Cada vez que le preguntan si es un gran comediante o un gran guionista, él se define como “un gran luchador”. Y tiene razón. A pesar de ser uno de los actores más populares de su generación, Owen Wilson no tuvo una vida fácil. Su adicción a las drogas, su depresión e intento de suicidio tras un desamor y una hija a la que no ve, lo sacaron de juego en más de una oportunidad.
Y si bien su nombre siempre está vigente, en los últimos años este rubio de nariz “rara” tomó una drástica decisión: alejarse de los sets hasta que llegue una propuesta que implique un verdadero desafío actoral. La nueva comedia de Apple TV+, Stick: el swing perfecto, parece cumplir con todos los requisitos para su vuelta. Es que, esta historia ambientada en el mundo del golf, no solo significó poder regresar a la pantalla con un protagónico sino también como productor; faceta que ya ha transitado en el pasado y que disfruta tanto como estar delante de cámara.
Sin embargo, lo que más lo atrapó de esta historia de 10 episodios -que ya estrenó sus primeros tres este miércoles 4 de junio- fue su mensaje sobre la redención y las segundas oportunidades; algo de lo que Owen puede dar cátedra. “Lo que me atrajo de este personaje es cómo encarna esa idea de ser un perdedor que, al mismo tiempo, tiene la oportunidad de redimir su vida a través de algo tan inesperado como el golf”, confesó en una reciente entrevista con Esquire, quien interpreta a un exgolfista profesional en decadencia que vuelve para entrenar a un fenómeno de 17 años con algunos problemas.
La actuación como puente
Nacido el 18 de noviembre de 1968 en Dallas, Owen Cunningham Wilson es hijo de una fotógrafa y un ejecutivo de publicidad y el del medio de tres hermanos. Su talento para hacer reír siempre estuvo presente, así como sus travesuras y peleas en la escuela. De hecho, el peculiar rasgo de su nariz (que con el tiempo se ha convertido en un sello personal) es producto de una doble fractura durante su adolescencia. La primera fue jugando al fútbol americano; la segunda en una pelea estudiantil.
A los 14 años, Owen fue expulsado del colegio por robar las respuestas de un examen de geometría. Ante este hecho, su familia decidió internarlo en una escuela militar, donde le raparon su cabellera rubia; otro rasgo que con los años lo volvió inconfundible. Lo que en un principio intentó ser un castigo, se convirtió en el descubrimiento de su verdadera vocación. Es que allí Wilson fue redactor de la revista de la academia y se enamoró de la escritura; carrera que terminó estudiando en la Universidad de Texas.
Fue en esa misma universidad que conoció a Wes Anderson, el reconocido director con el que, tiempo después, formaría una dupla imbatible en la pantalla grande. Mientras trabajaba como mozo en un restaurante para costearse los estudios, su compañero de cuarto le propuso escribir un guion de acción y humor delirante. Así surgió Bottle Rocket, el corto de 1993 que, tres años más tarde, se convirtió Ladrón que roba a otro ladrón, la opera prima de Anderson.
Como el presupuesto era escaso para contratar actores, Wilson decidió actuarla y también sumó al proyecto a su hermano Luke. Claramente, ese debut fue un boleto de ida para él. Su frescura para hacer humor y su talento para la improvisación llamó la atención de la crítica que se preguntaba quién era ese muchachito de nariz “rara” y cabellera rubia. A pesar de que la actuación no era lo suyo, la fórmula Wilson- Anderson se repitió en Los excéntricos Tenenbaums (2001), Viaje a Darjeeling (2007) y El gran hotel Budapest (2014).
Otra dupla que fue un gran éxito en su carrera fue la que formó con Ben Stiller, a quién conoció en Los excéntricos Tenenbaums y de quién se hizo muy amigo. Starsky & Hutch, Una noche en el museo y Zoolander son algunas de sus películas más recordadas. De hecho, los actores integran “The Frat Pack”, un grupo de comediantes entre los que también se encuentran Will Ferrell, Jack Black, Vince Vaughn y Steve Carrell.
Morir de amor
“El humor es una forma de sobrellevar la vida, te permite resistir”, repite el artista como si fuera un mantra. Sin dudas, esa habilidad para hacer reír fue la que lo llevó a la cima del éxito y, en lo personal, la que le permitió superar algunos momentos difíciles. Es que, mientras su carrera crecía a un ritmo acelerado, su adicción a la heroína y la cocaína lo subsumían en un infierno del cual le era cada vez más imposible salir. De hecho, fueron las drogas las que interfirieron en su vida amorosa, sumergiéndolo en un fracaso tras otro.
Su primera novia famosa fue la cantante Sheryl Crow, a quien conoció en el rodaje de The Minus Man. La relación terminó al cabo de dos años entre rumores de infidelidad. Sin embargo, tiempo después, la compositora dio a entender que fueron los demonios a los que el actor se enfrentaba desde hacía tiempo los que arruinaron todo. “Hay belleza en liberar/ nadie más a quien tener que complacer/ No te culpo por abandonar/ sé que realmente lo intentaste/ Siento que pude haberte cambiado/ siento que pude haberte curado”, dice parte de la letra de “Safe and Sound”, tema que Crow le dedicó tras la ruptura.
Durante el tiempo que estuvo soltero, Owen fue vinculado sentimentalmente con Gina Gershon, Demi Moore y Jessica Simpson hasta que volvió a enamorarse de una compañera de elenco: esta vez se trataba de Kate Hudson. Corría el año 2006 y a este galancito le ofrecieron ser la contrafigura de Matt Dillon en Tres son multitud. Si bien en la pantalla interpretó a ese amigo entrometido que se vuelve la pesadilla de los recién casados, fuera del set se quedó con el corazón de la protagonista.
La convivencia llegó en tiempo récord sin embargo, nuevamente las adicciones del actor comenzaron a desestabilizar a la pareja. La primera ruptura fue en mayo de 2007 cuando la actriz -cansada de la situación- agarró sus cosas y se fue de la casa que compartían en Malibú. Esa decisión fue el inicio de una de las etapas más oscuras en la vida de Wilson que entró en un espiral depresivo que se acrecentó cuando su ex anunció que estaba saliendo con Dax Shepard.
Al parecer, Owen no pudo resistirlo y una mañana de agosto, precisamente el día 26, atentó contra su vida. Fue su hermano Luke quien lo encontró en el baño principal de su casa, desvanecido y cubierto de sangre. El corte en sus muñecas y los frascos de somníferos vacíos eran un claro indicio de su intento de suicidio. “Una persona debió ser trasladada al hospital local para recibir atención médica”, decía el comunicado emitido por el departamento de policía de Santa Mónica que rápidamente llegó a la portada de todos los medios.
Una vez fuera de peligro, su recuperación continuó en el centro médico Cedars-Sinai, donde se le diagnosticó un cuadro de depresión severa y se le indicó un tratamiento de desintoxicación. “Con todo respeto les pido a los medios que me permitan recibir atención médica y curarme en privado durante este difícil momento”, rogó la estrella de risa fácil durante su internación. Si bien no quiso dar detalles, un allegado le aseguró a la revista People que el actor no estaba bien psicológicamente, pero que estaba agradecido de estar vivo. “Sabe que estuvo cerca de poner fin a su vida y está contento de haberse salvado. Básicamente, está en su casa, con gente mirándolo las 24 horas del día, los siete días de la semana”, detalló.
Conmovida por esta situación, Hudson volvió a acercarse y le dio una segunda oportunidad. Sin embargo, al cabo de unos meses, la pareja volvió a distanciarse. “Owen es una persona encantadora y lo amo mucho. Le deseo cosas hermosas: salud y todo lo que desea en la vida”, confesó la hija de Goldie Hawn que, esta vez, se fue para siempre.
La paternidad, un rol que lo tomó por sorpresa
Sus adicciones, su corazón roto y su depresión lo mantuvieron varios meses alejado de los sets y las alfombras rojas. Poco a poco, el actor volvió a tomar el mando de su carrera con proyectos como Medianoche en París, un film dirigido por Woody Allen que le permitió mostrar otro registro como actor.
Mientras que Wilson recuperaba el entusiasmo por su profesión, en 2011 volvió a darse una nueva oportunidad en el amor. Sin embargo, esta nueva relación con Jade Duell (una azafata a la que conoció durante un vuelo) vino con una noticia que sorprendió a más de uno: el actor se convertiría en padre por primera vez. “Es una experiencia hermosa y sorprendente, todos repiten que me va a cambiar la vida y empiezo a ver por qué”, expresó cuatro días antes del nacimiento de su hijo, Robert.
Para 2014, Wilson ya estaba separado y esperando a su segundo hijo. Esta vez, la madre del bebé en camino era su personal trainer Caroline Lindqvist, a la que conocía desde el año 2007. El impacto fue mayor cuando la entrenadora aclaró que no estaba saliendo con el actor y que, como ambos querían tener un hijo, decidieron hacerlo juntos. “Owen y yo somos muy buenos amigos y vamos a tener un bebé juntos. Realmente lo estamos esperando muy ansiosos”, expresó al The Daily Mail la madre de Finn.
Varunie Vongsvirates, una empresaria y estrella de las redes sociales, fue la mujer a la que Wilson volvió a presentar como su pareja. Si bien esta fue la relación amorosa que más le duró (casi cinco años), todo estalló por los aires cuando en 2018 ella confesó que estaba embarazada. Como ya hacía tiempo que estaban separados, el actor pidió someterse a una prueba de paternidad; el resultado arrojó que Owen sería padre por tercera vez.
A diferencia de las veces anteriores, el comediante eligió no tener vínculo con Lyla, decisión que fue un escándalo y llegó a las principales revistas del corazón. Si bien le dio su apellido y le pasa una cuota alimentaria mensual, nunca ha mostrado ningún interés en conocer a la pequeña. “Owen nunca ha conocido a Lyla. Jamás. Ayuda a nivel financiero, pero eso no es lo importante. Lyla necesita un padre. Resulta irónico que en la gran pantalla interprete tan a menudo papeles de padre y en la vida real ni siquiera haya visto en persona a su hija”, declaró la madre de la niña -que es un vivo retrato de su padre- en una entrevista con The Daily Mail.
Su gran regreso a los sets
De 2017 a 2021, este actor, guionista y productor estuvo prácticamente retirado de los sets. Los problemas personales sumado a que ningún proyecto lo convencía demasiado hicieron que Wilson desaparezca por un buen tiempo. Luego, cuando estaba listo para volver, el mundo se puso en pausa por la pandemia del coronavirus, retrasando todos sus planes.
Fue con la comedia romántica The French Dispatch que el actor reapareció en la pantalla grande nuevamente. En lo que respecta a la TV, el mejor amigo de Ben Stiller se unió al reparto de Loki, una serie de Disney+, donde encarnó a Mobius, uno de los papeles más admirados de su carrera y que le requirió un cambio de look extremo.
Y ahora, el artista volvió a demostrar por qué es el rey de la comedia con Stick: el swing perfecto, una propuesta que expone temas complejos con un humor y ligereza que solo Wilson sabe imponer. “Me enamoré inmediatamente del personaje y de la idea de que Owen lo interpretara”, contó el creador de esta serie, Jason Keller, en diálogo con la prensa.
Sin embargo, en un principio, Owen no estaba disponible para el proyecto. “Nos conocimos y hablamos de la serie. Aunque sabíamos que no podía fue interesante. Terminamos reuniéndonos como amigos durante unos seis, siete u ocho meses y luego le quedó libre la agenda, lo cual fue genial porque me había enamorado tanto de él en el papel que me di cuenta de que estaba escribiendo con la voz de Owen, no puedo imaginar a nadie más interpretando a este personaje”, reveló el showrunner.
En esta trama de 10 episodios, que se estrenaron tres esta semana y luego se agregarán uno por miércoles hasta el 23 de julio, Wilson interpreta a Pryce Cahill, un exgolfista en decadencia cuya carrera se descarriló hace 20 años. Tras el fracaso de su matrimonio y su despido en una tienda de artículos deportivos de Indiana, Pryce apuesta su futuro a Santi (Peter Dager), un fenómeno del golf de 17 años con problemas.
“Mi personaje, por ejemplo, aún desea estar con su esposa (de quien al inicio de la serie está divorciada), y creo que eso es algo con lo que muchos pueden identificarse: estar en cualquiera de los dos lados de una relación. También hay algo muy conmovedor para mí en la idea de que alguien crea en ti. En mi vida, incluso desde la escuela, me marcó mucho cuando algún maestro mostraba entusiasmo por mí; eso me daba confianza. Esa sensación de que alguien cree en ti siempre me ha parecido poderosa porque muchas veces uno mismo lucha por mantenerse firme, por seguir adelante”, confesó por su parte el protagonista que se sintió muy identificado al leer el guion.
Aunque el mundo le dio muchas razones para pensar lo contrario, Cahill es alguien que todavía cree que puede volver a ser alguien; y ese sentimiento a Owen le resulta familiar. Un actor que ha hecho de la risa su herramienta de trabajo mientras detrás de cámara se enfrentaba a los demonios más peligrosos.