Síndrome del domingo: cómo ganarle a la angustia cuando termina el fin de semana

admin

Es increíble. Hasta la música habla de este fenómeno conocido como “síndrome del domingo”. Nos referimos a la generalizada sensación de desgano, nerviosismo y ansiedad que afecta a miles de personas en las últimas horas del fin de semana ante la inminencia del comienzo de una nueva. Dominguicidio, canta el grupo Tan Bionica refiriéndose a la batalla contra los demonios personales con los cuales lidiamos en el final de esa jornada. O Friday I´m in Love canta The Cure haciendo alusión a su contrapartida: el subidón de alegría que experimentamos los viernes y el bajón de los lunes y martes.

Justamente un estudio (recopilado en la plataforma digital académica de la librería Wiley, EE.UU.) que siguió a los 87 empleados durante 12 días verificó que, el estado anímico mejoraba a medida que avanzaba la semana alcanzando su pico el último día laboral y su piso, los lunes. “Es viernes y tu cuerpo lo sabe”, reza un cartel publicitario. “Amanece lunes, y ya queremos que llegue el viernes”, agrega la licenciada en recursos humanos y coach de familia Teresita de Velazco Ledesma. Y un dato curioso: el lunes es el día en que la gente tiene menos probabilidades de decir buen día, según reveló un trabajo realizado en 46 países (publicado por la editorial global Springer Nature).

Sabina Alcarraz, psicóloga, comparte las preguntas que hay que hacerse para fortalecer la autoestima

¿Qué hay detrás de este fenómeno y por qué nos asaltan estas sensaciones físicas incómodas y estresantes? Una reciente investigación de la Universidad de Exeter (Reino Unido), que siguió a 656 participantes durante tres domingos y lunes seguidos descubrió que el llamado Sunday scaries (miedos del domingo) no solo aqueja a personas insatisfechas con su trabajo si no también a quienes aman lo que hacen. Y señala que tienden a padecerlo más quienes están continuamente conectados con sus emails o WhatsApps laborales durante el fin de semana; tienen tareas pendientes y son muy exigentes con sigo mismos. “La mente comienza a virar lentamente de un estado de relajación y disfrute a uno de preocupación por todo lo que tiene por delante”, explica Ilke Inceoglu, profesora de Comportamiento Organizacional de dicha Universidad y directora del estudio.

El lunes es el día en que la gente tiene menos probabilidades de decir buen día

Algo similar experimenta Delfina Cornejo, odontóloga y madre de tres hijos. Si bien le gusta mucho lo que hace, y lo vive como una auténtica vocación, desde chica le aqueja este mal. Las últimas horas del fin de semana siente un vértigo que la empuja a hacer un listado infinito de las tareas a afrontar. Lo vive como el fin del mundo. Duerme mal, sufre de insomnio. Habitualmente estos fantasmas de la noche se disipan ni bien arranca la semana. ”Ahí es cuando me detengo y pienso que no era para tanto. Pero no lo puedo evitar”, confiesa. Delfina se conoce y por eso pone especial atención a intentar armar un “antidomingo” cada vez que puede. A veces se pide algo rico de comer, le sugiere a su marido invitar amigos a la casa y armar una picada o salir a comer afuera. “He decidido no ver programas políticos esa noche porque me hace mal e intento alejarme del mandato que me dice que “tengo que acostarme temprano y estar descansada para enfrentar la semana”. Eso me mata. Prefiero dormir menos pero terminar el weekend con alegría en el corazón”, agrega.

Desorientados y obsesionados

Sol Millán, doctora en Psicología Social y couch ontológica, cree que este conocido fenómeno se da porque muchas veces los seres humanos no nos conocemos suficientemente y no logramos detectar qué nos gusta y qué no, y cuando llegan los dos días de descanso, no sabemos muy bien qué hacer. El finde se pasa demasiado rápido y uno tiene la sensación de no haberlo aprovechado suficientemente. También cree que la mente ansiosa que se proyecta al futuro conspira con la relajación. “Pensar obsesivamente en la cantidad innumerable de tareas y compromisos que tenemos que encarar el lunes nos produce mucho estrés”, señala. Es el caso de Delfina.

Por supuesto que, esta anticipación y nerviosismo es vivida de manera diferente de acuerdo a la personalidad de cada cual. Analía Tarasiewicz, escritora y psicóloga del trabajo explica que, el ansioso suele desarrollar contracturas corporales e impulsos de huída o lucha. El depresivo, se tira en un sillón durante horas con el control remoto en la mano; para él, los lunes son un cáncer. El obsesivo, no para de repasar listados de tareas en su cabeza y traslada su obsesión a la vida: limpia y ordena compulsivamente. Y el fóbico manifiesta conductas evitativas, es el típico que procrastina y deja todo para último momento.

Muchas veces los seres humanos no nos conocemos suficientemente y no logramos detectar qué nos gusta y qué no

Sanar heridas

Para las especialistas, sin embargo, no todo está vinculado con la ansiedad que provoca vivir proyectados hacia el futuro y poco anclados en el presente. Hay cuestiones relacionadas con el pasado. Milán pone la lupa en un concepto interesante: cree que esta sensación de bajón y ansiedad puede venir atada a la niñez donde el fin de semana era un espacio de enorme disfrute y la semana estaba conectada a cómo nos evaluaban en la escuela nuestros maestros, si sabíamos o no, si éramos suficientemente buenos y aprobábamos las materias. “Ese permanente estado de evaluación nos hace arrastrar a la adultez la sensación de desvalorización, con pensamientos del tipo: ‘no hago bien las cosas’, ‘no soy capaz’. Es inconsciente”, afirma.

Ivanna Larroquet, 50 años, directora de una escuela primaria, refiere justamente a su niñez. Percibe una sensación de tristeza y de bajón los domingos por la tarde. Afirma que su cabeza se llena de pensamientos poco constructivos y un vacío en el pecho. “Está arraigadísimo en mí. Está vinculado a mi infancia sin duda. Solía pasar los fines de semana con mis abuelos y amaba estar con ellos. Los domingos a la tardecita, cuando venía mamá a buscarme, sentía angustia por las circunstancias que se vivían en mi hogar” relata. Ivana disfruta de su trabajo pero aun así, se siente abrumada por todo lo que le espera en la semana: levantarse temprano, cumplir horarios, resolver conflictos y demandas de sus 600 alumnos y 45 docentes y una vorágine de exigencias. “Tengo que volver a subirme al mundo y me resisto. Es cierto que, cuando arranca el lunes esto amaina”, cuenta esta mujer que volvería a elegir lo que hace y para quien la responsabilidad y la acción son motores de vida.

Para frenar la cabeza y encontrar caminos de reconstrucción Teresita sugiere detenerse y nombrar las emociones negativas. “Identificar lo que me pasa, ayuda”, señala. Propone preguntarse: ¿Qué siento ante la semana que comienza, temor, angustia o ansiedad? Quizá tengo miedo de encarar una reunión o una presentación difícil o me cuesta emprender un viaje lejos de casa o me quita la calma una agenda excesivamente apretada. El estrés puede estar también asociado a una relación conflictiva con el jefe o un clima emocional tenso y hostil en la oficina. No da lo mismo cada circunstancia.

El afuera

Por supuesto que hay múltiples factores objetivos que conspiran con este malestar. Es el caso también de madres con niños pequeños. “Cuando mis hijos eran chicos, tener que estar los lunes a las ocho en la oficina me angustiaba. Lo vivía como un desgarro”, cuenta Juliana Finazzi madre de tres. También complica el escenario el hecho de que los límites entre las responsabilidades laborales y la vida personal se desdibujaron como consecuencia directa de la pandemia. “Termina el fin de semana y tengo la sensación de no haber descansado; me la pasé contestando WhatsApps y abriendo mi laptop para terminar tareas y fijándome en Windguru si va a llover o no en el campo”, señala un empresario agropecuario.

Para frenar la cabeza y encontrar caminos de reconstrucción conviene detenerse y nombrar las emociones negativas

O culturas organizacionales obsoletas. Empleos donde prima el mandato de permanecer 11 horas sentado en tu escritorio; donde se aplaude al workalcoholic o al jefe tirano, que carece de empatía. Pero, las especialistas en salud, prestan especial atención a las heridas del pasado aún no sanadas que se trasladan al ámbito empresarial y hacen que las últimas horas del domingo, se conviertan en un tormento.

Analía cree que, muchas veces, esa desmotivación o desgano tiene más que ver con situaciones antiguas: el temor a ser rechazado, a que nos evalúen negativamente, a sentir que no somos suficientemente competentes en nuestro desempeño. “El domingo no es el problema”, subraya. Para ella, viene cargado de una forma rara de recordarnos que algo no está bien. Es más hondo. “Las personas no terminan de plantearse su verdadera vocación y por tanto realizan tareas que no las conducen a la autorrealización”, agrega.

Autoconocerse

Por eso piensa que es crucial emprender un camino de autoconocimiento y preguntarse por ejemplo: ¿qué significa el trabajo para mí; me nutre; cuáles son mis mandatos subyacentes? “Tal vez mi padre me repetía que debía ser el comerciante más exitoso del barrio. O sigue resonando en mi cabeza la pregunta amenazante de mi madre, en períodos de inestabilidad: ‘Seguro que te quedás sin trabajo ¿qué pensás hacer?’. Hay personas y situaciones que nos sacan de eje”, expresa.

Una evaluación de desempeño en la empresa puede gatillar el pánico. La claridad comienza cuando uno deja de generalizar el “dolor laboral” y lo ubica con precisión.

Para las terapeutas, es esencial reconocer estos síntomas (lo que huele mal), develar los traumas no resueltos y buscar ayuda profesional. Con el fin de salir del bucle de negatividad, sanar lo que necesita ser sanado y construir otra historia. Porque si no, estos pensamientos se trasladarán luego a conductas nocivas con nuestros seres queridos. “¿Cuantas veces volvemos frustrados del trabajo y descargamos esta negatividad gritándole a un hijo porque dejó desordenado el cuarto?”, reflexiona Analía. La secuencia sería la siguiente: una creencia limitante (no sirvo para nada), afecta mis emociones (siento temor y angustia), y luego el cuerpo responde (con taquicardia, insomnio, sudoración, calambres o gritos).

La terapia que recomienda, la denomina: “el tenerse a uno mismo”. Que sería lo mismo que rescatarse. “Darme cuenta de que determinadas situaciones (un mal comentario de mi jefe) hace que caiga en creencias limitantes y practicar luego nuevos patrones neuronales. “No es cuestión de tapar lo que me está ocurriendo con un ansiolítico si no aprovechar la situación para indagar en mí y recuperarme. Ubicate en tu centro, reconocé lo que te saca de eje y preguntate si tu trabajo está alineado con tu deseo de autorrealización. Pero ante todo recordá que te tenés a vos mismo y dentro tuyo están los recursos”, anima.

La mente ansiosa que se proyecta al futuro conspira con la relajación

Junto con este camino profundo de autoconocimiento, de cambio mental y emocional, estas acompañantes sugieren practicar rutinas de bienestar para contrarrestar estos “Sunday blues”. Para Milán es importante ver el domingo no como “el final del descanso” si no como un día completo de disfrute. Planificar y concretar actividades que nos conecten con el cuerpo y el presente: leer, caminar por un parque, meditar, preparar una té rico para compartir en familia. Y, en las últimas horas de ese día, tomarnos un tiempo tranquilo de preparación para lo que se viene aceptando que somos humanos y hacemos lo que podemos. “Cultivemos una mirada benévola hacia nosotros mismos y salgamos de la perfección y el excesivo control (todo tiene que salir 10 puntos), para fluir y aceptarnos tal y como somos. Eso nos da paz”, agrega.

Teresita sugiere permitirse espacios de disfrute durante la semana para contar con la nafta suficiente para encarar lo que nos cuesta. Pausar y tomar un café a media mañana, almorzar con una amiga, practicar tu deporte favorito, cocinar, tejer, pasear un rato en medio de la naturaleza.

Cada uno sabe bien que le recarga las pilas y le regala alegría al cuerpo. Esos rituales y mimos semanales también son claves para que los domingos a la noche no se conviertan en el túnel del terror. Prestemos atención y pongamos nuestras manos y pies en acción. Y cerraremos el fin de semana con mejor humor y mayor tranquilidad en el corazón.

Los rituales y mimos semanales son claves para que los domingos a la noche no se conviertan en el túnel del terror

Estrategias mentales para combatir el desgano

  • Preguntate e identificá qué emociones asoman el domingo a la tarde. Evaluá si hay algo que podemos hacer distinto.
  • Escucha el síntoma sin querer solucionarlo ya. Qué parte de tu ser se apaga y cuál se activa con angustia.
  • Detectá si tu problema es el trabajo o tu modo de vivirlo.
  • Identificá tu patrón psicoemocional dominical: culpa, enojo, vacío.
  • Ubicá lo que te saca de eje: tu mamá, tu jefe, la proximidad de la evaluación de desempeño.
  • Proponete objetivos y metas realistas.
  • Cultiva una actitud mental positiva, acepta tu potencial y tus límites. Entendé que haces lo mejor que podes.
  • Expresá y compartí con un amigo tu estado anímico.
  • Preguntate si tu trabajo está alineado con tu deseo de autorrealización.
  • Pedí ayuda si ya intentaste todo y seguís en el mismo lugar.
  • Usá el mantra: “me tengo a mí”.

Tips anti domingo

  • Realizá algún programa diferente: salí a cenar en familia, anda al cine o al teatro.
  • Aprende a vivir en el presente y a disfrutar de cada momento, sin preocuparte por lo que te espera en la semana.
  • Preservá espacios de ocio y disfrute de lunes a viernes. Una caminata en la naturaleza, un deporte, un almuerzo con amigas.
  • Mimate el fin de semana, realizá ejercicio físico, alimentate saludablemente, descansá, meditá, y buscá espacios de diversión y risa.
  • Dedicá tiempo a conectar con vos y con tus seres queridos.

Deja un comentario

Next Post

Marta López Álamo habla de tras trabas que sigue teniendo por ser la mujer de Kiko Matamoros

Desde que inició su relación sentimental con Kiko Matamoros lleva soportando críticas y especulaciones sobre su historia de amor, pero lo cierto es que Marta López Álamo y el colaborador de televisión han callado bocas demostrando que su amor está por encima de todo. La pareja se dio el ‘Sí, […]
Marta López Álamo habla de tras trabas que sigue teniendo por ser la mujer de Kiko Matamoros

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!