Nino Benvenuti fue parte de la historia popular argentina: el último lazo sanguíneo de Carlos Monzón

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Con el fallecimiento del italiano Nino Benvenuti, a los 87 años en Roma, se va uno de los últimos sentimientos pasionales e inolvidables atesorados por el boxeo argentino: el gran sobreviviente de aquella pelea con Carlos Monzón, el 7 de noviembre de 1970 en el Palacio de los Deportes romano. De ahí en más, su figura quedó sellada a fuego con nuestro país y la sociedad: “Monzón-Benvenuti” se convirtió en un fuerte eslabón que fusionó una relación perpetua. Antes, durante y ahora; muertos ambos.

Nacido el 26 de abril de 1938 en Trieste, un dominio italiano que con el tiempo se convertiría en un tramo de la Yugoslavia, libre e independiente, heredó el amor de su padre por el boxeo. Fue precisamente él, quien a mano cosió sus primeros guantes para empezar a “fintiar” tal si fuese un púgil. Y así nació su leyenda.

Fue campeón olímpico en Roma 1960 –se consagró en el mismo juego en que Cassius Clay- y éste fue el recuerdo más valorado de su carrera. En su última entrevista con nosotros en 2020, festejando las bodas de oro de su primera pelea con Monzón, nos dijo: “La medalla de oro nunca caduca. Serás hasta el día de tu muerte campeón olímpico. Y así se me siguen llamando hasta hoy. El titulo mundial se gana y se pierde; el olimpismo es eterno».

El recuerdo de Nino Benvenuti

Tras ganar la medalla dorada debutó de profesionalmente en 1961 y forjó una carrera magnifica que lo eyectó a consagrarse campeón mundial mediano juniro en condición de invicto, al noquear en seis rounds a su compatriota Sandro Mazzinghi, en el estadio San Siro de Milán, ante una multitud, en la pelea más recordada de todos los tiempos en el boxeo peninsular. Mazzinghi, murió en 2020 y Nino portó su féretro en el sepelio. “Estoy despidiendo a un verdadero campeón”, atinó a declarar.

Perdió esa corona (69.850 kg.) ante el coreano Ki-Soo Kim, en Seúl, y decidió ingresar al peso mediano (72.574 kg). El 17 de abril de 1967 ganó ese título ante Emile Griffith, con quién la perdió en el desquite, también en esa temporada. Hicieron “el bueno”, un año después, en la inauguración del actual Madison Square Garden de Nueva York, el 4 de marzo de 1968, y Nino ganó por puntos en 15 rounds en una pelea inolvidable.

Al respecto, nos dijo: “Soy la historia pura, cerré el viejo Madison e inauguré el nuevo. Sólo quien pisa ese ring puede saber del orgullo de pelear allí. Además, fue un honor para todos los italianos que vivían en Nueva York, ellos sólo me pedían que lo hiciera lo mejor posible sin presionarme a ganar. Cuando vencí, vivieron sensaciones que fueron imborrables para el resto de sus vidas: un paisano como ellos triunfador en América, se atrevieron a decir: ‘¡Nuestro Nino Benvenuti ha ganado aquí!’. Y ello me llena de orgullo.”

Forjó con Griffith una gran amistad. Compartieron el padrinazgo de sus hijos y asistió a su rival de en su vejez carenciada en Nueva York hasta el día de su muerte. Nino se convirtió en uno de los personajes mas importantes de Italia. Comenzó a participar en todo; de los spaghetti-western italianos juntos Giuliano Gemma, formó parte de los rumores y los romances cercanos a Liza Minnelli. El ring y el escenario comenzaron a repartir el mismo tiempo. Hasta que llegó Carlos Monzón.

En su última entrevista para Argentina nos dijo: “Me da placer, me enorgullece recordar mis cincuenta años de aquella pelea con Carlos Monzón. No me daña, no me hace mal ni me duele evocar que he sido derrotado. ¡Me pegó! Me pegaron mucho, pero sabes qué hay un gran valor en todo esto y lo da la grandeza de quien te derrota. ¡Quién es el que te vence! A mí me ganó alguien que no fue derrotado por ninguno: Carlitos…Carlos Monzón, del cual ustedes tendrían que estar orgullosos. Fue mi deber ir a visitarlo a la cárcel de Santa Fe en su condena. Y él valoró que su amigo, su gran rival fuese hasta allí. Yo entendí que había dejado la corona ante un gran campeón naciente y Monzón supo que había destronado a un boxeador como yo, de alta jerarquía. Ese fue nuestro código.”

Monzón noquea Benvenuti y obtiene el título mundial

En 1987, se reencontraron en Roma en los estudios de la RAI, TV italiana, en un programa especial al que asistió este cronista. En ese programa se le preguntó al santafecino qué veía en los ojos de su rival cuando subían al ring y por primera vez – Monzón- exclamó: “Veía al hombre que quería sacarles el pan a mis hijos”.

Volvieron a pelear el 9 de mayo de 1971 y Monzón ganó por KOT en tres rounds en Montecarlo. Benvenuti se retiró esa noche con una carrera de 90 peleas, con 82 victorias (35 KO), 7 reveses y un empate. Tenía una gran imagen sobre el ring. Era veloz, sabía boxear, sus piernas eran rítmicas y su golpe favorito fue el cross izquierdo.

4 de abril de 1965: Nino Benvenuti frente a Rip Randall, en Roma

Se volcó a tareas humanas relacionándose con la Hermana Teresa, en Calcuta, y al respecto evocó: “Era una mujer brillante, inteligente y a través de sus cualidades todo tenía solución. Algo difícil de hallar en otras personas. No puedo decir que hicimos una gran amistad…mentiría, pero nos convertimos en un bello recuerdo.”

El contacto con la familia de Carlos Monzón era frecuente. Sobre todo, con Silvia, su hija mayor. Previo al tiempo de pandemia recibió a Julieta, la nieta de Carlos, en su casa de Roma.

Ha muerto Nino Benvenuti. Ha muerto parte de nuestra fresca historia. Quizás hoy, se despidió el último lazo sanguíneo que quedaba en la tierra de Carlos Monzón.

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