En México existen leyes para reglamentar a la sociedad y permitir una convivencia armoniosa y pacífica, cuando el orden es roto por algún tercero se le infringe una pena por la falta que realizó, que puede ser o un delito o una falta administrativa. Sin embargo, pocas veces se habla de la diferencia entre estos dos conceptos y lo que implica para las personas.
Las faltas administrativas y los delitos representan dos categorías distintas de conductas sancionables, diferenciadas principalmente por su gravedad y el marco normativo que las regula.
Los delitos constituyen infracciones a la ley penal y están tipificados en el Código Penal Federal y en sus homólogos estatales. Los delitos abarcan conductas que afectan gravemente a la sociedad o a los derechos de las personas, como el homicidio, el robo o el fraude y están clasificadas como graves o no graves según su naturaleza y las consecuencias que generan.
Por otro lado, las faltas administrativas corresponden a violaciones menores de las normas de convivencia o disposiciones administratorias, reguladas por reglamentos municipales, estatales o nacionales, no forman parte del derecho penal.
Ejemplos comunes de las faltas administrativas incluyen el consumo de alcohol en la vía pública o el exceso de velocidad. Aunque estas conductas no se consideran delitos, pueden acarrear sanciones como multas o medidas correctivas, dependiendo de la jurisdicción y la normativa aplicable.
¿Quién sanciona los delitos y quién las faltas administrativas?
Debido a que las faltas administrativas y los delitos están regulados por diferentes normativas, los procedimientos, el tratamiento legal y las consecuencias que generan son sumamente dispares.
Los delitos son procesados bajo el sistema penal acusatorio y pueden derivar en penas severas como prisión o reparación del daño. Las faltas administrativas se resuelven mediante un proceso administrativo simplificado, con sanciones generalmente menores como multas económicas o arrestos breves.
En cuanto a los delitos, ellos son investigados y procesados por el Ministerio Público, que tiene la responsabilidad de reunir pruebas y llevar el caso ante un juez penal, este sistema busca garantizar que las sanciones sean proporcionales al daño causado.
Por otro lado, las faltas administrativas son gestionadas por autoridades como jueces cívicos. Estas infracciones suelen resolverse de manera inmediata, sin necesidad de un juicio penal y las sanciones impuestas no afectan los antecedentes penales de los infractores.
Los delitos más comunes en México son el robo, violencia intrafamiliar, homicidio y el narcomenudeo. Las faltas administrativas que tienen más frecuencia en el país son el consumo de alcohol en la vía pública, faltas de tránsito, orinar en la vía pública y la venta ambulante en zonas prohibidas.