Diseñaron su casa blanca como la nieve que la rodea, pero con mil trucos para darle calidez

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Al parecer, un hábito común del norte de Suecia es que las familias diseñen su casa ideal y llamen a una empresa constructora para ejecutar la idea, sin arquitectos mediante. Los convocan, eventualmente, si necesitan, primero, formalizar los planos que tenían en su cabeza. Eso nos cuenta Nicole Castillo, la fotógrafa que estuvo detrás de las capturas de esta casa. Y lo confirman Mott Phatpo y su marido, Marcus Nilsson, quienes pensaron cada detalle de su vivienda familiar desde las oficinas de la aseguradora donde ella trabaja, y desde la empresa de alimentos en la que trabaja él.

Tapada de nieve, la casa se pierde en el paisaje.

Queda claro que estar lejos del rubro arquitectónico no los exime de buen gusto y criterio: esta obra nueva, en la que viven con sus cuatro hijos, es la evidencia. Queda en las afueras de Umeå, una de las ciudades más grandes de la mitad boreal del mapa sueco, ubicada a 700 kilómetros de Estocolmo, y elegida hace diez años como Capital Europea de la Cultura por su variedad de museos, centros culturales y la presencia de un importante núcleo universitario.

Mesa y sillas de comedor (Chilli). Piso de roble blanqueado.

Umeå es, también, la “ciudad de los abedules”, que en primavera se encuadran, como pinturas, en los ventanales de esta casa. Pero en invierno, tapados de nieve, se pierden por completo en la escena blanca que anticipa la fachada y que se extiende puertas adentro, con la clara intención de fusionar ambos paisajes. Este afán de perseguir la luz plana deja atrás la tradición sueca de pintar las casas de rojo Falun, un color característico en la zona, cuyo pigmento se extrae de una mina de cobre homónima. “Fue una elección completamente deliberada”, confirma Mott, segurísima de su criterio.

Las plantas de gran tamaño dicen presente para sumar una cuota verde durante los meses más crudos, en los que el paisaje solo es blanco.

La idea de ‘casa blanca’ habla de la búsqueda de amplitud, serenidad y luminosidad (particularmente en las temporadas sin sol), así como de la intención de integrarla al paisaje nevado.

Mott Phatpo, perito de seguros y dueña de casa

Tanto el bajo mesada como las alacenas de la cocina se pensaron clásicos y en sintonía con las particiones de las ventanas y las molduras de las paredes. El diseño recupera el uso de tiradores, últimamente dejados a un lado en pos de los frentes limpios y los herrajes invisibles.

Todo el bloque de parrilla se revistió igual que la fachada de la casa.

“Solo hay parrilla afuera; si queremos usarla en invierno, la despejamos con una pala, y listo”.

Mott Phatpo, dueña de casa, apasionada por la decoración.Sofá con chaise longue (Sweef).

“Todas las paredes tienen el mismo tono de gris, lo que permite que un espacio fluya orgánicamente hacia el otro, y los muebles se seleccionaron con líneas similares para complementar esa sensación de continuidad”.

Mesa ratona (Chilli). Pintura en blanco y negro (Sofia Lind, artista sueca).Camino a la escalera, cambia el piso de madera por un porcelanato brillante. “El cambio se hizo para indicar las transiciones entre zonas; en este caso, la subida a la planta alta”, cuentan los dueños de casa.

“La chimenea se colocó sobre una base de cristal que, al reflejarla, la consolida como punto focal y, sin sobrecargar el espacio, tomala importancia que le corresponde: es la protagonista de cada reunión”.

La escalera, de madera pintada de blanco, automáticamente traslada la mente a la fachada de la casa: como si las tablas del revestimiento se hubieran acomodado en cada peldaño.

Se colgaron varios dibujos y fotos para diferenciar el nivel de formalidad o la temática de cada sector, y sumarle alguna cualidad que lo distinga.

Una vez arriba…

Lámpara colgante (Ljustema). Aunque se trate de un espacio secundario, no faltan plantas ni se renunció a incorporar objetos decorativos, de modo tal de conseguir que la sala de TV resulte tan acogedora como el living.

“Revestimos algunos tramos en varillado de madera oscura, para sumar profundidad y textura; además de vestir el ambiente: es un elemento que activa otros sentidos, como el tacto, y eso lo hace aún más interesante”.

Sofá en L (Sweef).

Dormitorios amplios

Con un sillón individual y un puff, se estructura un pequeño living contra la ventana.

“Todos los ambientes, incluso los dormitorios, los pensamos lo suficientemente amplios como para que sucedan, en ellos, actividades compartidas que no fuesen solo dormir. Tienen escritorios o pequeños livings; en este caso, para jugar”.

La lámpara de noche replica el ranurado del respaldo, match perfecto entre elementos.Juego de mesa y sillas para niños (Jollyroom). Cocina en formato pequeño (Ikea).

“Al igual que otras áreas de la casa, queríamos que los baños tuvieran un aire clásico, que transmitieran elegancia y permanencia en el tiempo. Por eso incorporamos mesadas de mármol, accesorios sobrios y un piso que, con su brillo, suma cierta sofisticación”.

Cómodas y placares se pintaron del mismo color que las paredes para conseguir la tan buscada homogeneidad dentro y entre ambientes.El baño, también de paleta invernal.

Dos refugios extra

La cabaña

La cabaña es un espacio que construimos para reunirnos con amigos y familia y disfrutar del paisaje, una suerte de refugio. Por fuera es similar a la casa principal, pero por dentro tiene una esencia más rústica y relajada, que ayuda a que estos encuentros resulten más acogedores. Aquí, la chimenea tampoco puede faltar”.

Mesa circular y alfombra con la misma forma (Ikea). Juego de sillas (Chilli).

Las paredes quedaron despejadas; la prioridad fue abrir la máxima cantidad de ventanales posible, para que el anexo resulte, además de un espacio de reunión, uno de contemplación.

Alfombras (Ikea). Los apliques de luz, al igual que el colgante de la mesa del comedor, simulan ser candelabros. Son guiños que refuerzan la idea de refugio o cabaña “primitiva”.

“Al tratarse de un espacio anexo, buscamos que llevase materiales que envejecieran solos y que demandaran poco mantenimiento, como la madera cruda y el hormigón, aplicado en el suelo”.

Una pequeña cocina integrada.

“Con la variedad de vetas y acabados de las distintas maderas elegidas, logramos generar rupturas visuales y sumar focos de interés, sin que el interiorismo deje de percibirse unificado. A fin de cuentas, la base material es la misma”.

El invernadero

El invernadero es una síntesis de la cabaña, en el que la contemplación a través del perímetro vidriado queda aún más cristalizada.

“También hicimos un invernadero vidriado para cultivar plantas, pero también para usarlo como espacio de producción y tranquilidad. Las luces colgantes le aportan encanto y calidez, y lo terminan de consolidar como un lugar agradable para pasar el rato”.

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