MIAMI.- El Presidente acaba de ser incluido en la lista de la revista Time de los líderes más influyentes del mundo en 2025, y sus críticos inmediatamente minimizaron la noticia. Después de todo, dijeron, es la misma revista que hace pocos años incluyó al dictador norcoreano Kim Jong-un en la misma lista, y que eligió a Adolf Hitler “hombre del año” en 1938. Sin embargo, es hora de reconocer el éxito económico de Milei. A pesar de todos sus defectos, la terapia de choque de libre mercado de Milei ha devuelto la esperanza de que la Argentina pueda finalmente dejar atrás 80 años de políticas populistas que arruinaron al país. Algunos economistas ya anticipan un posible “milagro económico” en la Argentina.
Los gobiernos peronistas habían destruido la economía aumentando enormemente el gasto público, la regulación estatal y (como lo esta haciendo tontamente el presidente Trump en Estados Unidos) los aranceles a las importaciones. Habían convertido a la Argentina de una de las naciones más ricas a principios del siglo XX en un país económicamente aislado del mundo y cada vez más pobre. Desde que Milei asumió el cargo, en diciembre de 2023, ha reducido la inflación de casi el 300% a principios de 2024 al 67% en febrero de este año. La pobreza ha caído del 53% de la población en el primer semestre del año pasado al 38% en el segundo semestre.
Y la economía argentina crecerá un muy saludable 5% este año, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Lo que está haciendo Milei no tiene paralelo en los mercados emergentes”, me dijo Alejandro Werner, director del Instituto de las Américas de la Universidad de Georgetown y exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI. “El compromiso de Milei con la gestión macroeconómica ortodoxa es el mayor que hemos visto en América Latina en mucho tiempo”, comentó Werner. “No hemos visto a nadie tan comprometido con la desregulación, la reducción de la intervención estatal y la liberalización del sector privado en muchas décadas”.
Milei desmanteló parte de los controles cambiarios vigentes en la Argentina durante años, que limitaban la repatriación de ganancias de empresas extranjeras y la compra de dólares por parte de los argentinos. Esos controles desalentaban las inversiones y frenaban el crecimiento. El levantamiento parcial de los controles cambiarios de Milei vino tras un préstamo de $20.000 millones del FMI, junto con un programa de préstamos de $12.000 millones del Banco Mundial y otro de $10.000 millones del Banco Interamericano de Desarrollo. Aunque la Argentina había recibido préstamos masivos del FMI en el pasado, los gobiernos anteriores habían malgastado esos fondos en subsidios políticos para ganar elecciones. La mayoría de los economistas esperan que esta vez sea diferente, porque es poco probable que Milei dilapide el dinero como sus antecesores peronistas.
El secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, declaró tras una breve visita a la Argentina el 14 de abril que las reformas económicas de Milei son “históricas” y que el Presidente está “sacando a la Argentina del abismo”. Sin duda, todavía pueden surgir problemas que podrían descarrilar las reformas de Milei. Si a su partido político no le va bien en las elecciones legislativas de octubre, los inversores podrían temer que la oposición peronista vuelva al poder en 2027 y se paralicen las inversiones. Otro riesgo es que Milei pierda apoyos importantes por su costumbre de insultar, a menudo con los términos más groseros, a periodistas, economistas y legisladores.
Curiosamente, Milei rara vez ataca a sus críticos de izquierda o peronistas. En cambio, arremete contra periodistas y políticos de centroderecha que generalmente lo apoyan, pero que ocasionalmente critican alguna de sus medidas. Obviamente, Milei tiene derecho a responder a las críticas. Pero insultar o hacer acusaciones sin mostrar pruebas contra quienes no son sus enemigos políticos no le va a sumar apoyos. Milei necesitará todo el apoyo posible para consolidar sus logros. La prueba definitiva de su éxito será si gana las elecciones de 2027 y logra dejarle el poder en 2031 a un presidente elegido democráticamente que continúe sus políticas económicas. Si logra controlar su temperamento y hacer eso, puede pasar a la historia como uno de los mejores presidentes de la Argentina. ●