El gobierno de Donald Trump ordenó al Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) realizar redadas con el objetivo de deportar a un millón de extranjeros sin autorización al año. Una mujer con trabajo, hijas con ciudadanía y que vive hace más de una década en ese país, corre el riesgo de ser expulsada.
La historia de la migrante que vive hace 14 años en EE.UU. y corre el riesgo de ser deportada
Yessenia Ruano, de 38 años y oriunda de El Salvador, llegó a Estados Unidos hace 14 años, a través de la frontera con México. Mientras trabajaba en una fábrica de pizzas en Milwaukee, se reencontró con el que hoy es su marido, luego de haber coincidido en la escuela secundaria en su país natal. En la actualidad, la ciudad de Wisconsin es su hogar y el de sus dos hijas gemelas, de 9 años.
La mujer trató en numerosas ocasiones de legalizar su estatus. Primero, solicitó asilo al Servicio de Ciudadanía e Inmigración (Uscis, por sus siglas en inglés), pero la petición fue rechazada. En tanto, las autoridades le permitieron quedarse en suelo estadounidense siempre y cuando se presentara a citas periódicas, señaló la protagonista a The 19th.
En la actualidad, trabaja en una escuela de la localidad y, a su vez, realiza un voluntariado en una parroquia católica. Pero, según el propio testimonio de la migrante, a pesar de todo, las autoridades le anticiparon su expulsión del país.
El ICE le anunció su próxima deportación a la mujer de El Salvador
Tras reportarse ante la agencia migratoria 17 veces desde su llegada, los oficiales le informaron que se encontraba en riesgo de deportación en las dos últimas ocasiones, este 2025. En febrero, un agente del ICE le indicó que el proceso de su expulsión sería acelerado si no encontraba una solución para su estatus.
En la última cita, los oficiales le indicaron que debía adquirir un pasaje de avión con destino a su país natal. En conversación con su familia, su marido insiste en que deben permanecer unidos, aunque admiten que no eligen por sí mismos abandonar el suelo estadounidense.
En medio de la advertencia de la agencia migratoria, Ruano contempla cómo sería su vida en El Salvador, de donde huyó por la situación económica y de inseguridad. Aun así, trata de ver el lado positivo, como una jornada escolar más reducida en horario para sus hijas o un espacio más natural en los barrios.
Para evitar una deportación inminente por parte del ICE, la mujer solicitó recientemente una visa T, destinada a víctimas de trata de personas, dado que alega que cuando ingresó al país sufrió una experiencia de trabajo forzoso. Sin embargo, apunta que la agencia federal presenta demoras en estos trámites.
Si las autoridades deciden deportarla, Ruano acatará la orden de expulsión. “Han pasado 14 años y he sufrido mucho estrés y ansiedad. Todas las semanas, antes de una de mis audiencias con un juez o de una cita con el ICE, paso noches sin dormir”, relató. Y señaló que “no valdría la pena” vivir escondida.