Día Mundial de las Abejas: el proyecto argentino que busca salvar de la extinción a los abejorros nativos en la Patagonia

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Un innovador sistema de monitoreo desarrollado en el país busca estudiar las poblaciones de abejorros nativos en la Patagonia para desarrollar estrategias de conservación y evitar su extinción en la región. Estos polinizadores esenciales para los ecosistemas locales se encuentran seriamente amenazados por las especies invasoras provenientes de Chile y la pérdida de hábitat.

El proyecto consiste en la colocación de dispositivos que permiten identificar a los abejorros mediante el análisis de los zumbidos que emite cada especie con micrófonos de alta calidad. Al escuchar los sonidos únicos de estos insectos se los puede ubicar sin necesidad de atraparlos, tarea que es dificultosa en la vastedad del territorio patagónico.

“Lo que hacemos es monitorear la presencia de los abejorros nativos, conocidos como mangangá (Bombus dahlbomii), y los invasores. De esta manera buscamos dimensionar el impacto que tuvo en la Patagonia la declinación de la especie local”, explicó a LA NACION Marina Arbetman, investigadora del Conicet y Exploradora de National Geographic.

El estudio de la especie local es vital para su conservación

“El zumbido es producto del movimiento de las alas y eso está relacionado con el tamaño del insecto. Podemos identificar al abejorro nativo porque es el más grande del mundo”, explicó la científica. El proyecto se encuentra en un estado inicial, se colocaron ocho dispositivos las cercanías de Puerto Blest, en Bariloche, debajo de las plantas fuchsia magellanica, conocida en la zona como “chilco”, que es una especie autóctona que atrae a los polinizadores.

“Por ahora lo que hace el aparato, que tiene el tamaño de un walkman, es grabar los sonidos en tarjetas de memoria, que luego son analizados mediante modelos que estamos entrenando con inteligencia artificial. En un futuro, buscamos que el sistema aprenda para tener el dato en tiempo real”, explicó Arbetman y comentó que para desarrollar esta tecnología se asociaron con profesionales del MIT de Estados Unidos.

Los dispositivos cuentan con tecnología de avanzada para estudiar a los abejorros

“Con esta información podemos contribuir a la conservación de los abejorros nativos, ya que podemos ver sus movimientos y preferencias. Podemos diseñar un plan de restauración que diga qué flores plantar, en qué lugares y qué ambientes conservar donde estén más presentes”, aclaró la investigadora.

Cómo llegaron los abejorros invasores

La amenaza de los abejorros nativos comenzó hace más de 20 años, cuando Chile autorizó la importación de abejorros europeos, particularmente de la especie Bombus terrestris, para polinizar distintos cultivos en aquel país. Esos insectos se asentaron y se reprodujeron en la nación vecina y cruzaron la Cordillera. En 2006 se registró su ingreso a Argentina y puso gradualmente en serios problemas a la biodiversidad local.

Los abejorros invasores compiten con los locales por los lugares en donde hacer nidos y por las flores de las que se alimentan. Además, trajeron nuevas enfermedades desconocidas para la especie nativa, que comenzó un franco descenso de su población en los últimos años.

“El abejorro nativo está sufriendo un problema grave en cuanto a la invasión de las especies exóticas. Hay extinciones locales, en algunos lugares casi no se encuentran”, dijo a LA NACION Lucas Garibaldi, director del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural y profesor en la Universidad de Río Negro.

La importancia de los polinizadores

Naciones Unidas estableció el 20 de mayo como el Día Mundial de las Abejas para concientizar sobre la importancia de estos polinizadores en la seguridad alimentaria, la biodiversidad y la sostenibilidad ambiental a nivel mundial.

Las más de 20.000 especies de abejas, entre las que se encuentra el abejorro argentino, están amenazadas por los efectos de la actividad humana. Las poblaciones disminuyeron en todo el mundo en las últimas décadas por la pérdida de hábitat, las prácticas agrícolas intensivas, el uso de pesticidas y las especies invasoras.

Casi el 90% de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse y el 75% de los cultivos alimentarios a nivel mundial dependen en cierta medida de este proceso natural. Aunque muchos no lo sepan, alimentos de consumo habitual como la frambuesa, pera, manzana, cacao, paltas y arándanos, entre otros, dependen del trabajo de los polinizadores.

Según los especialistas los cultivos pueden convivir con las plantas autóctonas

La convivencia entre cultivos y naturaleza

Los investigadores aseguraron que además de monitorear las poblaciones de estos insectos, se debe trabajar en la reproducción de plantas nativas, que sirven de refugio y comida para los abejorros.

“La principal causa de perdida de polinizadores es la perdida de hábitat por los monocultivos. En las últimas investigaciones se encontró que hay que dejar que los cultivos convivan con la naturaleza autóctona porque en esos corredores biológicos pueden vivir los polinizadores. Allí se produce más, el campo queda más lindo y vuelve la vida”, aseveró Garibaldi.

“Hay mucho trabajo por hacer para recuperar las poblaciones del abejorro nativo en la Patagonia. La presencia de polinizadores es un termómetro de la salud de un ecosistema”, concluyó Arbetman.

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