La exención de estos dos productos en el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), marca un precedente significativo en la política alimentaria nacional, al restringir el uso de fondos públicos para la compra de artículos poco saludables. Sin embargo, el debate sobre la efectividad, equidad y el impacto social de esta medida continúa siendo relevante, especialmente en lo que respecta a cómo mejorar la nutrición sin perjudicar a las familias más vulnerables.
Alimentos no permitidos por los cupones SNAP
Nebraska se convierte en el primer estado de EE. UU. en recibir una exención federal que prohíbe la compra de refrescos y bebidas energéticas con los beneficios del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), conocidos comúnmente como cupones de alimentos.
Esta medida busca mejorar la nutrición de las familias beneficiarias y reducir los problemas de salud asociados al consumo excesivo de estas bebidas. El gobernador de Nebraska, Jim Pillen, justificó la medida y aseguró:
“No hay absolutamente ninguna razón para que los contribuyentes subsidien la compra de refrescos y bebidas energéticas. El objetivo del SNAP es ayudar a las familias necesitadas a incorporar alimentos saludables a sus dietas, pero la comida chatarra que eliminamos con esta exención no tiene nada de nutritivo.”
Esta declaración refleja una preocupación creciente por la salud pública y busca fomentar hábitos alimenticios más saludables entre los beneficiarios del programa.
Estados que buscan seguir el ejemplo de prohibir ciertos alimentos en SNAP
Además de Nebraska, otros seis estados, como Arkansas, Colorado, Kansas, Indiana, Iowa y Virginia Occidental, han solicitado exenciones similares para restringir ciertos productos o ampliar el acceso a alimentos calientes y preparados. Estas solicitudes están siendo revisadas por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), explica AP news.
A pesar del respaldo gubernamental, la medida ha sido cuestionada por activistas y organizaciones que defienden a personas con inseguridad alimentaria. Algunos de los argumentos principales que el medio menciona son:
- Incremento de los costos administrativos para categorizar alimentos permitidos y prohibidos.
- Mayor estigma social para los beneficiarios del programa.
- Efectividad dudosa para modificar patrones alimenticios a largo plazo.
Gina Plata-Nino, subdirectora del Centro de Investigación y Acción Alimentaria, señaló:
“Los enfoques basados en incentivos, no en restricciones punitivas, son la forma más efectiva y digna para mejorar la nutrición y reducir el hambre.”
Dificultades técnicas para definir alimentos permitidos y prohibidos
Según evaluó Brookings en 2017, implementar estas restricciones implica un gran desafío debido a la complejidad del mercado alimenticio:
- Más de 650,000 productos alimenticios están registrados para SNAP.
- Cada año se lanzan alrededor de 20,000 nuevos productos.
- No existe una definición clara y universal de qué alimentos son saludables o no.
Esto hace que mantener actualizada una lista de alimentos permitidos, y comunicarla en tiempo real a minoristas y consumidores, sea una tarea compleja y costosa.
Impacto en la salud pública y contexto nacional
La medida responde también a la creciente preocupación por enfermedades relacionadas con la dieta, como la obesidad y la pre-diabetes en niños y adolescentes. Según datos oficiales del USDA:
- 1 de cada 3 niños entre 12 y 19 años presenta pre-diabetes.
- El 40% de los niños en edad escolar padece al menos una enfermedad crónica vinculada a la alimentación.
La iniciativa de Nebraska está alineada con la agenda “Make America Healthy Again” impulsada por el Secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., quien enfatiza la importancia de mejorar la calidad de la alimentación para prevenir enfermedades.
¿Qué es el programa SNAP y a quién afecta esta medida?
El programa SNAP está diseñado para ayudar a aproximadamente 152,000 residentes de Nebraska de bajos ingresos a comprar alimentos básicos. Sin embargo, hasta ahora, los fondos del programa podían utilizarse para adquirir una amplia variedad de productos, esto incluye refrescos y bebidas energéticas.
Con la nueva exención, que entra en vigor el 1 de enero, estas bebidas azucaradas y energéticas quedan prohibidas para su compra con los beneficios SNAP, un esfuerzo liderado por la secretaria de Agricultura de EE. UU., Brooke Rollins.