Un nuevo atentado se registró en el Complejo Arqueológico de Chan Chan. Un video grabado en plena luz del día y publicado en redes sociales mostró una escena que, para muchos trujillanos, resultó insoportable: un joven con mochila negra, gorra y cabello blanco pintaba con aerosol una figura obscena sobre un muro original del conjunto amurallado de Chan Chan, patrimonio de la humanidad según la Unesco. El clip, que se viralizó antes de ser borrado, no solo evidenció la acción del responsable, sino también la presencia de una segunda persona que registró todo con su celular, sin que ninguna autoridad se interpusiera.
La indignación fue inmediata. La Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de La Libertad rechazó públicamente el atentado al monumento y anunció medidas para mitigar el daño. “Se ha dispuesto de inmediato la intervención del área técnica especializada para proceder a la limpieza y restauración del muro afectado, con el fin de eliminar cualquier rastro de la pintura sin comprometer la integridad del monumento”, indicó la institución en un comunicado oficial.
Los ciudadanos, arqueólogos y defensores del patrimonio cultural señalaban un problema más profundo: la ausencia de vigilancia adecuada en partes del complejo arqueológico. La zona donde ocurrió el hecho no es un área turística activa, sino un sector abierto y poco protegido del extenso recinto chimú.
Un acto registrado y viralizado
La figura pintada —un dibujo fálico de aproximadamente dos metros de ancho— no fue la única encontrada por el medio local Canal Digital Trujillo Limpio, que acudió al lugar tras la viralización del video. A pocos metros de lo ocurrido el fin de semana, al este de la ciudadela y cerca del Museo de Chan Chan, también se observaron otras pintas con inscripciones como “Sparta Force”, “Boris” y “M y M”, además de residuos de basura y vegetación seca acumulada, todo dentro de una zona que debería estar protegida por su valor histórico.
También se indicó que no se apreciaban cámaras de seguridad ni presencia de guardianes en el sector afectado, a diferencia de las áreas cercanas al museo o los circuitos turísticos tradicionales.
La investigación sobre la autoría del acto se inició tras identificarse la cuenta que difundió el video bajo el nombre de “Marcofer” o “Marcos Fernández”, aparentemente una cuenta falsa sin publicaciones ni contactos visibles. “Cuatro personas con ese nombre en Trujillo, dos de ellos son menores de edad, de 11 y 12 años, y otros dos son adultos de 28 y 30 años”, detallaron en RPP, citando fuentes policiales que evalúan la veracidad de los datos y los posibles vínculos con los responsables.
El Código Penal peruano contempla penas severas para quienes dañan el patrimonio cultural. Según el artículo 226, quien atente contra un monumento arqueológico puede recibir hasta seis años de prisión y 365 días multa. En caso de inducir a otra persona a cometer estos actos, la pena podría llegar hasta ocho años de cárcel. Las autoridades culturales han informado que se evalúa la apertura de un proceso penal contra quienes resulten responsables del acto cometido en Chan Chan.
“El hecho constituye una grave falta de respeto a nuestro legado histórico y cultural, así como también una vulneración a las normas de protección del patrimonio arqueológico”, expresó la DDC en su pronunciamiento. En paralelo, se anunció el fortalecimiento de las acciones de sensibilización con la comunidad, especialmente escolares y pobladores del entorno, con el fin de generar un mayor compromiso en la defensa del sitio.
Zonas vulnerables sin protección
Las dimensiones del complejo arqueológico de Chan Chan son una de sus fortalezas, pero también un desafío para su protección. Extendido por más de 20 kilómetros cuadrados, muchas de sus zonas no reciben turistas ni vigilancia regular. Tal como cuentan los vecinos, el lugar exacto donde ocurrió el atentado se encuentra a unos 400 o 500 metros del museo, en un sector que da hacia un campo agrícola y colinda con la carretera, lo que facilita el ingreso de personas sin control.
En esta ocasión, sin embargo, la magnitud del daño han dado mayor visibilidad a las carencias estructurales en la protección del sitio. Chan Chan, ciudad de adobe levantada por los chimúes entre los años 1000 y 1470, no solo enfrenta los embates del tiempo y el clima, sino también los de la negligencia y el descuido.
El ataque con aerosol no es el único atentado que Chan Chan ha enfrentado este año. En abril, dos personas fueron detenidas por ingresar maquinaria pesada y realizar trabajos ilegales en una zona intangible del sitio, específicamente en el sector Pampas del Padre Abán, Wachaque Grande. La Policía intervino en flagrancia mientras los sujetos abrían una trocha sin autorización.
Los trabajos, según informó la Dirección Desconcentrada de Cultura, afectaron gravemente una plataforma arquitectónica chimú. Se realizaron excavaciones de hasta 15 metros por lado y con profundidades de casi un metro, afectando directamente las estructuras internas del sitio. En el operativo se incautó un cargador frontal utilizado para estos fines y se determinó que los trabajos no eran espontáneos, sino parte de una actividad planificada.
Este hecho evidenció nuevamente los riesgos que enfrenta Chan Chan por la ocupación indebida de terrenos, el uso de maquinaria en zonas protegidas y la falta de un control más riguroso sobre las actividades dentro del área arqueológica. Las autoridades informaron que las excavaciones se ejecutaron sobre un relleno original de adobe y gravilla, afectando directamente el diseño original del lugar.
La situación actual de Chan Chan deja expuesta una realidad incómoda: las autoridades culturales tienen limitaciones para proteger efectivamente uno de los sitios más emblemáticos del país. Aunque el Ministerio de Cultura y la DDC La Libertad han expresado su rechazo y prometido acciones correctivas, la respuesta no ha sido completa. El comunicado oficial, por ejemplo, solo hizo referencia a la imagen obscena pintada, sin mencionar los otros grafitis detectados en la misma zona.