Con Bolsonaro fuera de juego, su familia se disputa el legado político rumbo a 2026

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BRASILIA.- Aunque Jair Bolsonaro insista en mantenerse como el “plan A” de la oposición para las presidenciales de 2026, la realidad política lo obliga a ceder espacio. Inhabilitado políticamente hasta 2030 por la corte electoral y cada vez más cerca de prisión por su implicación en una intentona golpista, el expresidente de Brasil (2019-2022) empieza a diseñar la transmisión de su capital político.

En ese reordenamiento, emergen varias figuras con aspiraciones dentro de la familia Bolsonaro: su esposa Michelle y sus hijos Flávio, Eduardo y Carlos, todos con carreras políticas activas.

Michelle Bolsonaro. (Foto por MAURO PIMENTEL / AFP)

La última encuesta de Genial/Quaest muestra a Michelle en empate técnico con el gobernador de San Pablo, Tarcísio de Freitas (17% y 16% de intención de voto entre los votantes afines al bolsonarismo), aunque la exprimera dama lidera cómodamente entre quienes se identifican como bolsonaristas puros: 44% frente a 17%.

Con fuerte llegada al electorado evangélico, Michelle ha ganado visibilidad en actos públicos, como su participación en enero pasado en la ceremonia de asunción del expresidente estadounidense Donald Trump, a la que asistió en representación de su marido, impedido de viajar por orden del Supremo Tribunal Federal (STF).

“Una mujer sabia edifica su casa, pero una multitud de mujeres sabias edifican una nación”, dijo Michelle, protagonista el viernes de un evento organizado por la división de mujeres del PL.

Poco antes, Altineu Cortes, vicepresidente de la cámara de Diputados, hizo un guiño a Michelle: “Si dios quiere, vamos a conquistar la presidencia de la República. Michelle, Dios tiene preparado mucho para su vida”.

Aunque el Partido Liberal (PL) la considera como posible candidata presidencial, el propio Bolsonaro ha relativizado esa opción, sugiriendo que su esposa podría aspirar primero a una banca en el Senado por el Distrito Federal para adquirir experiencia.

Más allá de las candidaturas presidenciales, el bolsonarismo traza una estrategia con otro objetivo: ampliar su influencia en el Senado. El PL y sus aliados del llamado Centrão —el bloque de partidos de centro que suele alinearse con el oficialismo a cambio de espacios en el aparato estatal— preparan una ofensiva electoral para obtener al menos 44 bancas en la Cámara Alta. Esto les permitiría acercarse a los tres quintos necesarios para aprobar iniciativas clave, como avanzar con procesos de impeachment contra jueces del STF, en particular Alexandre de Moraes, considerado enemigo público del expresidente.

“Con la mayoría del Senado, elegiremos el presidente de la cámara alta, los jueces, si las agencias federales serán ocupadas por personas calificadas. Me animo a decir que mandaremos más que el propio presidente de la República”, arengó Bolsonaro a los afiliados al PL el viernes.

Eduardo Bolsonaro, durante la Conferencia Anual de Acción Política Conservadora (CPAC) en el Gaylord National Resort & Convention Center de National Harbor, en Oxon Hill, Maryland

En este ajedrez político, Eduardo Bolsonaro también se posiciona. Diputado federal con licencia, el “hijo 03” declaró en una reciente entrevista con la revista Veja que está dispuesto a competir por la presidencia si su padre se lo pide. “Si es una misión dada por mi padre, la cumpliré”, afirmó. Eduardo ha endurecido su discurso, denunciando a una “élite burocrática dispuesta a sabotear cualquier intento de transformación profunda”, y promoviendo un “rumbo liberal conservador” para Brasil. Sin embargo, su perfil más radical genera resistencia entre sectores moderados del electorado.

Desde febrero, se encuentra en Estados Unidos, adonde viajó tras solicitar licencia parlamentaria. Desde allí ha acusado al juez Moraes y a la Policía Federal de persecución política y hasta insinuó gestiones ante el gobierno de Trump para sancionar al magistrado brasileño. Estas declaraciones le valieron la apertura de una investigación por obstrucción a la justicia y amenazas a autoridades del país.

Carlos Bolsonaro

Carlos Bolsonaro, concejal en Río de Janeiro y cerebro de la estrategia digital del bolsonarismo, también podría aspirar a una banca en el Senado, ya sea por San Pablo o Santa Catarina. Su postulación dependerá de la decisión de Eduardo: si su hermano se lanza a la presidencia, Carlos tendría vía libre para ocupar ese espacio.

Flavio Bolsonaro

Por su parte, Flávio Bolsonaro —el “hijo 01”— se perfila como una figura de mayor consenso dentro del Centrão. Senador por Río de Janeiro, es visto como un dirigente con capacidad de diálogo, pese a su implicación en el escándalo de las “rachadinhas”, por el presunto desvío de recursos públicos cuando era diputado, causa que fue archivada en 2022. El PL encargó estudios para medir su potencial electoral, aunque su rol actual en la Cámara Alta es considerado estratégico para las negociaciones legislativas.

Mientras tanto, el gobierno de Lula da Silva atraviesa su momento más delicado desde que asumió el poder en enero de 2023. Con niveles récord de desaprobación y sacudido recientemente por un escándalo de corrupción en el Instituto Nacional de Seguridad Social, el oficialismo enfrenta crecientes dificultades para ofrecer resultados concretos a la ciudadanía.

Sin embargo, la indefinición del campo conservador juega a favor del presidente. “Quien más ayuda políticamente hoy al gobierno pensando en 2026 es Jair Bolsonaro”, señaló a LA NACION el politólogo Leandro Cosentino, del Instituto Insper. “Al mantenerse como figura dominante, impide por ahora la unificación de una candidatura única de la oposición, como la de Tarcísio de Freitas, y colabora con el oficialismo al provocar una pulverización de candidaturas”.

Según la misma encuesta de Quaest, el 65% de los brasileños considera que Bolsonaro debería dejar de insistir con su candidatura y apoyar a otro postulante. No obstante, el expresidente continúa sin dar señales claras, desempeñando un rol de árbitro que retiene el poder de decisión dentro de su círculo político.

Para el politólogo Paulo Calmon, profesor de la Universidad de Brasilia, “la definición de los cargos a los cuales los miembros del clan Bolsonaro van a postularse será hecha solamente por el expresidente”.

Calmon cree que ninguno de sus familiares encabezará una fórmula presidencial, pero no descarta su presencia en fórmulas presidenciales: “En este momento existen articulaciones para que la oposición se una en una eventual segunda vuelta en un frente único de centroderecha”

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