Bruguera recupera las primeras 200 aventuras de Mortadelo y Filemón, previas a la T.I.A.

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Jose Oliva

Barcelona, 17 may (EFE).- La editorial Bruguera ha recuperado por primera vez en un volumen los primeros 200 casos de Mortadelo y Filemón, realizados entre 1958 y 1960, cuando eran meros detectives y todavía no habían ingresado en la T.I.A., «un acto de justicia hacia su creador, Francisco Ibáñez», ha afirmado el editor Antoni Guiral.

La idea de Guiral y Jordi Canyissà, prologuistas del volumen, era rescatar las 200 primeras historietas de ‘Mortadelo y Filemón, Agencia de información’, «partiendo de la publicación original, o sea desde las revistas impresas, lo cual no es fácil porque son revistas que tienen 70 años prácticamente y en su momento no estaban muy bien imprimidas».

En una entrevista con EFE, Guiral señala que esta iniciativa es «un acto de justicia, porque es un patrimonio cultural», y estaba pendiente poner estas historietas en contexto, acompañadas de una serie de textos que «aportan datos hasta ahora desconocidos de la vida de Ibáñez, tras haber podido hablar con sus familiares».

Esos textos analizan la evolución gráfica y narrativa de las historietas a lo largo de este tiempo: «Los primeros ‘mortadelos’ están hechos a partir de enero de 1958, en una etapa en la que Ibáñez ya lleva seis años publicando como historietista, o sea, no es un recién llegado, ya tiene un estilo claro, a pesar de que no es el grafismo definitivo, pero sus personajes están muy vivos».

Además, añade Guiral, son casos en los que Mortadelo y Filemón investigan pero todavía no son agentes de la organización T.I.A., son miembros de una agencia de detectives.

Hay una serie de singularidades en esa época, como el hecho de que inicialmente parecía que eran una parodia de Sherlock Holmes y Watson, pero con las viñetas ya se ve claramente que no es así, asegura Guiral.

Por otra parte, desde un punto de vista gráfico, al principio llevan sombrero y van vestidos de otro modo; sin embargo, «Mortadelo ya se disfraza desde la primera historieta, pero no lo hace de manera súbita, sino que saca los disfraces de su sombrero, y Filemón fuma una aparatosa pipa», recuerda Guiral

Al contrario que en sus últimas obras, en las que las referencias a personajes de la política o a acontecimientos deportivos eran recurrentes, en estas primeras viñetas «no hay elementos de la actualidad en el sentido estricto, pero sí de la realidad sociológica de la época».

Guiral menciona alguno de estos elementos, como la aparición de personajes hoy desaparecidos, entre ellos el sereno o el limpiabotas, y también salen niños menores de edad trabajando en la venta callejera de diarios, «todos reflejo de la España de esos años».

Las entrevistas con Núria Ibáñez han permitido desvelar cuestiones biográficas de su padre, como a qué se dedicaban sus progenitores, a qué escuela fue el pequeño Francisco, cuándo comenzó y finalizó su trabajo como botones del Banco Español de Crédito o cómo conoció a su mujer.

La intención de Bruguera es continuar esta recuperación, pero, según Guiral, dependerá de la respuesta del público: «Si este libro funciona bien y gusta, entonces habrá un segundo volumen con los 200 siguientes casos».

Apunta Guiral que Ibáñez no sufrió directamente la censura, pero en aquellos años, en pleno franquismo, todas las comunicaciones pasaban por una censura previa y cuando comienza a hacer Mortadelo y Filemón ya existía una legislación, que se publicó en el BOE, que estipulaba lo que no se podía publicar en las revistas infantiles y juveniles, y entre ellas estaban los tebeos.

«A partir de aquí, el dibujante ya sabía lo que podía y no podía hacer, entre estos últimos los insultos, que se limitaban al ‘zoquete’, ‘gamberro’ o ‘besugo'».

En estas primeras historietas no aparecen ni el Superintendente ni el profesor Bacterio, pues hasta 1969 los dos personajes no entran en la T.I.A., «cuando a Ibáñez le encargan una aventura larga, con 46 páginas, que ya se publica en la revista ‘Gran Pulgarcito'».

En estas primeras aventuras, de una o dos páginas, Mortadelo y Filemón se enfrentan a «casos a veces estrambóticos, como encontrar un cuadro de Velázquez que se ha perdido, viajar a Perú como guardaespaldas de un señor muy rico o un caso muy curioso en el que aparece una de las hermanas Gilda, la serie del dibujante Vázquez, que les pide que busquen a su amorcito».

Para esta antología, los dos especialistas revisaron todas las revistas de la editorial Bruguera de 1957 a 1969 (Pulgarcito, Selecciones de Humor de El DDT, El DDT, Tío Vivo), y así llegaron a la primera publicación de Ibáñez en la revista Pulgarcito, que es un chiste sin firma, la aparición por primera vez de su firma en un chiste en la revista El DDT, o la primera historieta de Mortadelo y Filemón.

Las tiradas de la época no se saben exactamente, pero, según Guiral, muy posiblemente la revista Pulgarcito tenía a finales de los años 50 una tirada de entre 60.000 y 100.000 ejemplares semanales. EFE

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