Cuando Pablo Baldomá Jones y Juan Salas, dos argentinos oriundos de La Plata, fundaron Alto en 2014, su objetivo era profesionalizar la gestión de talento tecnológico en América Latina. Lo que no imaginaron es que, una década después, su empresa sería adquirida por Revelo, una multinacional con 50 millones de dólares en financiamiento que se dedica justamente a eso, pero a escala global: facilitar la contratación de talento tech latinoamericano en todo el mundo.
El recorrido que llevó a Alto desde sus raíces locales hasta esta adquisición global estuvo marcado por un principio firme: el talento no tiene fronteras. Desde sus primeros pasos como Celerative —el primer nombre que eligieron—, el emprendimiento tuvo claro que la región contaba con profesionales altamente capacitados, pero que necesitaban herramientas, redes y confianza para insertarse en el mercado tecnológico global. Aunque tienen clientes alrededor de todo el mundo, su principal foco está en construir un puente entre Latinoamérica y Estados Unidos.
Las conversaciones con Revelo comenzaron en 2023 y terminaron por concretarse en marzo de este año con la firma de la compra que, según sus fundadores, fue un acuerdo que incluyó una buena suma. La compañía, en los últimos tres años, había tenido una facturación de alrededor de US$13 millones. “Desde el primer día fuimos rentables y autofinanciados”, explicó Baldomá Jones. “Pasamos un año sin cobrar sueldo porque sabíamos lo que queríamos construir: una alternativa sustentable que diera oportunidades reales a desarrolladores de la región”.
Llegar a este punto no fue nada fácil, sin embargo. Los dos fundadores se separaron geográficamente: uno se fue a vivir a Madrid y otro a San Francisco. Trabajaron y montaron el proyecto con siete husos horarios de diferencia, con la fiel creencia de que, eventualmente, funcionaría. En este marco, el equipo tomó un tinte de trabajo remoto en 2017, incluso antes de que las dinámicas y plataformas en línea como Zoom fueran conocidas. “Fuimos agnósticos de la locación. Contratamos donde estaba el talento y eso nos hizo movernos rápido”, explicó Baldomá Jones a LA NACION.
Con operaciones en cuatro continentes, más de 800 personas contratadas y una red de 15.000 desarrolladores validados, Alto logró posicionarse como una de las plataformas regionales más sólidas para la contratación de talento tech. Entre sus clientes figuran BBVA, UNICEF, Purpose Brands y decenas de startups en expansión. “Enfrentamos mercados difíciles, inestabilidad económica, acuerdos que se cayeron, una pandemia e incluso un incendio, pero seguimos adelante. Cualquier cosa se puede sacar adelante”, manifestó Baldomá Jones.
Alto es funcional, ya que Revelo quiere posicionarse como líder en la región en términos de gestionar contrataciones tecnológicas. En ese marco, valoraron mucho el conocimiento del contexto latinoamericano que la startup argentina les podría brindar. En paralelo, el hecho de que la empresa creció de manera orgánica y haya tenido una rentabilidad desde sus inicios fue otro atractivo que pesó en la balanza para los compradores. Las ventajas, sin embargo, corren para los dos lados. “Al ser adquiridos por una compañía más grande con fondos, creemos que podemos llegar más rápido a la visión que tenemos de quitar las barreras para contratar talento”, explicó Salas a LA NACION.
Y Alto no representa más que una tendencia que se viene forjando, en la cual las empresas argentinas presentan un atractivo para las multinacionales.
Otros casos similares de empresas locales
En esta línea, Grupo Visma, una gigante noruega de software con más de 200 compañías en América Latina y Europa, compró Lara AI, una startup argentina fundada por Guido Kuznicki, Alan Szpigiel y Axel Suvalski, que utiliza inteligencia artificial para desarrollar soluciones de recursos humanos para grandes compañías. En detalle, fue fundada en 2021 con el objetivo de mejorar la experiencia de las personas dentro de las organizaciones, con más personalización y eficiencia en los procesos diarios.
Kuznicki comentó a LA NACION que la adquisición de Lara AI significó un voto de confianza y una validación en todo lo que habían construido. “Es un hito importante porque nos permite acelerar el camino a la misión que determinamos cuando iniciamos la compañía, que era impactar a la mayor cantidad de usuarios posible con tecnología”, explicó el fundador. “Con Visma, podemos llevar nuestra tecnología a miles de personas de manera más acelerada de lo que haríamos por nuestra cuenta solos”, siguió.
Otro caso es el de Nubity, una firma argentina especializada en soluciones en la nube, que fue adquirida por la compañía de tecnología financiera Evertec, que tiene presencia en más de 10 países con 100 empresas diferentes.
Juan Ozino Caligaris, cofundador de Nubity, explicó a LA NACION que la compra de la empresa fue una satisfacción muy grande que ya validó el valor que tienen como organización a una escala global. Además, representa la posibilidad de acceder a nuevas oportunidades de desarrollo y crecimiento profesional tanto para Nubity como para sus clientes. “Esta integración permite expandirnos a nuevos mercados y llevar nuestra empresa al siguiente nivel”, señaló.
En general, según detalló Salas, antes de comprar una empresa se deben mirar tres áreas claves: el producto y modelo de negocios, la cultura interna y los clientes. Pero, en paralelo, las empresas argentinas presentan un atractivo: hacer mucho con poco. “Es difícil ponderarlo. Se refleja más que nada en los resultados. Pero el argentino tiene una capacidad de generar con pocos recursos y en situaciones de incertidumbre”, dijo Baldomá Jones mientras ejemplificaba cómo navegaron la pandemia con éxito.
En este sentido, Ozino Caligaris destacó que siempre se habla de la resilencia de los argentinos. “Podemos sortear situaciones difíciles: estamos preparados para lo peor”, manifestó.
Sobre esto, Kuznicki aseguró que como argentinos estamos acostumbrados a operar en un contexto económico volátil, es parte de nuestro día a día, entonces estamos acostumbrados a tomar decisiones rápidas que deben ser eficientes y estar adaptándonos constantemente. “Encontramos soluciones creativas en escenarios adversos”, dijo el fundador de LaraAI.
Pero, otro atractivo tiene que ver con la calidad de talento que se encuentra en Argentina. Según Ozino Caligaris, contamos con profesionales de “primer nivel” y eso hace que haya un combo muy llamativo. Kuznicki dijo que en Argentina cuenta con una de las comunidades tech más sólidas de la región. “No solamente hablando de desarrolladores o programadores, sino también de diseñadores, especialistas en inteligencia artificial y todo el hub cripto que hay”, ejemplificó.
Es evidente que la ambición es un distintivo dentro de los argentinos, pero el contexto país, para aquellos que no pueden emigrar hacia ciudades más desarrolladas y estratégicamente ubicadas, puede ser un limitante. “En nuestro caso, cuando empezamos no había mucho acceso a fondos de inversión”, comentó Salas. “Las ideas y los productos adecuados tienen sentido si se logra acceso al capital para que se puedan expresar dentro del mercado”, agregó. Aunque confiesa que hoy la escena es muy diferente que hace una década: hay muchas más conexiones entre el mundo corporativo y las financieras. Uno de sus objetivos, desde Alto, es seguir alimentando ese ecosistema en crecimiento.