A medida que avanza la mañana, los ciudadanos se acercan a los lugares habilitados para votar en la ciudad de Buenos Aires. La jornada transcurre con ritmo desigual: en algunos establecimientos las mesas abren sin contratiempos; en otros, se registran demoras por la ausencia de autoridades. El sistema de Boleta Única Electrónica (BUE) vuelve a marcar el pulso de los comicios porteños.
Más de 2,5 millones de personas están empadronadas para participar en estas elecciones legislativas, en las que se renuevan 30 de las 60 bancas de la Legislatura porteña y se eligen representantes para las 15 Juntas Comunales. En total, compiten 17 listas.
En la Escuela Técnica N° 34 “Ing. Enrique Martín Hermitte”, en Aguirre 1473, Chacarita, pasadas las 8 de la mañana aún no estaban pegadas las listas de candidatos ni entregadas las urnas. En el hall de entrada, fiscales, autoridades de mesa y votantes esperaban con visible incomodidad. “Hay mucho desorden”, dijo un fiscal a este medio. “Nos citaron a las 6.30 y recién ahora están pegando los carteles con el número de mesa”, agregó.
Juana, una mujer de 70 años que esperaba en la fila, contó que vota en esa escuela desde hace varios años. “Yo soy de venir temprano, me gusta sacármelo de encima”, expresó. Con respecto al sistema electrónico, dijo que le resultaba sencillo: “Es fácil la máquina. Ya lo intentaron la vez anterior con papel y máquina, pero esta vez parece más organizado”. A pesar de las demoras, no perdió el buen ánimo. “Yo soy muy argentina, siempre voté. Los jóvenes a veces no entienden la importancia. Hay que trabajar y tener voluntad”.
Sin embargo, la espera comenzaba a caldear los ánimos. A las 8.30, las puertas aún permanecían cerradas y la fila de personas crecía sobre la vereda. Un delegado judicial se acercó con la Policía y Gendarmería, mientras algunos votantes expresaban su malestar por el frío y la tardanza. “Tienen las máquinas y nos hacen demorar, nos morimos de frío. Vinimos temprano para nada”, dijo una mujer a este medio. Desde la Defensoría del Pueblo atribuyeron la demora a la llegada tardía del Correo. “Las elecciones pasadas abrieron a las 10.45 porque no había fiscales”, recordó otra señora, molesta por la repetición del escenario.
En contraste, a pocas cuadras de allí, en la Escuela Leopoldo Marechal J.I.C. N°3 del D.E. 9 (Aguirre 752), la situación era distinta. Según informó el delegado judicial, las mesas comenzaron a funcionar a las 8.05. La fiscal general de la UCR explicó a este medio que hubo demoras, pero no por responsabilidad del Correo, sino por la ausencia inicial de fiscales y dos presidentes de mesa. Luego de una breve discusión, la situación se resolvió y la votación pudo comenzar con normalidad a las 8.30.
En este establecimiento, las máquinas funcionaban desde temprano sin inconvenientes, incluso se había dispuesto una para pruebas. Varios ciudadanos aprovecharon para familiarizarse con el sistema. “Divino, bárbaro, espectacular”, respondió Sabrina, una votante, cuando se le preguntó por su experiencia con la Boleta Única Electrónica. “Mucho más práctico, mejor y más rápido. Ya lo habíamos probado antes, así que esta vez fue directo”. Como ella, muchos vecinos se acercaron con tranquilidad, pero con la expectativa de que las escuelas abran a tiempo.
Diferencias marcadas
En las calles se nota un flujo constante de votantes, aunque con diferencias marcadas entre escuelas.
En la Escuela Primaria Común N° 3 “Ing. Álvarez Condarco”, ubicada en Atanasio Girardot 1946, también hubo demoras similares a las registradas en otras instituciones. El inicio formal de la votación se concretó recién a las 8.30. Según relataron autoridades presentes a este medio, hubo faltantes de presidentes de mesa, lo que obligó a reorganizar los roles de urgencia. “Vinieron dos presidentes para cinco mesas. El que está de presidente en la mía venía como suplente y está con un humor horrible”, comentó un fiscal. La tensión se percibía entre los pasillos de la escuela y algunos votantes esperaban afuera con resignación.
Un panorama apenas más organizado se observó en la Escuela Carlos Pellegrini, en Marcelo T. de Alvear 1851, aunque tampoco estuvo exento de dificultades. En la entrada ya estaban pegados los listados y, en el hall, la máquina de prueba se encontraba disponible, aunque no muchos se detenían a usarla. “Hice la tarea”, dijo entre risas un hombre que ya sabía cómo operar la boleta electrónica. El comienzo oficial fue a las 8.10, pero el principal inconveniente volvió a ser la falta de personal.
Al igual que en otras escuelas, en el Pellegrini la improvisación fue la clave para sortear las ausencias. Alberto, presidente de la mesa 00713, relató a este medio que tuvo que asumir el rol porque su mesa estaba completamente vacía. “Faltaron todos, fiscales y presidentes. Yo estaba en otra mesa y me mandaron acá. Estoy solo, viendo todo a la vez”, señaló. Desde la puerta, Leonel, fiscal general, intentaba hacer malabares con la asignación de recursos: “Poder, poder no puedo. Me dieron 12 mesas, no puedo con todo. Nos la arreglamos como podemos”.
La consecuencia directa de esta falta de personal no solo se reflejó en la organización interna, sino también en la experiencia de los votantes. Aunque la máquina de prueba estaba disponible, dos mujeres de 70 y 85 años se acercaron confundidas, pidiendo ayuda para entender el sistema. “No se entiende nada”, se quejaron.