Julio De Grazia: el actor argentino más querido que conmovió a todos con su trágico final

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Julio de Grazia había logrado, en su extensa carrera como actor, convertirse en un intérprete popular y prestigioso al mismo tiempo. Era admirado por sus colegas, destacado por los críticos y querido por su público, gracias a sus roles en el teatro, la televisión y especialmente en el cine, donde dejó dos personajes entrañables: Jorge Musicardi, de Esperando la carroza, y Mojarrita, de Los Superagentes.

Pero a los 59 años, y lejos de disfrutar las mieles de sus éxitos profesionales, el actor tomó la drástica decisión de acabar con su vida. En la madrugada del lunes 15 de mayo de 1989, pocas horas después de un domingo de elecciones nacionales que le otorgarían el triunfo a Carlos Saúl Menem, De Grazia se disparó un tiro en la frente. Murió tres días después en el Hospital Fernández.

Su muerte dejó un vacío enorme en el mundo del espectáculo y también una serie de dudas.

Julio de Grazia falleció el 18 de mayo de 1989

“Ser actor es como ser detective”

Nacido en Buenos Aires el 14 de julio de 1929, este popular intérprete transitó por todos los géneros. Encarnaba la comedia, especialmente el grotesco, y el drama con el mismo talento. Formado en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, dio sus primeros pasos, firmes, sobre los escenarios, en prestigiosos teatros de la Argentina, como el Cervantes y más tarde el San Martín.

Fue definido por quienes siguieron su vida como un porteño de ley, y el crítico Rómulo Berruti fue un poco más allá y lo describió como “un porteño de ley” y una figura “discepoliana”, que destacaba por su carácter “fatalista”, aunque también lo pintó como un hombre “tierno, emotivo y sensible”.

Julio de Grazia, Marta Bianchi y Luis Brandoni en la obra teatral Papi

“Ser actor es como ser detective -decía De Grazia en una entrevista a LA NACION-. Hay que tener imaginación, poder de observación, buscar razones para los personajes, fingirse a veces como otro ser humano. Todo está ligado a mi fantasía infantil, que no deja de sorprenderme. Esta es, en realidad, mi formación actoral”.

Julio de Grazia junto a su mujer, María Estela Lorca; en las butacas de atrás están Sergio Velasco Ferrero y Adriana Salgueiro

Polémica en el bar

Así como el teatro fue su principal plataforma en sus inicios como actor y él nunca lo abandonó (“el teatro es un amor del que nunca me puedo desprender”, decía), también se destacó en televisión y en su prolífica carrera cinematográfica.

En la pantalla chica llegaría a hacerse conocido y querido por el público masivo gracias a su ingreso al programa cómico Operación Ja, Ja, que escribían y dirigían los hermanos Hugo y Gerardo Sofovich. Allí, en el año 1973, pasó a ser un integrante de la mitológica mesa de Polémica en el Bar, donde compartía el set con otros monstruos de la comedia, como Jorge Porcel, Juan Carlos Altavista, Rolo Puente y Vicente La Russa.

Rolo Puente, de Ferro, se abraza con Porcel y, a su lado, con la de Boca, De Grazia, xeneize confeso

Si bien en ese ciclo televisivo explotaba sus dotes humorísticos -hacía del personaje calentón que terminaba siempre peleándose con Minguito Tinguitella-, se destacó en otros programas “serios” como Vínculos, Teatro como en el teatro, u Hombres de ley, entre otros.

Pero el ingreso de este enorme actor al difícil olimpo de la cultura y la memoria popular se dio a través del cine. Fue el séptimo arte, paradójicamente, el que despertó en Julio y su hermano Alfonso, también actor, el hambre por la actuación. Eso confesó el propio Alfonso en una entrevista, cuando señaló que de niños ambos hermanos solían asistir con mucha frecuencia al cine y que una película los había impactado particularmente: La muerte de un viajante, la versión cinematográfica del año 1951 de la obra teatral de Arthur Miller.

Julio de Grazia y el Facha Martel en Todo o nadaCarlos Scazziotta, Julio de Grazia y Rafael Carret junto al protagonista de la película El soldado chamamé

El agente Mojarrita

Julio De Grazia hizo más de 60 películas para la pantalla grande, otra vez transitando todos los géneros. Pero la trascendencia le llegó a través de dos personajes. Primero, el agente secreto argentino Mojarrita, integrante de la Organización Secreta Acuario, y compañero de otros dos colegas: el agente Tiburón, que interpretaba Ricardo Bauleo, y el agente Delfín, que hacía Víctor Bo.

Lo que comenzó con la película La Gran Aventura, del año 1974, se convirtió en una saga donde los llamados Superagentes atravesaban diversas peripecias. Los tres pasaban por trances similares a los del espía británico James Bond, pero al estilo criollo, donde no faltaban los gadgets, los autos último modelo y las mujeres hermosas.

Julio de Grazia, Ricardo Bauleo y Víctor Bo, que interpretaron respectivamente a Mojarrita, Tiburón y Delfín en las películas de los Superagentes en las décadas del 70 y 80Julio de Grazia y Víctor Bo en Los superagentes contra los fantasmas

En esta serie de películas, que en total, con el trío completo, fueron nueve, a De Grazia le tocó el papel del agente gracioso a su pesar, pero que se convirtió en el más querido de los tres para el público leal que seguía sus aventuras. Mientras que Tiburón y Delfín eran galanes fuertes e inteligentes, Mojarrita era un ser un tanto torpe y poco agraciado.

En uno de estos filmes, Los superagentes no se rompen, del año 1979, De Grazia realizaría otra de sus labores como artista: la de ser director (tarea que repetiría más adelante con otra película: Susana quiere, el negro también o Al que quiere celeste, con Alberto Olmedo y Susana Traverso, del año 1987).

Julio de Grazia y Martín Karadagian en la película Los superagentes y los titanes, del año 1983Alberto Olmedo y Julio de Grazia trabajaron juntos en El negro quiere, Susana también, el primero como actor, el segundo como actor y director

El hijo mayor de Mamá Cora

Algo similar al cariño que despertó Mojarrita sucedió con Jorge Musicardi, el personaje que De Grazia interpretó en Esperando la carroza, el grotesco dirigido por Alejandro Doria que se convirtió en un clásico de la cinematografía nacional.

Jorge era el hermano mayor y desdichado de una familia que, de un día para el otro, debía lidiar con la supuesta muerte de su madre, Mamá Cora, y con un velatorio que sería posiblemente el más delirante de todos los tiempos.

Betiana Blum, Luis Brandoni, Julio De Grazia, Andrea Tenuta, Juan Manuel Tenuta, Mónica Villa, y China Zorrilla en Esperando la carroza (1985)

En el cine él también interpretó otros personajes, mucho más dramáticos, como los de las películas de Adolfo Aristarain, Últimos días de la víctima, Tiempo de revancha o La parte del león. También participó en otros clásicos nacionales como Plata dulce, Los pasajeros del jardín o No habrá más penas ni olvido.

“En mi vida de actor hice cosas recordables y otras no tanto, pero no me arrepiento de nada de lo que aporté al arte”, le decía el actor a LA NACION. Y esa “vida de actor” a la que hacía mención De Grazia, con su voz algo cascada y su pinta de tipo bonachón, había entrado fuerte en eso que se llama imaginario social.

 Betiana Blum, Luis Brandoni, Julio De Grazia, Juan Manuel Tenuta, Mónica Villa y China Zorrilla en Esperando la carroza (1985)

El tiro y el final

Por eso, aquel lunes 15 de mayo de 1989, nadie quería creer lo que había pasado. Pero era así. El actor de Mojarrita, el que se arrojaba desesperado sobre el cajón de Mamá Cora en Esperando la carroza, se había descerrajado un tiro con un revólver calibre 38 en la frente, en su departamento de la calle Suipacha.

De inmediato, De Grazia fue trasladado al Hospital Fernández, en el barrio de Palermo, donde ingresó con nulas esperanzas de sobrevivir. “El señor Julio de Grazia ingresó esta madrugada al hospital con una herida de arma de fuego en el cráneo, con orificio de entrada pero no de salida”, informaba a la televisión Claudio Goldini, médico director de la unidad de Terapia Intensiva de ese sanatorio.

Federico Luppi, Haydeé Padilla, Dora Prince y Julio de Grazia en El arreglo, película de Fernando Ayala

Luego de una intervención de urgencia, proseguía el informe del doctor, De Grazia fue enviado nuevamente a Terapia Intensiva. “El estado actual es de coma, grado tres o cuatro. Es decir, grave. Y habrá que esperar la evolución. Su pronóstico es reservado”, concluía el galeno.

Tres días después, el 18 de mayo, llegaría la peor noticia. Julio De Grazia había muerto. La mala nueva fue extremadamente dolorosa para su esposa, María Estela Lorca, sus familiares, colegas y también para los miles de espectadores que habían sabido admirarlo en sus papeles a lo largo de los años.

Héctor Olivera en el rodaje de Plata Dulce: símbolo de otra época, la película muestra el desenfreno popular por hacer mucho dinero en poco tiempo

Un entierro multitudinario

El entierro del intérprete fue multitudinario y se llevó acabo el 19 de mayo en el Panteón de Actores del Cementerio de Chacarita.

Pese a que uno de los pedidos que había dejado De Grazia para después de su muerte era que no le enviaran flores ni coronas en su funeral, que donaran el dinero a la Casa del Teatro y al Hospital de Niños, lo mismo en su última despedida hubo ofrendas florales. Entre otros, había mandado flores Juan Carlos Altavista, la distribuidora Latin Films y el presidente de la Nación, Raúl Alfonsín.

El entierro de Julio de Grazia fue en el Panteón de Actores del cementerio de Chacarita

La crónica de la sepultura del intérprete de tantos éxitos argentinos que realizó LA NACION mencionó, entre los presentes en la ceremonia, a sus colegas Víctor Bo, Luis Medina Castro, Nancy Herrera, Alberto Locatti y Nathan Pinzón, aunque se hablaba de una “larga lista” de personas presentes, especialmente familiares, actores, actrices, directores y productores.

Otro de los pedidos que había dejado De Grazia fue de carácter solidario: quería que sus córneas fueran donadas al Centro Único de Ablación e Implantes (Cucai).

María Lorca, esposa de Julio de Grazia y Nancy Herrera, en el velorio del actor

Las versiones de la muerte

Una de las versiones que se difundieron tras la muerte de Julio De Grazia es la que sostenía que el actor había adelantado que, si Menem ganaba las elecciones presidenciales, se quitaría la vida. Esto aseguró en una entrevista a Teleshow el periodista Guillermo Blanc en el año 2019, aunque él mismo dudaba de que la tajante determinación del actor estuviera relacionada con ello.

El presidente Carlos Saúl Menem llega al aeroparque tras un viaje a Santa Cruz el 29 de diciembre de 1990, tras firmar los decretos del indulto; detrás, lo acompaña su vocero, Fernando Niembro

Efectivamente, aquel domingo 14 de mayo se alzó con la victoria electoral el riojano Menem, candidato a presidente por el peronismo -en rigor, se trataba del Frente Justicialista de Unidad Popular (Frejupo)-, por sobre su rival Eduardo Angeloz, radical y gobernador de Córdoba.

Lo cierto es que, según se supo un tiempo después, lo que estaría atravesando el actor era un severo estado depresivo. Según el diario Crónica, algunos de sus amigos se habían mostrado preocupados en los últimos tiempos del actor porque él manifestaba que “se quería morir”. Sin embargo, ellos no pensaban que sería capaz de terminar su vida de ese modo.

La tristeza de su hermano

La partida de Julio De Grazia dejó tristeza en quienes lo conocieron, admiraron, pero también un recuerdo amable. Alfonso De Grazia hablaba así de su hermano Julio en una entrevista en el diario Crónica, en marzo de 2000: “Haberlo perdido fue un golpe muy fuerte para mí, sobre todo que en el momento de su muerte yo no estuve con él (…) ya que en ese momento me encontraba en Rusia con el Teatro General San Martín haciendo un texto clásico”.

Alfonso de Grazia, el hermano menor de Julio, murió en noviembre de 2000 tras el partido de la final intercontinental entre Boca y el Real Madrid

“Lo tengo siempre presente -continuaba-, lo veo en televisión porque siempre pasan sus películas y hay algo muy curioso, no siento que Julio esté muerto. Está al lado mío (…) debe ser porque siempre lo observo en la pantalla y ha dejado para la cultura un gran testimonio”.

Lamentablemente, el 28 de noviembre de 2000, Alfonso moría tras una descompensación cardíaca. Sucedió cuando acababa de ver el triunfo de su querido Boca Juniors sobre el Real Madrid por la Copa Intercontinental, disputado en Japón. El hermano menor de Julio tenía 68 años.

La despedida a Julio de Grazia en el diario LA NACION

La muerte de Julio De Grazia dejó una estela de amargura en todos los que habían compartido la vida con él y quienes lo habían admirado. Alrededor de ese tiro en la frente quedó también un mar de dudas. Su abrupto final dejó, además, la sensación de que ese artista podría haber muchas más páginas de la historia grande del espectáculo argentino. Pero no pudo ser.

Archivo: Juan Trenado

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