En las elecciones legislativas porteñas que se celebrarán hoy no sólo se pondrá en juego el invicto electoral de Pro después de 18 años al mando de la ciudad. El resultado definirá, además, una nueva configuración de la Legislatura porteña y, con ella, la gobernabilidad de la gestión de Jorge Macri en los dos años y medio que le restan de mandato.
El hemiciclo porteño exhibe hoy niveles inéditos de fragmentación y de confrontación política, dos factores que le impiden sesionar desde que arrancó el período ordinario el 1° de marzo pasado. Salvo la suspensión de las primarias, el oficialismo –en minoría- no pudo aprobar este año ninguna ley. Frente a esta parálisis –en parte atribuible al adelantamiento de la competencia electoral-, el desafío de Macri será construir con otras fuerzas un escudo legislativo que, por un lado, le permita destrabar sus leyes y, por el otro, resistir las ofensivas de sus dos principales adversarios: Unión por la Patria –que, según las encuestas, saldría victorioso de la compulsa- y La Libertad Avanza que, con Javier Milei a la cabeza, busca destronar a Pro en la ciudad.
En estas elecciones se elegirán los 30 representantes que renovarán la mitad del cuerpo legislativo. Se utilizará el sistema D’Hont para la distribución de las bancas a partir de un piso mínimo del 3%. En la actualidad ninguno de los 11 bloques que componen la Legislatura tiene la mayoría y todo indica –según las encuestas- que esta relación de fuerzas se mantendrá después del 10 de diciembre, aunque con una oposición más robustecida en bancas.
Debido a que el espectro de la centroderecha se presenta atomizada en distintas listas, Unión por la Patria, que representa a la primera minoría en el recinto, se encuentra ante la oportunidad inédita de imponerse en estas elecciones legislativas, en las que pone en juego 8 de sus 18 bancas. En el entorno de Leandro Santoro, quien compite como primer candidato de este espacio bajo el remozado rótulo “Es ahora Buenos Aires”, confían en que no solo renovarán las ocho bancas sino que incluso podrían sumar al menos dos más.
El bloque de La Libertad Avanza le sigue al peronismo en cantidad de bancas que pondrá en juego en esta elección. En efecto, cuando en 2021 hizo su debut en el territorio porteño de la mano de Ramiro Marra, LLA se hizo de cinco bancas. Mucha agua pasó bajo el puente en estos cuatro años, empezando por la salida forzada de Marra del bloque –por orden de Karina Milei– y el ingreso de las huestes de Patricia Bullrich tras romper con el oficialismo. Así las cosas, el bloque que conduce Pilar Ramírez cuenta hoy con 8 representantes y renovará seis.
De la mano del vocero presidencial Manuel Adorni, los libertarios buscarán plantar su bandera violeta en el territorio amarillo. Su objetivo es ganarle a Pro en la elección y desplazarlo de la segunda minoría del cuerpo. De lograrlo, confían en que el aura ganadora y la expectativa de ganar la jefatura de gobierno porteña dentro de dos años atraerá nuevos aliados a su rebaño –algunos imaginan reincorporar a Marra y sumar al MID de Oscar Zago y a Yamil Santoro con su Unión Porteña Libertaria- para conformar un bloque todavía más robusto.
Pro, a la defensiva
Frente al avance de sus adversarios, el macrismo resiste e intentará mantenerse como segunda minoría en la Legislatura. No le será sencillo: la implosión de Juntos por el Cambio, el portazo de Horacio Rodríguez Larreta de Pro y la salida del bullrichismo menguó sus fuerzas. Aun así confía en ampliar la escudería amarilla de la mano de Silvia Lospennato como primera candidata.
En la actualidad, el bloque oficialista Vamos por más cuenta con 12 bancas pero solo 7 le pertenecen a Pro; las restantes corresponden a la Coalición Cívica (3) y a Rodríguez Larreta (2) que, en estas elecciones, decidieron competir por separado. La ventaja para la escudería amarilla es que solo pone en juego 2 de sus 7 escaños, por lo que confían en que ampliarán su representación aun si se ubican terceros en el resultado electoral como vaticinan los sondeos más pesimistas.
De todas maneras, aun incrementando su cantidad de bancas el oficialismo quedará muy lejos de alcanzar la mayoría en el cuerpo (31 bancas) y a varios trancos de Unión por la Patria. Incluso podría quedar detrás de La Libertad Avanza.
En este año y medio de gestión, el oficialismo contó con el apoyo de la Coalición Cívica y de los legisladores que responden a Rodríguez Larreta y a Martín Lousteau, de Evolución Radical. En varias leyes -como el presupuesto 2025- recibieron el respaldo del MID, Confianza Pública (de Graciela Ocaña), de Yamil Santoro y de Marra. Los bloques de Unión por la Patria y la Libertad Avanza ejercieron una oposición sistemática, aunque en el macrismo reconocen que con el peronismo -con Juan Manuel Olmos como principal interlocutor- al menos hay diálogo. No así con los libertarios.
Del resultado de las elecciones del domingo y, particularmente, en qué lugar del podio se ubique Pro, dependerá si podrá mantener este statu quo en la Legislatura -que al menos le ha permitido gestionar-, o si, por el contrario, estará en franca desventaja frente a sus adversarios más duros.
“Si Pro sale segundo en la elección, zafamos y se ordena el camino de los acuerdos en la Legislatura. Si, en cambio, sale tercero, vamos a tener que hacer magia para sacar las leyes”, admiten, sin vueltas, en el oficialismo.
El desafío de Macri es difícil. Todo indica que estas elecciones van a fortalecer a sus rivales más peligrosos mientras que sus aliados, que decidieron competir por separado, toman prudente distancia. Tiene una ventaja: la mayoría de los bloques, al igual que el suyo, tienen a los libertarios como adversario común, lo que podría facilitarle el camino de las alianzas. Pero no debería confiarse: si en alguna ofensiva libertarios y peronistas se ponen de acuerdo –posibilidad que nadie se atreve a descartar-, su gobierno se verá en serias dificultades.