
Nancy Spielberg recibe a Infobae en el hotel Alvear de Buenos Aires. De mirada azul intensa y gesto enérgico, la productora cinematográfica de 69 años ha forjado una carrera propia lejos de la sombra de su hermano Steven, dedicada a documentar historias judías e israelíes. Su último trabajo, A Letter to David (Una carta para David), que se proyectará en noviembre en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, es quizás su proyecto más desgarrador: una carta cinematográfica a David Cunio, argentino-israelí que hace una década protagonizó la ópera prima del director Tom Shoval y que fue secuestrado por Hamas el 7 de octubre de 2023.
La cruel ironía que atraviesa el documental es difícil de procesar: en Youth (2013), David y su hermano gemelo Eitan interpretaron a dos hermanos que secuestran a una joven para resolver sus problemas económicos. Una década después, David y su hermano menor Ariel fueron arrancados del kibutz Nir Oz y llevados a Gaza, donde permanecieron cautivos durante más de dos años. Shoval, devastado, rescató el material de archivo de aquella película —audiciones, tomas descartadas, momentos detrás de cámara— para construir una meditación sobre los vínculos entre cine y realidad, memoria y trauma. Nancy Spielberg, quien produjo el documental, vio en el proyecto una forma de mantener el foco en la humanidad de los rehenes cuando el mundo parecía mirar hacia otro lado.
El filme, que se estrenó en el Festival de Berlín en febrero y ganó el premio Weil Bloch a la mejor película sobre “sociedad compartida” en Israel, no muestra ni una sola imagen de la violencia del 7 de octubre. Una decisión deliberada en tiempos de saturación de contenido gráfico. “Al sacarlo del espectro político y enfocarnos sobre la humanidad, la película cumple su propósito”, explica Spielberg. “Miras a David y piensas: ‘Es un chico tan agradable’. Me gustaría pasar tiempo con él”. David y Ariel Cunio fueron finalmente liberados el 13 de octubre de 2025, junto con otros 18 rehenes vivos, tras más de dos años secuestrados en Gaza. La película tendrá ahora un nuevo final.
—Estaba en Jerusalén el 7 de octubre. ¿Cómo vivió ese día?
—Mi hija vive en Tel Aviv y había tenido nuestro primer nieto tres meses antes. Tenemos casa en Jerusalén. Ella me llamó temprano y dijo: “¿Entiendes lo que está pasando?” Respondí: “Estoy durmiendo, ¿qué quieres decir?”. Y me dijo: “Terroristas infiltraron el país, están entrando a las casas y masacrando gente. Necesitas encontrar un arma e ir al cuarto seguro.” Ese fue mi despertar. Durante tres días nos quedamos en el departamento cerca del cuarto seguro porque nadie sabía qué estaba pasando. Empezamos a ver las noticias, las imágenes que Hamas difundió, que eran horribles.

—La película no muestra ninguna escena de violencia. ¿Fue una decisión consciente?
—Cuando Jake Paltrow [cineasta y amigo de la familia] me conectó con Tom Shoval, la idea de Tom era literalmente una carta a David usando metraje que había tomado y olvidado de la película “Youth”, sin usar ningún material violento. Me encantó eso y supe que podía manejarlo. No significa que no fuera doloroso, pero no era lo mismo que ver todo el horrible material de Hamas que circulaba.
—¿Qué le atrajo de Tom como director? Mencionó que al conocerlo le recordó a su hermano Steven.
—Sí, porque Tom es súper sensible, y mi hermano también tiene ese lado sensible. Tom es cuidadoso. No sería el tipo de cineasta que mete la cámara en la cara de una familia que está pasando por algo terrible. Trabajó cuidadosa y lentamente con ellos para que a su ritmo pudieran contar su historia. La forma en que lo manejó con sensibilidad es como mi hermano también trabaja. Y además, Tom es muy inteligente visualmente. La película es hermosa. Y mi hermano… bueno, él también hace cosas bonitas, ¿no? (risas).
![Tom [Shoval] me recordó a mi hermano. Es muy sensible y trabajó con la familia con cuidado, para que a su ritmo pudieran contar su historia](https://i0.wp.com/www.infobae.com/resizer/v2/IPMSXQPWBBCF7OVEBA7U5JF4K4.jpg?resize=640%2C360&ssl=1)
—Lo más impactante del filme es esa cruel ironía: en la primera película actuaron como secuestradores y luego David fue secuestrado.
—Fue una locura. Tom había filmado el detrás de escena de enseñar a estos dos hermanos gemelos a actuar para Youth. No eran actores. Cuando empezó a buscar gemelos que pudieran interpretar hermanos tan cercanos que terminan las frases del otro, encontró a Eitan y David. Cuando los ves, son una sola persona. Hay cosas que me impactaron. Por ejemplo, hay una escena donde forcejean con la rehén, la encierran y ella grita: “No, no, no” y luego “No me dejen”. Pensé: esa es la dependencia de estos rehenes de sus captores. Su comida, su agua, su vida está en manos de estas personas. La ironía era increíble.
—Hay una escena donde David filma el kibutz y hace zoom hacia Gaza diciendo: “Mira qué cerca estamos”.
—Y luego dice: “Ahí está la luz al final del túnel”. La gente no entiende cómo era vivir en esos kibutzim. Hay muchos argentinos en el sur. Pero Nir Oz era la Tierra de Oz. Era esta vida maravillosa donde jóvenes de veintitantos decían: “Aquí hago mis asados. Aquí tomo la mejor naranja del árbol”. Apreciaban las cosas simples de la vida, sacaban lo mejor de un peligro que estaba en su puerta. Siempre hubo cohetes, pero nada como esto.

—¿Cómo apoyó al director Tom Shoval en el proceso de volver a ese material en circunstancias tan trágicas?
—Sentí que mi rol más importante era ser un par de ojos que no fueran israelíes. Que la historia llevara ese poder fuera de Israel. En Israel todos están muy traumatizados. La mención de la familia Bibas tiene a todos llorando. Pero una vez mostré el primer corte a alguien y dijeron: “¿Quién es esta gente Bibas que sigues mostrando?” Así de desconectado está el resto del mundo. No entienden que dos bebés fueron tomados, que fueron estrangulados por terroristas. Necesitaba que entendieran la gravedad del horror. El foco cambió muy rápido hacia los palestinos en Gaza. Había que mantener el ojo en el 7 de octubre, en los civiles e inocentes asesinados. No perder ese contexto.
—Es el mismo enfoque de las películas que produjo sobre el Holocausto.
—Sí. El Holocausto se vuelve un número. Seis millones. ¿Qué significa? Es tan estéril. La gente no comprende qué significa un número así, pero si te detienes y miras a cada persona y dices “se parece a alguien que conozco, pude haber sido yo”, lo trae de vuelta a ese nivel donde puedes encontrar empatía.

—Los padres de David dicen en la película: “El tiempo se detuvo. Estamos viviendo en el 7 de octubre”. ¿Ve similitudes con el trauma del Holocausto?
—Sí. Me gustaría pensar que antes del 7 de octubre, lo que pasó en el Holocausto nunca podría volver a pasar. El antisemitismo nunca podría ser tan malo. Y tristemente, las cosas han empeorado mucho. Todavía estamos viviendo en el ahora de este trauma. Esto no es estrés postraumático. Es solo estrés traumático. El antisemitismo lo siento como judía en Estados Unidos. Uso una estrella de David y a veces siento que tengo que esconderla. Me subo al metro y hay mucha gente joven muy pro-palestina, usan keffiyehs, lo cual está bien, solo que no sean pro-Hamas.
—¿Y esto en una ciudad tan abierta como Nueva York?
—Nueva York tiene la mayor población judía fuera de Israel. Hay gente que esta siendo golpeada por usar una kipá. Por ser abiertamente judío, eres atacado. Es aterrador. Mi apellido termina en Berg. Suena judío. Mi apellido de casada es Katz. Nunca pensé que diría esto: soy tan estadounidense. Al crecer siempre me consideré primero estadounidense. Pero ahora siento que primero soy judía, nacida en Estados Unidos. Es raro. Tengo que lidiar con eso.

—¿Le preocupa la posible elección de Zohran Mamdani como alcalde?
—Estoy aterrada, te digo la verdad. No tiene experiencia, no sabe lo que está haciendo. Eso es una cosa, sin mencionar su postura sobre Israel. Hace 10 años la gente decía: “El antisionismo no es antisemitismo”. Pero ahora alguien tiró la cortina. Anti-Israel es antisemitismo. Se desquitan con judíos caminando por la calle que no tienen nada que ver con Israel. He visto publicaciones de Mamdani que instan a “globalizar la intifada”. Da miedo que alguien siquiera repita las palabras. Es un llamado a la violencia. Vivimos en la Ciudad de Nueva York, así que estuvimos hablando: “¿Deberíamos quedarnos?” No puedo creer que esté diciendo eso. ¿A dónde voy a ir? ¿Voy a ir a Israel? ¿Estoy más segura en Israel? De hecho me siento más segura en Israel a veces que en Nueva York. ¿No es una locura? Da miedo. Creo que Mamdani va a ganar también. Y estoy tratando de encontrar el lado positivo ahí. No lo sé. Siento que abrieron la puerta a que está bien odiar abiertamente, y está bien atacar a otra gente.
—La película ganó el premio por mejor filme sobre “sociedad compartida” en Israel, concepto que busca igualdad y respeto mutuo. ¿Cómo contribuye el documental a eso?
—Al sacarlo del espectro político y enfocarse en la humanidad. Miras a David y dices: “Es un chico tan agradable”. Ni siquiera podía actuar violento cuando trataron de enseñarle. Viví en un kibutz cuando era joven. Cuando ves el material que David filmó, todos pasando tiempo juntos, yo solía hacer eso. Me puse en esa situación y pensé: si la gente pudiera ver esto como una persona, no un israelí, no un “colonizador genocida”, solo un buen tipo, tal vez el mundo podría sanar un poco. Las cosas están tan polarizadas.

—Mucha gente en los kibutz trabajaba por la coexistencia pacifica con los palestinos y fueron las víctimas más atacadas.
—Fueron las víctimas. Fui al foro de familias de rehenes después del 7 de octubre. Tenían la Plaza de los Rehenes con campañas para traerlos a casa. Era toda la gente que promovía la paz, que decía: “Podemos tener una solución de dos estados. Trabajamos juntos. Llevamos niños a Israel para quimioterapia”. Estaban rotos. Su espíritu estaba roto. Creo que realmente perdieron la esperanza de que pudiera haber paz. [El ataque del 7 de octubre] Lo retrasó por décadas.
—¿Ha pensado en cómo esta película podría ser vista por audiencias palestinas? ¿Cree que hay espacio para la empatía mutua a través del cine?
—Espero que sí. Cada pueblo está compuesto de todo tipo de personas. Hay tantos palestinos hartos de la situación. En Jerusalén hay muchos árabes y judíos viviendo lado a lado. Los conozco, están en mi casa. Después del 7 de octubre se escondieron, tenían miedo de salir, estaban avergonzados de cómo actuó Hamas. Pero nadie está hablando de ellos. Hay buena gente en todos lados. También hubo un giro en la narrativa donde Hamas, en vez de ser una organización terrorista, fue llamado luchadores por la libertad en redes sociales. Si eres un luchador por la libertad, ir tras bebés y mujeres es ridículo.
—La directora del Festival de Berlín sostuvo una foto de David en la alfombra roja diciendo que era una historia sobre personas, no política. ¿Es posible separar ambas?
—Espero que sí. La temperatura está muy alta. Todos están muy enojados. Es muy difícil encontrar la verdad en las noticias. Pero hay mucha gente racional y abierta. Lo que Tricia Tuttle [la directora del Festival de Berlin] hizo fue maravilloso. Estableció el tono para Berlín. “Youth”, donde David actuó, se estrenó en Berlín. Reconocer que un actor que estuvo en su alfombra roja estaba retenido como rehén fue una gran forma de establecer el tono. Pero en IDFA (Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam), en Suecia, no hay películas judías. Si tomaste fondos del gobierno israelí te bloquean. Hay un boicot.

—En un festival del Reino Unido la película fue prohibida.
—Sí. Fuimos invitados y luego desinvitados por razones que realmente se trataban de ceder al terror. Tenían miedo de perder financiamiento, de que su teatro fuera dañado. Afortunadamente Mar del Plata nos quiere, porque es también una historia argentina. Pertenece aquí. Dijimos: vamos a superar los obstáculos y lograr que la película sea vista en tantos lugares como sea posible. Voy al Reino Unido ahora para el Festival de Cine Judío. No sé qué me espera. Usaré una armadura por si acaso (risas).
—David y Ariel fueron liberados el 13 de octubre. ¿Cómo cambió eso el significado de la película?
—Tom dijo algo que un director nunca diría sobre su filme: “Desearía que mi película se volviera irrelevante, porque David vuelve a casa y ya no importa”. Por supuesto que importa. Pero Tom decía: “Cuando David vuelva, vamos a poner el final apropiado”. Vamos a hacerlo. Estamos esperando a que David vea la película y luego filmaremos un nuevo final, lo cual es genial, porque fue muy difícil cómo terminarla.
—¿Qué espera que le quede a la gente al salir del cine?
—Es un testimonio del desgarre de una familia. Estos gemelos solían decir: “Nunca estaremos separados”. Eitan sentía que no podía respirar sin saber dónde está David. Es la crueldad de desgarrar una familia. Espero que la gente piense sobre la futilidad de los actos de guerra. Los seres humanos son lentos para aprender. Siempre dicen: “Si no aprendes del pasado, estás condenado a repetirlo”, pero seguimos repitiendo el pasado. Solo espero que se mantenga como una película que honra las relaciones familiares y tal vez intente enfocarse en la humanidad. Mirarse unos a otros y dejar la política a un lado.
NANCY SPIELBERG

Nancy Spielberg (Phoenix, 1956) es productora cinematográfica y hermana menor de Steven Spielberg. Especializada en documentales sobre historia judía e israelí, dirige Playmount Productions y ha producido filmes como “Above and Beyond” (2014), “Who Will Write Our History” (2017) y “Vishniac” (2023). Cofundó con su hermano la organización Jewish Story Partners para apoyar a cineastas que cuentan historias judías.
Estudió escritura en Sarah Lawrence College y The New School. Casada con Shimon Katz, tiene dos hijas y divide su residencia entre Riverdale, Nueva York, y Jerusalén. Se identifica como judía ortodoxa moderna.
Trabajó como consultora en “The Fabelmans” (2022), la película semiautobiográfica de su hermano Steven sobre la infancia de la familia Spielberg.
“UNA CARTA PARA DAVID”

Documental de 74 minutos dirigido por Tom Shoval y producido por Nancy Spielberg que narra la historia de David Cunio, secuestrado por Hamas del kibutz Nir Oz el 7 de octubre de 2023. Diez años antes, David y su hermano gemelo Eitan protagonizaron “Youth”, la primera película de Shoval, interpretando a dos secuestradores.
La película utiliza material inédito detrás de cámaras de “Youth” para crear una “carta cinematográfica” a David, sin mostrar imágenes de violencia del 7 de octubre. Estrenada en el Festival de Berlín 2025, ganó el premio Weil Bloch por filme sobre sociedad compartida en Israel. Se presentará en el Festival de Mar del Plata (6-16 de noviembre de 2025).
David Cunio y su hermano Ariel, ambos argentino-israelíes, fueron liberados el 13 de octubre de 2025 tras más de 700 días de cautiverio. Los productores planean filmar un nuevo final tras la liberación.
