Este 8 de mayo, Enrique Iglesias celebra medio siglo de vida; y lo hace desde la calma y el anonimato de su hogar en Miami, alejado de los focos que dominaron toda su juventud. El hijo más famoso de uno de los cantantes más conocidos del mercado iberoamericano, huyó de nuestro país para vivir en Miami con su mujer Anna Kournikova y, hasta el pasado 2024, permaneció durante tres años sin pisar España.
El evento que rompió esta dinámica fue Los 40 Music Awards, celebrados en Barcelona el pasado mes de noviembre. Allí, el hijo de Isabel Preysler se mostró relajado, cercano y reflexivo. «Estoy en plan relax, en casa con los niños, estoy disfrutando de poder llevarlos al colegio, verlos crecer… Tengo tres hijo, cada día que pasa crecen rapidísimo y quiero disfrutar este año», confesó. El padre de los gemelos Nicholas y Lucy, de siete años, y la pequeña Mary, de cinco, aseguró que cada día al lado de ellos es un regalo: “Me voy un día y al regresar parece que ya han crecido”. De hecho, confesó que etapa vital ha cambiado sus prioridades; aunque no se plantea una retirada definitiva, sí reconoce que su carrera musical ha pasado a un segundo plano.
Esa transformación no implica, sin embargo, un adiós a la música. “No voy a lanzar más álbumes, pero seguiré escribiendo canciones”, dijo. La presión que solía sentir a la hora de producir discos completos ha dado paso al deseo de publicar sencillos de forma más libre. El anuncio de su último álbum, Final (Vol. 2), lo dejó claro: es un cierre simbólico a una etapa intensa, marcada por giras internacionales y éxitos que han superado los 70 millones de ventas.
De hecho, en paralelo a este retiro parcial, Iglesias ha reforzado su faceta empresarial. Hace apenas unos meses, protagonizó una operación millonaria al vender su catálogo musical a la firma Influence Media Partners. Aunque las cifras exactas no han sido confirmadas por las partes, medios como Bloomberg estimaron que la transacción rondaría los 100 millones de dólares. El acuerdo incluye no solo la gestión de sus derechos musicales, sino también el uso de su imagen, abriendo la puerta a futuras licencias y proyectos comerciales.
Según contó su hermana Tamara Falcó en El Hormiguero, Enrique no habría entregado todo su repertorio. Lo cierto es que, más allá de lo firmado, la operación confirma su olfato para los negocios y su capacidad para capitalizar una carrera construida sobre décadas de éxitos en español e inglés.
Su reservada vida en Miami
El artista reside en la exclusiva isla de Indian Creek, al norte de Miami Beach, conocida también como el “búnker de los multimillonarios”, tal y como afirma la revista Semana. En este enclave blindado, rodeado de estricta seguridad y donde también viven figuras como Jeff Bezos, Tom Brady o Gisele Bündchen, Iglesias ha encontrado el refugio perfecto para proteger su intimidad junto a su pareja y sus hijos.
Su mansión, valorada en más de 20 millones de dólares, cuenta con acceso privado al mar, embarcadero, jardín, gimnasio y una estética serena en tonos blancos y beiges que evocan la calma marina. Aunque ambos son muy discretos, en algunas publicaciones se ha podido ver a los pequeños correteando con sus perros en el jardín, disfrutando de un espacio que parece diseñado para la vida familiar tranquila que tanto anhelan.
Su propia familia, su prioridad
Su distancia con nuestro país ha acabado pasándole factura a la relación con su mediática familia. Su ausencia en la boda de su hermana Tamara Falcó volvió a generar titulares. La propia marquesa le restó importancia, reconociendo que su hermano es una persona muy reservada. “Enrique no estuvo en la boda de mis otros hermanos, pero en su forma de ser es muy tímido (…) Enrique es capaz de cantar en conciertos, en estadios llenos de gente, pero luego para sus cosas es de grupo muy pequeño”, explicó en El Hormiguero.
Julio José Iglesias también comentó la situación con humor a los medios: “Siempre miento. Pero la verdad es que Enrique no viene a la boda de Tamara porque no le gustan las bodas. A la mía tampoco vino”. De hecho, tampoco asistió al enlace de Ana Boyer con Fernando Verdasco. No obstante, y pese a estas ausencias, no hay señales públicas de conflicto entre los hermanos.