“Vamos a llevar nuestro GPS al futuro”. Así empezó, en la voz de José Del Rio, secretario general de Redacción de LA NACION, el tercer capítulo de Management 2030, el encuentro realizado por el medio junto a Accenture, que convocó a distintos referentes de las industrias que más fuerte vienen pisando en la Argentina y que auguran un gran porvenir para el país, pero también a quienes pueden dar cuenta de la gran revolución tecnológica que está teniendo lugar a partir de la inteligencia artificial (IA).
La búsqueda e implementación de nuevas fuentes de energía, más limpias y renovables, implican, por ejemplo, un gran beneficio para el planeta, pero también abren la puerta hacia las oportunidades de negocios, nuevas inversiones y soluciones innovadoras con el potencial de transformar el futuro. La energía, dicen los especialistas, se encamina a convertirse en el segundo motor de la economía local, por detrás de la industria agropecuaria.
Pero, además de la energía, otros sectores también aparecen en el GPS. La minería, la economía del conocimiento, la robótica, la biotecnología, la industria aeroespacial y satelital, entre otras, son las industrias que se vienen y que vale la pena explorar.
El futuro ya llegó
Tantas veces repetida la que es quizás una de las frases más icónicas del rock nacional, hoy parece más cierta que nunca. “¿Qué es el futuro?”, preguntó Del Rio, para “romper el hielo”, al panel, que contó con la participación de Mariana Camino (presidente y CEO de Abeceb), Raúl Barcesat (CEO de Mercedes-Benz Buses y Camiones), Máximo Cavazzani (fundador y CEO de Etermax), Carlos Pérez (fundador y presidente de BBDO Argentina) y Sebastián Campanario (economista y periodista).
“El futuro es lo que está sucediendo. Todas las semanas hay muchas novedades en relación con la inteligencia artificial, por ejemplo. Hay un ritmo que se aceleró”, respondió Pérez. “Todo lo que pensamos que iba a pasar de acá a 10 o 15 años está pasando en uno o dos”, coincidió Campanario. Y en ese futuro ya presente, Cavazzani puntualizó que “la IA es la madre de todas las revoluciones”.
Como representante de uno de los sectores que justamente están a la vanguardia de las transformaciones, Barcesat señaló que “el futuro son las tecnologías limpias” y agregó que “de a poco, los motores a combustión van a tener una tendencia a ir desapareciendo y vamos a ir a lo eléctrico, con batería de litio o el uso de hidrógeno, tecnologías limpias y no fósiles”.
Pero, así como la tecnología y la inteligencia artificial están transformando cada sector productivo, Camino advirtió que esa es solo una de las revoluciones actuales. “Lo interesante de la época es que todas las revoluciones ocurren en simultáneo. La IA es una de ellas, pero el mundo disrumpe por la demografía y por la transición energética. Y todo se está dando en un marco geopolítico que también cambia. Lo vemos con Estados Unidos, que se retira del multilateralismo para invitar discusiones bilaterales, por ejemplo”, afirmó.
La revancha del emprendedor
Frente a un futuro cada vez más automatizado, uno de los temores lógicos es cuál será el rol de las personas. “La gran pregunta es cuál va a ser el rol del humano. Va a haber capacidad y pensamiento ocioso que vamos a tener que usar para otra cosa”, dijo Pérez.
Del Rio reflexionó sobre las carreras que en los últimos tiempos fueron quedando relegadas, por lo menos por quienes ponderaban el éxito económico al elegir su profesión. “Hace muchos años te decían que había que estudiar para programador o dedicarse a la ingeniería. ¿Ahora es la revancha de los psicólogos o de esas carreras que cuando éramos chicos te decían que no estudies?”, preguntó. “Es la revancha del emprendedor”, respondió Cavazzani, creador de la firma detrás del éxito de Preguntados. “Por más buenas que sean las computadoras para hacer cálculos o para escribir, no dejamos de enseñarle a los chicos a hacer cuentas o a leer y escribir. En la Antigua Grecia había personas que no tenían nada que hacer y se dedicaban a pensar y a filosofar, y dejaron un montón de cosas en la cultura que resuenan hasta el día de hoy. Creo que ese va a ser el lugar del humano: pensar su propio futuro”, argumentó para, finalmente, señalar: “Seguimos necesitando gente que piense y que sueñe con hacer este mundo mejor”.
Un aspecto interesante de estas transformaciones, según Campanario, es que la inteligencia artificial se trata de la primera tecnología que va de abajo para arriba. “Siempre las grandes transformaciones se inventaban en la NASA, en el Departamento de Estado de Estados Unidos, en Defensa, y bajaban a grandes corporaciones y consultoras, y, finalmente, a empresas chicas e individuos. Hoy, cualquier persona tiene la misma herramienta de IA que tiene Elon Musk a mano. Y esto no es algo muy común, y probablemente no dure para siempre, pero tenemos unos meses de ventanas de oportunidades”, destacó el economista y periodista.
Camino, por su parte, aclaró que si bien “la experiencia micro de la tecnología está buenísima y es un habilitador, juega en un mapa donde hay mucha incertidumbre todavía”. Y justamente sobre la incertidumbre había reflexionado Victoria Cole, CEO de VML Argentina, quien interpeló a la mesa: “En este contexto, donde la única certeza es la incertidumbre, ¿cómo hacen planificar y amigarse con esta variable?»
Competitividad y compasión
Como en cada capítulo Management 2030, la charla estuvo matizada por los aportes de Paul Gilbert, psicólogo clínico y creador de la Terapia Centrada en la Compasión, entrevistado especialmente para el evento. “Competir es bueno, pero la cuestión es que luego compartamos lo que sabemos. Compartimos nuestros recursos, compitiendo por esos resultados e intentando suprimir a los demás, aferrándonos a los recursos, de modo que no se comparten, quedan en manos de unos pocos. Los ricos son más ricos y los pobres, más pobres. Eso no es buena competitividad, eso es anti-compasión y anti-competitividad”, desarrolló.
La intervención de Gilbert sirvió para que, desde el panel, dieran su visión sobre cómo está cambiando la mirada sobre la competencia. En ese sentido, Camino destacó: “Antes veías a alguien como un competidor y ahora lo ves como un aliado”. Y Barcesat dio un ejemplo muy concreto. “Las inversiones son tan grandes, que hoy Mercedes-Benz se junta con un competidor para desarrollar el hidrógeno verde para poder tener 1000 kilómetros de autonomía y poder ser el futuro de la solución de transporte”, contó.
La jornada también contó con la participación de Rebeca Hwang, managing director de Kalei Ventures y corresponsal de LA NACION en Silicon Valley, quien contó: “Desde que surgió la inteligencia artificial, acá estamos trabajando más y durmiendo menos”. Sin embargo, diferenció entre la cantidad y la calidad de horas de sueño. “Acá nos monitoreamos el sueño con el reloj y cuando mi deep sleep es de más de una hora, me siento bien, aunque haya dormido cuatro o cinco horas”, detalló.
Con respecto al tema de la inteligencia artificial, Hwang reconoció que hay mucha incertidumbre, pero enfatizó en que su mirada es optimista. “Tengo una visión de un futuro optimista, en el cual la inteligencia artificial curó el cáncer y dejó a la humanidad hacer trabajos que nos gustan y nos enriquecen, mientras ella hace todos los trabajos que no queremos”, dijo. Y enseguida añadió: “Pero también tenemos un escenario más preocupante, más amenazante. Y lo que más me preocupa ahí es la parte cultural. Creo que estamos perdiendo algunos atributos que son el aceite que hace que las conexiones humanas nos permitan seguir sintiendo propósito y significado a la vida. Capaz estamos dando demasiada información, demasiado entrenamiento a quien puede llegar a ser nuestro rival, que es la tecnología”, advirtió.
Por último, Esteban Garabano, líder en la industria de Recursos Naturales de Accenture, contó cómo está impactando la IA en la productividad de los sectores del futuro. “Existen múltiples casos de uso que se están desarrollando en estos momentos, como los agentes para el desarrollo de reservas, información de subsuelo, formación de geociencias y de información sísmica, optimización de las flotas, optimización de la producción, control medioambiental y análisis de calidad de minerales”, concluyó.