La oposición perdió el eje y el oficialismo ganó aire. A pocos días de la elección porteña, donde los libertarios se juegan una pulseada clave con Pro, Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, se anotó una victoria: logró desactivar la sesión prevista para este martes, que buscaba interpelar a los ministros Mariano Cúneo Libarona (Justicia) y Luis Caputo (Economía) por el caso $LIBRA.
El desenlace fue producto de una combinación: algo de astucia oficialista y bastante de descoordinación opositora. La parálisis terminó beneficiando a todos. El oficialismo evitó una exposición incómoda y los bloques interpelantes -Unión por la Patria, Encuentro Federal, la Coalición Cívica, los radicales de Democracia y el Frente de Izquierda- esquivaron el costo político de ir al recinto sin los votos suficientes para abrir el debate.
Cúneo y Caputo ya habían sido convocados junto al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, pero enviaron excusas: el primero alegó “compromisos urgentes”; el segundo, “cuestiones de agenda impostergables”. Las notas justificando sus ausencias llegaron el mismo día de la sesión. Ante la escalada de tensión, Menem asumió públicamente el compromiso de volver a citarlos.
Los faltazos de Cuneo Libarona y Caputo, y las jugarretas oficialistas para evitar las interpelaciones, son la clara demostración de que están hasta las manos con la estafa cripto.
Pero la verdad va a salir a la luz. Y deberán venir con Karina a dar explicaciones. No lo duden. pic.twitter.com/FLdjEItqD6
— GERMAN MARTINEZ (@gerpmartinez) May 14, 2025
Pero la inercia volvió a imponerse, esta vez envuelta en tecnicismos reglamentarios. El presidente de la Cámara alegó que era necesaria una nueva citación formal, mientras que la oposición condicionó el pedido de sesión a la confirmación de la presencia de los funcionarios. Todos sabían que ni una cosa ni la otra ocurriría. Fue un empate tácito, que dejó todo como estaba.
Nadie quiere dar un paso en falso. Las elecciones porteñas del domingo reordenarán el tablero político de cara a los comicios nacionales y un error en esta instancia puede costar caro.
La oposición intenta volver a la senda de la cohesión. Lo que más inquieta no es la dificultad para reunir 129 votos para habilitar el recinto, sino la pérdida de la sintonía que venían cultivando en las últimas semanas para avanzar de manera conjunta. La decena de dictámenes sobre cómo y cuánto aumentar las jubilaciones o si prorrogar o rediseñar la moratoria previsional dan cuenta de esas fisuras.
La distancia crece, y con ella, la preocupación por perder fuerza y volumen para marcar agenda sin depender del visto bueno ajeno. La próxima batalla será destrabar el laberinto en que quedó la comisión investigadora del caso $LIBRA, que aún no logra funcionar por la falta de acuerdo para designar autoridades. Con 14 miembros de cada lado, el empate paraliza todo.
Dos caminos se abren. O se somete a votación en el recinto quién preside la comisión y bajo qué reglamento opera, o se modifica la resolución que la creó para establecer un número impar de integrantes y romper el equilibrio. Será clave cómo se plantee: el oficialismo ya anticipa que reclamará mayorías especiales -difíciles de alcanzar para la oposición- para definir cuestiones fuera del temario.
Esta tarde, Unión por la Patria, Encuentro Federal, la Coalición Cívica y los radicales de Democracia se reúnen para definir el rumbo. Buscan impulsar una sesión con temas incómodos para el Gobierno: emergencia en discapacidad, prórroga de la moratoria previsional y nuevo esquema de movilidad jubilatoria. Tienen tarea pendiente: unificar la letra chica de los dictámenes dispersos.
El momento también servirá para exigir que las comisiones de Educación y Presupuesto debatan un nuevo presupuesto universitario -que Milei vetó el año pasado- y para intentar activar la comisión investigadora. A esa agenda se sumó otro punto que irrita al oficialismo: la limitación del uso de los decretos de necesidad y urgencia (DNU) y el mecanismo para su tratamiento legislativo.