Este fin de semana de Memorial Day, cerca de 40 millones de estadounidenses emprenderán viajes por carretera con una buena noticia en el tanque: el precio promedio del galón de gasolina regular se estima en $3.08, lo que representaría la cifra más baja para estas fechas desde el año 2021.
La proyección proviene de GasBuddy, una plataforma de ahorro en combustible que además anticipa una leve disminución en los precios durante el verano, alcanzando un promedio nacional de $3.02 por galón hasta el Labor Day. Si se mantienen las condiciones actuales, incluso podría romperse la barrera simbólica de los tres dólares hacia finales del verano.
Este comportamiento contrasta con las tendencias estacionales históricas. Según la Energy Information Administration (EIA), lo habitual es que los precios se disparen entre primavera y verano debido a la alta demanda de viajes y al cambio regulatorio que obliga a las refinerías a producir mezclas especiales de gasolina para la temporada cálida.
Los precios más bajos de gasolina en años: un fenómeno inusual frente al patrón estacional del verano
El análisis de GasBuddy sostiene que, excluyendo el año 2020 —marcado por la irrupción de la pandemia de COVID-19 y una caída sin precedentes en la movilidad—, el precio promedio actual ajustado por inflación sería el más bajo registrado desde 2003.
Entre 2004 y 2023, los datos de la EIA muestran que en agosto el precio promedio de la gasolina en Estados Unidos ha sido aproximadamente 40 centavos más alto que en enero. La anomalía de este 2025 resalta con fuerza frente a esa serie histórica.
Este fenómeno rompe con el comportamiento tradicional del mercado, donde la llegada del verano impulsa el precio del combustible. Además de la demanda, las exigencias ambientales que prohíben evaporación excesiva y requieren mezclas de verano con componentes más costosos suelen encarecer el suministro.
Estados con gasolina más barata y más cara: un mapa de contrastes regionales
De acuerdo con las cifras más recientes de GasBuddy, los estados con los precios más accesibles por galón son Misisipi ($2.64), Luisiana ($2.69), Alabama ($2.72), Carolina del Sur ($2.77), Tennessee ($2.77), Oklahoma ($2.77), Arkansas ($2.77), Texas ($2.77), Kentucky ($2.85) y Carolina del Norte ($2.87).
En la otra cara de la moneda, los estados con el combustible más caro son California ($4.83), Hawái ($4.46), Washington ($4.37), Oregón ($3.94), Nevada ($3.87), Alaska ($3.59), Illinois ($3.42), Arizona ($3.37), Pensilvania ($3.31) e Idaho ($3.27).
Estas diferencias regionales se explican por factores como impuestos estatales, regulaciones ambientales locales, costos de distribución y condiciones del mercado refinador. California, por ejemplo, mantiene políticas ambientales más estrictas que incrementan el precio final al consumidor.
Producción de petróleo y economía política: las variables que empujan el precio a la baja
Según el reporte de GasBuddy, uno de los factores que más ha contribuido al descenso en los precios es la incertidumbre en torno a las políticas económicas del gobierno federal, que ha reducido las expectativas de crecimiento y con ello la demanda de energía.
A esto se suma un incremento considerable en la producción de crudo por parte de los países miembros de la alianza OPEP+, lo que ha provocado una caída de $20 por barril en el precio del petróleo a nivel mundial desde mediados de enero, conforme al análisis publicado por Goldman Sachs Global Investment Research. Bloomberg informó que la organización petrolera podría incluso aumentar aún más su oferta en julio.
Aunque el abaratamiento del crudo tiene un impacto directo en los precios al consumidor, los expertos de Goldman Sachs advierten que este efecto podría no ser suficiente para contrarrestar las presiones inflacionarias derivadas de los aranceles comerciales implementados por EEUU, lo cual genera un entorno contradictorio para la economía doméstica.
El alivio del combustible podría no compensar el encarecimiento de otros gastos vacacionales
Pese al alivio que supone pagar menos por llenar el tanque, los gastos asociados a las vacaciones continúan subiendo. De acuerdo con NerdWallet, el costo de actividades de entretenimiento ha aumentado un 3.4% en relación al año anterior, mientras que salir a comer fuera se ha encarecido un 4%.
Esto significa que cualquier ahorro logrado en gasolina podría redirigirse automáticamente a otros rubros, sin traducirse en un alivio neto para los consumidores. El bolsillo de los viajeros podría así experimentar una sensación de estancamiento, pese al contexto favorable en las estaciones de servicio.
Este escenario marca un arranque atípico del verano en Estados Unidos. Los viajeros disfrutarán de precios bajos en gasolina como no se veían desde hace cuatro años, mientras que el resto de su presupuesto vacacional sentirá el peso de una inflación persistente. La combinación de factores globales —desde las decisiones de la OPEP+ hasta las políticas internas de EEUU— promete mantener volátil el panorama energético durante los próximos meses.