En una campaña atravesada por los vaivenes climáticos y con una cosecha de soja que avanza con rindes mejores a los esperados, una nueva variable se impone como clave para pensar el futuro de los cultivos: el océano Atlántico. Atrás parece quedar el protagonismo exclusivo del fenómeno de La Niña y de El Niño en el Pacífico, y todo indica que será el Atlántico —con sus temperaturas inusualmente altas — el que defina el ritmo de las lluvias y, por ende, el de la producción.
“El Atlántico sigue muy caliente y puede ser nuevamente el factor clave de las lluvias para el próximo ciclo de producción”, advirtió Alfredo Elorriaga, consultor climático de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Y no es una simple hipótesis: ya fue así en el verano pasado, cuando las precipitaciones provenientes del este permitieron que la región pampeana evitara una sequía severa pese a la presencia de una Niña moderada.
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Elorriaga puso el foco en las anomalías de temperaturas superficiales (SST, por sus siglas en inglés) del Atlántico Sur que, según datos de la NOAA (la agencia meteorológica norteamericano), registran valores por encima de la media desde septiembre de 2024.
“Las temperaturas oceánicas estuvieron ocho meses consecutivos por arriba de los promedios normales, y todo indica que esto continuará, al menos, hasta octubre de 2025. Todos concuerdan en mostrar un calentamiento evidente, o sea una mancha roja en las costas del Río de La Plata y de Sudamérica hasta octubre del 2025. Los datos van en un sentido muy claro y, al menos hasta hoy, no hay argumentos para pensar en que esto pueda cambiar», dijo.
Este comportamiento, sostuvo el especialista, podría ser fundamental no solo para asegurar una campaña triguera con lluvias normales o superiores a lo habitual, sino también para garantizar condiciones favorables de siembra en la primavera, de cara a la próxima campaña gruesa. “Mucho más si tenemos en cuenta que en el Pacífico se proyecta una neutralidad que seguirá por lo menos hasta octubre/noviembre”, agregó.
El impacto ya se hizo notar. Entre febrero y marzo, cuando se jugaban semanas críticas para la soja, las lluvias impulsadas por la circulación del Atlántico permitieron que los perfiles de humedad se recuperaran en buena parte de la región pampeana. El resultado se ve ahora en los rindes que sorprenden positivamente. “La región pampeana se salvó de una sequía que podría haberse profundizado como ocurrió en Santiago del Estero o el Chaco”, señaló Elorriaga.
Pero este calentamiento no viene sin consecuencias. Para Elorriaga, estas condiciones también pueden alimentar tormentas más violentas: “Con mayores temperaturas, se vuelven más frecuentes los eventos de tiempo extremo. Ya lo vimos este año, y lamentablemente se cumplió. Es de esperar que aumenten la cantidad de fenómenos disruptivos, los eventos de tiempo extremo. Temperaturas más altas que lo normal en la superficie del Océano Pacífico el Atlántico aportan más combustible para que se formen tormentas potencialmente más violentas“.
En este escenario, la atención está puesta también en lo que ocurre —y puede ocurrir — en el Océano Pacífico. Elorriaga explicó que, si bien a finales de 2024 se anticipaba una Niña fuerte, luego las proyecciones se debilitaron y finalmente lo que se observó fue una Niña moderada.
Hoy, el Pacífico no muestra señales claras. “Estamos en igualdad de condiciones ante la posibilidad de una neutralidad negativa o positiva. Por eso, el dato del Pacífico no es relevante ahora, pero sí lo es lo que muestra el Atlántico”, remarcó.
Desde otro frente de análisis, el meteorólogo Leonardo De Benedictis coincidió en que el escenario dominante será la neutralidad, pero alertó sobre las interpretaciones simplistas. “Muchos asocian neutralidad con lluvias normales, pero no tiene por qué ser así. Puede haber una gran irregularidad: un mes con lluvias por encima de lo normal, otro por debajo. La neutralidad no garantiza tranquilidad”, indicó.
De Benedictis agregó que, si bien un patrón neutral no es una mala noticia en términos de reservas hídricas, sí puede abrir la puerta a eventos extremos puntuales. “Claramente no estamos exentos de tener eventos significativos. Los extremos suelen ser acotados pero muy negativos en las zonas donde se desarrollan”, dijo.
Para los productores, el mensaje es claro: hay condiciones alentadoras para el trigo y una base hídrica que permite un arranque favorable, pero con el Atlántico como actor principal del clima, no se debe bajar la guardia. “De los condicionantes más importantes a nivel planetario, hoy el de mayor peso es el océano Atlántico. Y todo indica que seguirá aportando humedad al menos hasta la primavera”, concluyó Elorriaga.
Con una mirada más conservadora, la experta en clima del INTA, Natalia Gattinoni, pronosticó que la campaña triguera transitaría con condiciones neutrales en lo que es el otoño, invierno y principalmente la primera parte de la primavera.
“Con el pronóstico trimestral, principalmente elaborado en el Servicio Meteorológico Nacional, podemos ver que en región pampeana las chances de transitarlo en condiciones normales son las que prevalecen, aunque con cierta incertidumbre igualmente para el periodo mayo, junio y julio. Y en cuanto a temperatura, en promedio también entre normal a más cálido. Habrá que ir mirando pronósticos a corto plazo con información de eventos como pueden ser heladas y periodos de bajas temperaturas que puedan presentarse”, manifestó.
En lo que corresponde a la segunda parte de la campaña fina, según datos de abril, para Gattinoni, para la segunda parte del año existe diferencia entre los modelos para ver hacia dónde va a ir este fenómeno, El Niño o La Niña, o lo neutral.
“Lo que está prevaleciendo son condiciones neutrales del fenómeno y hay una equidad entre lo que pueda suceder con La Niña y El Niño, equidad en cuanto a las probabilidades, así que hay todavía incertidumbre en cuanto a cómo pueda desarrollarse relacionado con estos fenómenos, hay mucha dispersión entre lo que dicen los modelos, si será Niño, Niña o neutralidad; esto es típico de esta época del año donde los modelos tienden a no ver tan claro lo que pasa en la segunda parte del año”, detalló.
Es por eso por lo que la especialista aconsejó mirar también los pronósticos a largo plazo y principalmente cuando se pase el invierno: “Ahí las situaciones en el océano se van y los modelos empiezan a verse con mayor claridad y se puede tener mayor información. Por lo pronto, aun existen incertezas en cuanto a qué podría suceder en la segunda parte del año”.
Condiciones para los próximos días
Luego de varios días de inestabilidad con una masa de aire cálido y húmedo, que dejó momentos con lluvias importantes, tormentas y posibilidad de granizo también en alguna zona, Gattinoni confirmó que a partir del jueves y viernes, esta masa inestable se desplazará hacia el norte-nordeste, “dejando un ambiente más estable y más seco, para que se pueda avanzar en la cosecha siempre y cuando se den las condiciones de suelo y de piso para todo el trabajo”.
Dijo que el próximo evento de lluvia de corta duración estaría presentándose hacia el 16 de mayo, pero aun no hay coincidencia entre los modelos. Para “lo que queda de mayo, habría nuevamente eventos de lluvia propios de la época”.