SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Si bien existen actualmente vacunas para prevenir la brucelosis en vacas y en cabras, no existen para ser aplicadas en cerdos ni en personas. De todos modos científicas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) dieron un paso fundamental en ese sentido.
Las investigadoras Mariana Ferrero, Florencia Muñoz González, Magalí Bialer y Ángeles Zorreguieta –que trabajan en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires y en el Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral– presentaron un novedoso enfoque basado en vesículas liberadas por las propias bacterias, que es capaz de estimular las defensas inmunes de ratones y protegerlos de la infección. Tal como explicaron, la brucelosis es una enfermedad causada por una bacteria, que se transmite de los animales a los seres humanos.
“Este avance representa un paso importante hacia el desarrollo de una vacuna contra la brucelosis porcina, que podría ayudar a controlar la transmisión de la bacteria y reducir su impacto en la salud pública y la producción animal”, afirmó Magalí Bialer, investigadora del Conicet y primera autora del artículo junto con Muñoz González.
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En tanto, Ferrero, que compartió la coordinación del estudio con Zorreguieta, jefa del Laboratorio de Microbiología Molecular y Celular de la Fundación Instituto Leloir, agregó: “Estudiamos una proteína llamada MapB, presente en la membrana de la especie Brucella suis, que es clave para mantener la integridad de la envoltura celular de la bacteria y, por lo tanto, un posible blanco para nuevas estrategias de prevención. En nuestro país, Brucella suis infecta principalmente a los cerdos y es la bacteria que se aísla con más frecuencia en pacientes con brucelosis”.
Enfermedad
La brucelosis es una enfermedad infecto-contagiosa animal que el ser humano puede contraer a través del contacto con animales infectados, por consumir productos lácteos contaminados (como leche y quesos no pasteurizados) o a través de la inhalación de aerosoles (pequeñas partículas de la bacteria que se encuentran en el aire). También existe el contagio perinatal (de la mamá al bebé), pero no se disemina de persona a persona.
Además de representar un problema de salud pública, la brucelosis genera grandes costos económicos porque provoca abortos e infertilidad en el ganado. Hasta el momento se identificaron 12 especies de la bacteria Brucella, cada una con distintos hospedadores. Las de mayor potencial zoonótico (posibilidad de transmisión del animal al humano) son Brucella abortus, que afecta sobre todo a las vacas; Brucella melitensis, típica de cabras y ovejas; y Brucella suis, específica de los cerdos.
En la Argentina, el primer caso reportado de brucelosis data de 1922, y a partir de 1960 se la incluyó dentro de los eventos de notificación obligatoria. Según un informe especial sobre el tema, incluido en el Boletín Epidemiológico Nacional 712, “en 2023 se registró el mayor número de casos confirmados de brucelosis del período 2019-2023 con Brucella suis como la especie más común (60%), seguida de Brucella abortus (17%) y Brucella melitensis (13%)”.
Las expertas del Conicet analizaron las denominadas “vesículas de membrana externa” u OMVs (por sus siglas en inglés), que son pequeñas estructuras liberadas naturalmente por la bacteria Brucella suis y que contienen varios de sus componentes. “Estas OMVs pueden usarse como vacunas acelulares, es decir, que no poseen la bacteria completa y, entonces, no pueden causar la enfermedad”, enfatizó Bialer.
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Las científicas compararon las OMVs de la cepa normal de Brucella suis con las de una cepa modificada genéticamente de manera tal que no expresara la proteína MapB, y probaron su efectividad en ratones. Así, determinaron que la vacuna basada en las OMVs de la cepa modificada produjo una respuesta inmune más fuerte. “Para evaluar la protección conferida por la vacuna, además expusimos a los roedores a la bacteria, simulando una infección real, y observamos que en los vacunados disminuyó el ingreso de Brucella”, aseguró Bialer.
A su vez, analizaron sueros de cerdos que habían sido infectados naturalmente con Brucella suis y encontraron que reconocían los antígenos de las OMVs. Eso sugiere que contienen los componentes necesarios para activar el sistema inmunológico en el hospedador natural.