El lunes, el Presidente tomó la decisión de disolver la comisión que él mismo había creado para investigar el escándalo de la criptomoneda $LIBRA. Javier Milei asegura que es inocente, y creo que hay que creerle hasta que no se demuestre lo contrario. Así dice la ley. Así son las formas de la democracia, que a veces el Presidente desprecia, pero que hay que reconocerle inclusive cuando lo beneficia a él.
Sin embargo, llama la atención que haya disuelto esa comisión, en un escándalo que consistió en que el Presidente apoyó, o como él dijo: “difundió”, una criptomoneda nueva por muy poco tiempo. En ese pequeño lapso, algunas personas ganaron mucha plata, y otras perdieron mucha plata. Se trata de un caso en un mundo nuevo, que muy poca gente conoce.
Otra prueba que se agregó es que algunos de los que crearon esa moneda -entre ellos un norteamericano y algunos amigos de esa persona aquí en la Argentina- ya habían ingresado a la Casa Rosada autorizados por la hermana del Presidente, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Hasta ahí los hechos. Hasta ahí lo que pasó.
Después intervino la Justicia argentina. Hay una causa que cayó en la jueza María Servini de Cubría. No pasó mucho ahí. Además, hay una causa abierta en Estados Unidos, realizada por un ciudadano que asegura que hay ciudadanos estadounidenses afectados por este tema. También existió la comisión creada por el propio presidente para autoinvestigarse -que la disolvió- y una comisión que había creado la Cámara de Diputados, pero que no puede funcionar porque no tiene autoridades. En la sesión de este miércoles en la que no hubo quórum se iban a intentar definir las autoridades de las comisiones.
Lo que extraña es que el Presidente disolvió la comisión que él había creado, sin que nadie se lo pidiera, el día después de la elección que ganó en la ciudad de Buenos Aires. Claro, ganó con los matices que ganó, pero ganó. Creo que la gente que lo votó no votó para que no se investiguen las cosas oscuras, sino que lo votaron por la economía. Y lo van a seguir votando mientras la economía esté con los síntomas de ahora: con una tendencia a la baja de la inflación y un dólar que no se mueve.
Mientras esto esté así, va a seguir ganando elecciones. La gente lo vota por eso, no para que no se investigue lo que es oscuro, dudoso, confuso, lo que no se sabe, quién se benefició con esos millones de dólares que fueron de un lado al otro.
La síntesis de esto es que ni la Justicia se mueve, a pesar de que la jueza Servini tomó algunas decisiones sobre el acceso de la Justicia a las cuentas bancarias del presidente y su hermana. El jefe de Estado disolvió la comisión que creó y la de Diputados no puede funcionar. Entonces, creo que esto o lo resuelve la Justicia norteamericana, si es que lo resuelve, o nunca sabremos lo que pasó con el escándalo $LIBRA.
Otro tema importante es el video trucho hecho con inteligencia artificial que se difundió el sábado a la tarde, y donde se lo veía a Mauricio Macri diciendo cosas que nunca podría decir: que se baja a Silvia Lospennato de la candidatura y que todo el PRO debía votar a Manuel Adorni, el candidato de La Libertad Avanza.
Son tantas las pruebas que señalaban al oficialismo como el autor de este intento de fraude electoral, que por primera vez no lo desmintieron. No hablaron de conspiraciones. No culparon a nadie por fuera del Gobierno. Al contrario, aceptaron que fueron ellos. El Presidente salió y dijo que era una broma. Que los “ñoños republicanos no entendieron la broma”.
Pero me pregunto: ¿es una broma un video falso difundido en horas de veda electoral que tendía a modificar el resultado de las elecciones y horas antes de que comiencen las votaciones? Señor presidente, es imposible de creer que eso sea una broma. Sinceramente.
Me preocupa que estamos ante un riesgo cierto de que la inteligencia artificial termine modificando elecciones. El domingo no modificó nada. Pero sí, que en adelante puede terminar modificándolas. Debería haber ya una legislación que diga qué es ilegal y qué no con la inteligencia artificial.
Para peor, en una entrevista con el periodista Luis Majul en LN+, el presidente sostuvo que se debe respetar la “libertad de expresión”. Pidió “libertad de expresión” para los que difundieron este video, que son tuiteros anónimos que se esconden detrás del anonimato. Pero el propio presidente le ha negado la libertad de expresión a los periodistas, que muchas veces expresan sus ideas, dan su información, poniendo su cara, sus apellidos y sus años de trabajo. No son anónimos.
Lo que sucedió el sábado, con el video falso y el intento de fraude electoral, es lo más grave que pasó en materia de fraude electoral en 40 años de democracia. Y eso que el kirchnerismo hizo mucho y llegó a los límites de la ley. Los planes platita eran con platita del Estado, no de ellos. Y me acuerdo lo que hicieron con Enrique Olivera cuando fue candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad: el presidente Néstor Kirchner difundió información falsa sobre él y terminó perdiendo la elección.
Esto no se puede repetir. La dirigencia política tiene que acordar que esto no se tiene que repetir. Que se tiene que preservar la transparencia electoral, que bien la respetamos durante 40 años de democracia.
Esta vez le tocó ser el centro de la operación a Mauricio Macri, pero la próxima vez puede ser otro. Sin política, sin ideología, se debe acordar qué se va a hacer para preservar la transparencia electoral.