El hogar que nació de la caridad británica: el príncipe Felipe supervisó su obra y albergó a veteranos de la Segunda Guerra en el país

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En Villa Devoto funciona un hogar distinto: la Asociación de Beneficencia Británica y Norteamericana (BABS), institución que nació en 1880 para ayudar a los inmigrantes británicos y hoy sigue siendo un refugio de historias y tradiciones.

Ronaldo Watson, su director general -descendiente de escoceses- conoce bien ese legado: “Empecé hace muchos años trabajando en Tupperware. Estudié contador y licenciado en administración. En 2001, cuando el país estaba en crisis y me había quedado sin trabajo, me ofrecieron venir acá. Así me hice cargo de la administración. Mi responsabilidad es sencilla, pero enorme: mantener viva esta casa, esta misión” cuenta.

Desde entonces, Watson no solo administra un edificio: acompaña vidas, cuida historias y ayuda a que la memoria no se apague.

Ronaldo Watson perdió su empleo en 2001, durante la gran crisis económica y social de Argentina. En ese contexto, le ofrecieron trabajar en BABS. Desde entonces, está a cargo de la administración del lugar.

-¿En qué contexto nació la Asociación de Beneficencia Británica y Norteamericana?

-A fines del siglo XIX, la comunidad británica en la Argentina era muy fuerte. Habían traído los ferrocarriles, crearon colegios como San Andrés (1838) y San Jorge, fundaron el Hospital Británico (1844) y el Cementerio Británico. No solo se instalaron: trajeron su forma de vivir en sociedad y su sistema de ayuda mutua. Dentro de eso, en 1880 nació la British and American Benevolent Society (BABS), pensado para asistir a los más vulnerables.

-¿Cómo fueron los primeros hogares?

-Primero se abrió Sunset Home House en Quilmes para señoras, en 1910, con unas 17 residentes. Luego, en Constitución, se inauguró un alojamiento para hombres en situación de vulnerabilidad. Lo particular de ese hogar fue que los residentes no solo vivían ahí: algunos trabajaban durante el día y a la noche compartían su tiempo con los mayores, generando vínculos familiares. Y todo funcionaba gracias a donaciones de personas y empresas británicas en el país.

El primer hogar fue exclusivamente de mujeres y funcionó en Quilmes

-¿Cómo evolucionaron hasta llegar a Villa Devoto?

-La necesidad de unificar los hogares llevó a la compra de un terreno en Villa Devoto. Fue en 1967. No se quería construir un asilo, sino un verdadero hogar: un espacio acogedor, con jardines amplios, salas comunes, biblioteca, música…

En 1967, surgió la necesidad de unificar varios hogares dispersos en un solo espacio común. Para lograrlo, se adquirió un terreno en Villa Devoto, un barrio de Buenos Aires conocido por su tranquilidad y sus espacios verdes.

-¿Qué figuras destacadas visitaron la residencia?

-Tuvimos el honor de recibir a personalidades muy queridas. Durante la construcción del hogar actual, el príncipe Felipe de Edimburgo vino personalmente a recorrer la obra; se mostró muy entusiasmado. Más tarde, en los años 90, también nos visitó la princesa Diana de Gales.

Tras visitar al presidente Carlos Menem en la residencia de Olivos, la princesa Diana fue al BABS, en Villa Devoto. Se sentó en la mesa con algunos de los ancianos que habitaban el hogar y se emocionó con sus historias.Príncipe Felipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II, supervisó las obras

-¿Aquí se cumplen con las tradiciones británicas?

-Sí, los miércoles es el English tea, con scones, brownies, sándwiches, tarteletas de manzana o pan de banana. Las familias están siempre invitadas. Somos una residencia de puertas abiertas, la familia puede venir cuando quieran y ellos también pueden salir cuando lo deseen. Hay algunos que se van los fines de semana o que viajan a visitar a sus hijos en el exterior, aunque son muy pocos.

-¿Quiénes fueron algunos de los residentes más ilustres?

-Tuvimos el honor de alojar a personas verdaderamente extraordinarias. Uno de ellos fue Ronald Scott, un legendario piloto de los Spitfires durante la Segunda Guerra Mundial, quien falleció recientemente a los 107 años. Aunque vivió poco tiempo con nosotros porque se mantuvo muy activo e independiente hasta el final, fue muy querido, un hombre encantador. También contamos con la presencia de mujeres notables como Ann Hume y Molly Chapman, ambas voluntarias de las fuerzas británicas durante la guerra. Ann todavía vive aquí. Hace poco, el rector del colegio San Andrés nos llamó especialmente para traer a sus alumnos: quería que pudieran escuchar, de primera mano, los testimonios de estos veteranos. Fue un encuentro muy emocionante: los chicos pudieron escuchar de primera mano los testimonios de quienes vivieron la historia.

El príncipe Felipe de Edimburgo visitó personalmente la construcción y expresó un gran entusiasmo por el proyecto.Durante su paso por la Argentina, Lady Diana recorrió el hogar. Su foto, aún sobre el escritorio de Watson, recuerda aquel encuentro.

-¿Cuántos residentes hay actualmente en el hogar?

-Hoy tenemos 78 residentes, aunque la capacidad es para 110. Decidimos transformar habitaciones triples en dobles para darles mayor confort. Queremos que quienes viven aquí se sientan en su casa, bien atendidos y acompañados.

-Imagino que, en tantos años de historia, la institución también atravesó momentos difíciles…

-Sí, claro. Yo no estaba todavía, pero sé que durante un breve período, seis años, entre 1984 y 1990, la Asociación cambió de nombre, luego recuperaron su nombre original. Antes, los residentes no pagaban: las empresas británicas radicadas en el país cubrían todos los gastos. Pero después de la guerra de Malvinas, muchas de esas compañías se retiraron o cambiaron sus directivos y los aportes corporativos empezaron a desaparecer. Más adelante, durante la presidencia de Kirchner, surgieron nuevas trabas legales para recibir donaciones. Nos vimos obligados a pedir muchísimos datos a los donantes, ¡Incluso una copia de su declaración de impuestos! Para muchos eso era algo personal y preferían no colaborar. Adaptarnos a todos esos cambios no fue fácil. Pero a pesar de las dificultades, nunca pensamos en cerrar las puertas. Siempre encontramos la manera de seguir adelante.

El 29 de abril de 2011, la Embajadora del Reino Unido visitó la residencia para celebrar el casamiento del príncipe William y Kate Middleton

-¿Cómo se sostiene hoy el lugar?

-Los residentes abonan un arancel mensual que incluye todo salvo medicamentos y pañales si los necesitan. Además, seguimos recibiendo donaciones y organizamos eventos para recaudar fondos, como kermesses, torneos de bridge o actividades en la Embajada Británica. La comunidad siempre está cerca y nos apoya muchísimo.

-¿Cuál cree que es el mayor desafío en su trabajo diario?

-Sin dudas, lograr que nuestros residentes sean felices. Que estén bien, que se sientan contenidos, respetados, que disfruten cada día. Queremos que vivan acá como en su propia casa, rodeados de cariño, buena compañía y actividades que les den alegría.

El hogar se encuentra en Villa DevotoLos gaiteros y bailarinas del Colegio San Andrés durante su visita en marzo de 2024

-¿Qué significa para usted estar al frente de BABS?

-Para mí es un orgullo enorme y una gran responsabilidad. Siento que no solo administro una residencia, sino que represento a toda una comunidad con una historia muy larga en el país. Mi compromiso es mantener vivo ese legado y asegurar que cada persona que llegue aquí viva con dignidad, rodeada de respeto y cuidado.

Visita de los gaiteros del Colegio San Andrés, quienes llenaron de música tradicional escocesa los jardines de la residencia

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