La Unión Saint-Gilloise acaricia su primer título ligero en 90 años

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Javier Albisu

Bruselas, 23 may (EFE).- La Royale Unión Saint-Gilloise, un emblemático equipo de Bruselas con un pasado glorioso y décadas de exilio en categorías modestas, está a punto de consagrar su regreso a la élite futbolística belga con su primer título ligero desde 1935.

La USG fue tercera en la liga regular, pero lidera los «play off» por el campeonato, con 53 puntos y uno de ventaja sobre el Brujas FC (52). Se alzará con el trofeo si este domingo a las 18.30 horas en la última jornada se impone en casa ante La Gantoise, sextos y con cinco derrotas en los cinco últimos partidos.

Un estudio de la universidad KU Leuven otorga un 82,2 % de posibilidades de salir campeones a los de Bruselas, a los que les bastará con sumar los mismos puntos que el Brujas, rival del Amberes (31 puntos).

Fundado en 1897, el club fue adquirido en 2018 por el empresario británico y jugador de póker Tony Bloom, propietario también del Brighton & Hove Albion inglés.

Sin embargo, en 2023, el entonces presidente del club, el también británico Alex Muzio, se convirtió en el principal accionista para adaptar la estructura de la USG a la normativa UEFA.

Campeón en once ocasiones entre 1903/04 y 1934/34, el equipo acarició el título la pasada campaña y también en la temporada 2021/22, años en los que ha tenido también una destacada actuación en Europa (cuartos de final de Liga Europa en 2023) y se alzó con la Copa de Bélgica (2024) por primera vez desde 1914. Pero no había conseguido volver a proclamarse campeón de liga.

«Este año tenemos el equipo menos vistoso, construido en torno a una defensa sólida y muy equilibrado. Como cada año, llegó un nuevo entrenador y se fueron algunas de nuestras estrellas, así que las expectativas no eran muy altas», explica a EFE Jernei, esloveno residente en Bruselas y socio de la USG.

Esa plantilla cuenta con el portero luxemburgués Anthony Moris (35 años) y con defensas como el inglés Christian Burgess (33), líder en el vestuario y pilar de una zaga donde le acompañan su compatriota Ross Sykes (26), el argentino Kevin Mac Allister (27), el belga Noah Sadiki (20) o el japonés Koki Machida (27).

Han conseguido rebajar de 43 a 27 los goles encajados por la Unión en liga respecto a la campaña anterior.

En ataque, el ratio ha subido de 1,58 al 1,74 tantos por encuentro, hasta firmar 68 goles, a los que han contribuido centrocampistas como el belga Charles Vanhoutte (26) y el marroquí Sofiane Boufal (31) o el noruego Mathias Rasmussen y delanteros como el croata Franjo Ivanovic (21), el canadiense Promise David (23) o el ghanés Mohammed Fuseini (23).

«Todos parecen concentrados, conscientes por las experiencias pasadas de que esto no se acaba hasta el último pitido, aunque ahora todo parezca encarrilado… y creo firmemente que este equipo lo conseguirá y se proclamará campeón merecidamente este año», agrega Jernei.

El nuevo asalto al título de los «unionistas» llega de la mano del entrenador Sébastien Pocognoli, ex defensa de 37 años del Brighton que tomó el relevo de Alexander Blessin.

Pero quien inició el meteórico regreso del club a las alturas fue el belga Felice Mazzù, actualmente en el banquillo del K Saint-Trond VV, que cogió al club en 2020 en segunda, logró el ascenso esa temporada y la siguiente puso a la Unión a las puertas del título.

Con un presupuesto de unos 87 millones de euros, la USG por debajo del Anderlecht (91) y muy lejos del Brujas (155), la Unión Saint-Gilloise es un club eminentemente vendedor: el centrocampista suizo Cameron Puertas partió al Al Qadsiah de Arabia Saudí al final de la pasada temporada y el goleador sueco Gustaf Nilsson fichó por el Brujas.

Sus inversores tienen una particular estrategia de fichajes -similar a la del Brighton- que dirige el irlandés Chris O’Loughlin: análisis de datos para encontrar futbolistas infravalorados y con hambre de éxito.

La pugna por el título se celebrará sobre el césped del Estadio Joseph Marien, integrado en el parque Duden de Forest, en cuyas gradas de madera con aforo para 9.400 espectadores se instala una afición con una idiosincrasia particular: no se toleran insultos al rival, al que se considera y se le trata como a un invitado.

Construido en 1919 y renovado en su forma actual en 1926 por el arquitecto art decó Albert Callewaert, el recinto no se adecúa a las exigencias de la UEFA para las competiciones europeas, y la Unión ha tenido que recurrir a estadios alternativos, Lotto Park del Anderlecht y el Roi Baudouin de Bruselas donde juega la selección.

El club ha propuesto la construcción de un nuevo estadio en otro emplazamiento del mismo barrio y con capacidad para 16.000 espectadores, un proyecto que por ahora no ha salido del laberinto administrativo.

La próxima campaña, la Unión disputará sus encuentros UEFA en el estadio del OH Leuven, donde podría debutar en la fase final de la Liga de Campeones, tras un par de temporadas encallando en las previas de verano. EFE

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