Unidos sigue siendo un país especial”, escribe. La anécdota cierra el libro con un gesto de esperanza, después de cientos de páginas dedicadas al conflicto y a la desconfianza. En ese breve encuentro cotidiano, Israel descubre que el respeto puede sobrevivir al odio, y que tal vez allí, en el diálogo humano, se conserve aún la posibilidad de una paz real.

* Ricardo Jacob Israel Zipper (Santiago de Chile, 1950) es abogado, académico y comentarista internacional. Exiliado tras el golpe de 1973, obtuvo un doctorado en Ciencia Política en la University of Essex. Fue profesor en la Universidad de Chile, en Wheaton College y en la Universidad Autónoma de Chile, donde dirige la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Fue candidato presidencial del Partido Regionalista de los Independientes en 2013. Entre sus libros destacan Politics and Ideology in Allende’s Chile (1989), Itzjak Rabin, el guerrero de la paz (1996), Chile 1970-1973: La democracia que se perdió entre todos (2006), El libro de las verdades (2011) y En defensa de Israel (2025).

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