Días convulsionados para San Lorenzo, como para no perder la costumbre. Ahora, con un nuevo capítulo que volvió a incluir a la AFA y los respectivos Tribunales de Ética, enfrentados en sus intenciones de juzgar a Marcelo Moretti, presidente en licencia. En efecto, rondan rumores de renuncia, entre ellas la de Julio Lopardo, vice a cargo del sillón mayor. Con ese detrás de escena, como tantas veces, el equipo debió abrir el telón y estuvo a la altura de tener que dar la cara. Esta vez ante Gimnasia, en un Nuevo Gasómetro que otra vez apuntó a las oficinas y reconoció a “los pibes” pese al 0-0.
“Entre ustedes y nosotros”, sigue siendo el lema indirecto, aunque conocido y asumido por los futbolistas, que instaló la hinchada de San Lorenzo durante el semestre pasado para exponer todos los sentimientos reunidos en común, entre la indignación por los manejos dirigenciales (con los movimientos que aún repercuten por Moretti) y el entusiasmo de ver que sobre el campo se deja todo por el escudo. Con aciertos y errores, pero es un contraste futbolístico necesario para que el hincha alivie -por unas horas- los golpes por las malas noticias institucionales.
Tras una semana de idas y venidas acerca de una búsqueda a fondo por parte del Tribunal de Ética y Disciplina de San Lorenzo, intentando la expulsión del hombre licenciado, algo a lo que debió abstenerse la Comisión Directiva tras las advertencias desde la casa madre del fútbol argentino sobre posibles fuertes sanciones, las tribunas del estadio Pedro Bidegain volvían a ser pobladas después de aquel 25 de mayo en el que el conjunto azulgrana, en ese entonces dirigido por Miguel Ángel Russo, fue eliminado por Platense en la semifinal del Apertura.
¿ERA PENAL PARA SAN LORENZO SOBRE EL CIERRE DEL PARTIDO? pic.twitter.com/Jj4VZAIY6D
— SportsCenter (@SC_ESPN) July 19, 2025
Aquel despido fue como este recibimiento, algo esperable a partir de las novedades que finalmente dejaron todo como estaba, al menos por ahora. Respaldo absoluto al plantel y los insultos ya clásicos hacia el hombre que protagonizó la discordia de los miles de fajos de dólares y el resto de los dirigentes, aunque también lo repudien desde el día de difusión de aquella cámara oculta. Sin embargo, los cánticos presentaron una novedad: la barra brava, como nunca antes, también se involucró.
“¡Moretti, hijo de p…, la p… que te parió!”, partió esta vez desde “La Butteler”, que continuó apuntando al resto de la dirigencia para que el resto del público siguiera evidenciando el grito unánime del estadio: “No se lo decimos más, si no llaman a elecciones qué quilombo se va a armar”. Tal fue la aparición llamativa de los barras entre los reclamos, que entonaron una canción para Moretti a la que el resto de la parcialidad no se sumó por no tenerla en su repertorio. Un Moretti cada vez más solo.
Y un resultado mentiroso. El 0-0 no reflejó las acciones, principalmente las del “Ciclón”. Claro merecedor del triunfo, los hombres de Damián Ayude esta vez no encontraron los goles que sí le dieron la victoria en Córdoba (2-1 a Talleres por la primera fecha). Sobró el mérito.
No tanto en el primer tiempo, en el que apenas fue peligroso un cabezazo de Alexis Cuello que contuvo Nelson Insfrán, ubicado en el lugar indicado de su arco. Sí San Lorenzo comenzó a evidenciar una superioridad con respecto a su rival: la mitad de la cancha. En vez de los tres volantes cerrados que insinúan los apellidos elegidos por Ayude (Nicolás Tripichio, Ignacio Perruzzi y Manuel Insaurralde), se armaron a lo ancho con la adhesión de Ezequiel Cerrutti. El juvenil cuidó las espaldas perfectamente e Insaurralde -cuando la pelota era del “Lobo”- fue a la izquierda con una consigna clara: el técnico quiso que la influencia de Juan Pintado se redujera a la mínima. Así fue.
Y si bien la segunda mitad comenzó con un cabezazo peligroso del ingresante Manuel Panaro, manoteado por Orlando Gill, era justo si el local se llevaba otra victoria. Aquellos volantes siguieron desprendiéndose, pero con mayor peligro. La circulación no fue limpia, pero ese empuje colectivo y directo (de los que le gusta y busca Ayude) promete dar resultados en las siguientes fechas. No sucedió este sábado por centímetros.
Porque Cuello volvió a tener la suya, a los 12, en una escapada individual que anticipaba un golazo, pero faltó lo último: el zurdazo, entre la ansiedad de la “facilidad” y el desgaste de los metros corridos, se fue por arriba. Más de veinte minutos después, Elías Báez metió un zurdazo cruzado que besó el poste. A los 39, un centro pasado le quedó la definición a Matías Reali, que eligió colocarla y el travesaño se lo negó.
Y sobre el final, aparecerían el juvenil Agustín Ladstatter y, con él, la gran polémica que desprendió el momento futbolístico-institucional desde cada garganta.
Lo mejor del partido
El “Zorrito” corajeó entre dos jugadores de Gimnasia, primero, para sacar un zurdazo desde fuera del área que se fue desviado y por el que se ganó los aplausos; sobre la hora, enganchó para otro intento más cercano, esta vez en busca del ángulo derecho de Insfrán, y apareció el brazo de Pedro Silva Torrejón para impedirlo. Toda la cancha lo vio y reclamó. No así Lamolina. Y desde el VAR, Salomé Di Iorio optó por no llamarlo al juez principal para la revisión: fue una acción dudosa, la pelota pareciera contactar primero el muslo derecho del lateral surgido en Boca para luego dar en ese brazo.
Poco le importó a la gente. El vínculo con la semana política de San Lorenzo y la influencia de AFA para no interceder sobre Moretti fue inmediato. Claudio Tapia no quiere que su fútbol tenga algún ladrillo desacomodado, como le viene generando San Lorenzo. Entonces, el alarido fue unánime: “¡Chiqui Tapia, botón, sos un hijo de p…, la p… madre que te parió!”.
Nuevos insultos para Moretti y final de un encuentro vacío de goles, pero con el corazón azulgrana bien representado. “¡Vamos, vamos los pibes!”, despidió la gente a su equipo. Y eso, dentro del caos, vuelve a ser buena señal.