Adolescentes que no pueden leer: el desafío urgente de la alfabetización tardía

admin

Uno de cada tres estudiantes llega al primer año del secundario sin comprender textos de manera adecuada (Imagen Ilustrativa Infobae)

En Argentina, uno de cada tres estudiantes llega al primer año del secundario sin comprender textos de manera adecuada, según datos de Unicef y Unesco.

Esta cifra no es solo un dato: es la historia silenciada de miles de chicos que transitan la escuela sin haber logrado lo más básico, lo más esencial: leer y escribir. Y esta es una realidad cada vez más cercana, más expandida, más común, lamentablemente, de lo que pensamos.

Hace unos días, conversando con la directora de una escuela de la Ciudad de Buenos Aires, ella me compartía su preocupación por varios alumnos de 7mo grado de la escuela primaria que no solo no leen, sino que no pueden siquiera escribir correctamente su nombre. Los docentes y directivos de escuelas se enfrentan todos los días a situaciones como estas, y hacen grandes esfuerzos para compensar, acompañar y colaborar con niños que pareciera que no pueden progresar en el sistema.

Más allá de la multiplicidad de causas que pueden llevarnos a estar parados hoy en este escenario, cabe preguntarnos de qué modo podemos colaborar para que estos niños tengan herramientas para construir su futuro. La lectura, ciertamente, es una de las esenciales: la puerta de acceso al aprendizaje y a la inserción social.

La alfabetización se sostiene en la relación. Cuando un estudiante siente que su docente cree en él, se habilita la posibilidad de aprender. (Argentina). EFE/Juan Ignacio Roncoroni

Las barreras invisibles del sistema

La alfabetización tardía no es un fenómeno aislado. Es el resultado de una serie de situaciones que suceden de manera silenciosa.

  • Trayectorias educativas interrumpidas, con cambios de escuela, repitencias, o asistencia irregular.
  • Paradigma lector débil de los adultos que acompañan, ya desde el contexto familiar con  acceso limitado a libros, tecnología o espacios tranquilos para estudiar, por distintas causas (socioeconómicas o de prioridades).
  • Falta de acompañamiento personalizado, porque en los últimos grados de primaria y en la secundaria ya no se enseña a leer.
  • Falta de acompañamiento y fortalecimiento socioemocional: un adolescente que no sabe leer suele esconderlo, temiendo la burla o el juicio. Ante los ojos de los demás parece tímido pero en realidad siente vergüenza y baja autoestima.

Enfrentar este problema no se trata solo de reforzar contenidos. Se trata, ante todo, de reparar un vínculo roto con el conocimiento y con la propia motivación por salir adelante. Para que un adolescente pueda aprender a leer, necesita un entorno que le diga con convicción: “Estás a tiempo. Vos también podés.”

Tal vez es necesario poner sobre la mesa la situación, nombrar el problema sin juzgar, sino ofreciendo una mano amiga para transitar del no saber al mundo de las letras y las palabras. Hablar de alfabetización en la secundaria ya no debe ser tabú. Muchos chicos atraviesan esta situación. Reconocer la necesidad es el primer paso para intervenir y para hacerles sentir nuestra presencia para revertirlo.

Estos casos requieren un acompañamiento personalizado. Sin duda, se necesitan espacios de apoyo dentro de la jornada escolar, con docentes formados y materiales adecuados para adolescentes. Pero también (y tal vez, en primer lugar) se necesita ese padrino que estimule y despierte afectivamente el interés por transitar este camino. Un docente de cualquier área, un integrante del equipo directivo, cualquier perfil que pueda acompañar con su presencia, su constancia, este proceso. Alentando, reconociendo, motivando.

Es clave construir confianza. La alfabetización se sostiene en la relación. Cuando un estudiante siente que su docente cree en él, se habilita la posibilidad de aprender. Por último, proponer textos con sentido. No se trata de forzarlos a leer sino despertar en ellos las ganas de leer. Leer como una herramienta para encontrar respuestas y ejercitar hacer/hacerse preguntas. Leer para descubrir, para entender, para contar su propia historia. No fichas mecánicas, sino propuestas que generen vínculo con el lenguaje.

Silvana Cataldo

Nunca es tarde para leer por primera vez

Que un chico llegue al secundario sin saber leer puede considerarse una falla del sistema pero es, ante todo, una herida que duele y condiciona su historia personal, sobre todo si dentro de la escuela el estudiante queda al margen, con la sensación de que ya no hay cómo revertir su situación.

Sin embargo, todavía esa puerta se puede abrir, si logramos presentar la lectura como una herramienta, un medio para conseguir, descubrir, encontrar respuestas a intereses personales. Porque sí, en todos los casos, pero sobre todo cuando la alfabetización es tardía, es clave motivar y conectar al estudiante con aquello que realmente le atrae, preocupa o sorprende. Se trata de que la lectura sea el puente con esos mundos a los que el estudiante desearía ir. Algunas ideas para planificar estas acciones con nuestros estudiantes:

  1. Empezar por lo que les interesa, no por lo que “deberían” leerOlvidemos por un momento los clásicos. Si le gusta el freestyle, empecemos por las letras de rap. Si le interesan los videojuegos, leamos foros, guías o reseñas. Todo texto cuenta cuando el objetivo es abrir la puerta a la lectura fluida y con sentido.
  2. Leer juntos, no imponer lecturas. Muchos adolescentes que no leen se sienten solos frente a los libros. Leer en voz alta, compartir historias con niños más pequeños, generar redes de lectura por intereses, transforma la lectura en un acto social, con un propósito.
  3. Habilitar el derecho a no entender todo Los chicos no leen porque temen equivocarse o no comprender. Si quitamos la presión del “correcto o incorrecto” y valoramos el intento, la lectura deja de ser amenaza y se vuelve experiencia. Y además, invita a hacer y a hacerse preguntas, que es un ejercicio necesario para construir sentido.
  4. Convertirlos en productores de textosInvitarlos a escribir lo que sienten, piensan, sueñan o viven (aunque sean pocas palabras), y luego leerlo, les da poder. Leer lo propio es el primer paso para leer lo ajeno. Organizar concursos de escritura, el periódico o el blog de la escuela. Espacios donde comunicar sea el objetivo real, con destinatarios concretos (otros estudiantes, las familias, la comunidad), no un simulacro.
  5. Dar el ejemplo sin exigencia. Si los adultos leemos, comentamos libros, mostramos entusiasmo por una historia, sembramos curiosidad. No hace falta obligar: alcanza con compartir lo que a nosotros nos emociona leer. Y también acercarnos a conocer qué despierta sus emociones con la suficiente apertura como para encontrar allí relaciones con nuestros intereses y construir un espacio cercano.

Leer es una actividad dinámica, que requiere ejercicio, sistematización. Si nos lanzamos a la maravillosa tarea de despertar interés por la lectura, no podemos quedarnos en un proyecto puntual. Es necesario pensar nuestra clase (del área que sea) como una búsqueda (de información, de respuestas, de novedades, de datos) para encontrar respuestas o diseñar soluciones. Para que nuestros estudiantes comprendan que leer es una forma de estar en el mundo, de entenderlo y también de transformarlo.

Silvana Cataldo es Especialista en innovación educativa y Líder pedagógica del Programa A leer en vivo de Ticmas.

Deja un comentario

Next Post

El festejo de Daniela Christiansson por su cumpleaños en compañía de Maxi López y su hija Elle

Daniela Christiansson celebró un nuevo aniversario de vida en Ginebra, ciudad donde reside junto a su pareja, el exfutbolista Maxi López, y su hija en común, Elle. El festejo tuvo lugar este fin de semana y quedó retratado en una serie de imágenes compartidas en su cuenta oficial de Instagram, […]
El festejo de Daniela Christiansson por su cumpleaños en compañía de Maxi López y su hija Elle

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!