A inicios de la década de 1990, el Grupo Guinda gozaba de una notable acogida en Lima, mientras que en la selva Sonido 2000 colmaba los locales donde se presentaba. Ambos conjuntos crecían bajo la sombra del éxito que por entonces alcanzaban las orquestas internacionales de salsa. En contraste, agrupaciones como Armonía 10 y Agua Marina aún no lograban imponerse ni en la capital ni en las ciudades amazónicas.
Tarde o temprano, su música llegaría a nuevos oyentes. En 1999, Agua Marina logró un impacto decisivo en Lima con el tema ‘Tu amor fue una mentira’. Aquel sencillo se transformó en un fenómeno del momento y abrió el camino para que otras agrupaciones accedieran a la programación de la radio en frecuencia modulada.
Mientras en Lima los temas de Agua Marina y otras orquestas ganaban popularidad, en la selva central un grupo recorría diversas localidades para difundir una propuesta distinta: una cumbia que unía el sabor del norte con los matices amazónicos. Ese grupo era Internacional Privados.
Esta agrupación tenía como vocalista a un joven que había dejado su pueblo natal, Végueta, en la provincia de Huaura, región Lima, en busca de nuevas oportunidades en Tingo María, Huánuco. En 1988, esa ciudad requería cantantes, y él ya contaba con experiencia sobre el escenario. Su nombre es Marco Antonio Arroyo Herrera, aunque en el mundo musical se le conoce como José Luis Arroyo, El Lobo.
En los últimos años de la década de 1990, El Lobo interpretaba temas como Ajena, Luciérnaga y Te he visto llorar con la misma intensidad emocional que caracteriza cada una de sus presentaciones. Todas alcanzaron una notable acogida entre el público. Sobre el éxito de la orquesta y los orígenes de la agrupación, Miguel Laura —autor y compositor cuyas obras han sido interpretadas por las principales bandas tropicales del Perú— sostuvo una conversación con el cantante.
La conversación que sostuvo con El Lobo quedó registrada en las páginas de su libro titulado ‘La rica cumbia. Las voces que hicieron historia’.
“Eusebio Chato Grados nos llevó a grabar en su estudio El Cazador, que estaba en La Victoria. Habíamos tenido una presentación en la ciudad de Huánuco y él había llegado con su caravana. Se sorprendió cuando fue a tocar donde estaba Internacional Privados y era un lleno total. Ahí nos propone apoyarnos, grabar en Lima y trabajar”, dijo el cantante.
Esto ocurrió en 1997, año en que grabaron temas como Ajena, Te he visto llorar y Luciérnaga. Esta última ya contaba con buena recepción en ciudades como Tingo María, en Huánuco, y Cerro de Pasco. “Hemos trabajado en todos los sitios, provincias y distritos de Huánuco. Se abrió el mercado en Uchiza y Tocache porque había trascendido que habíamos grabado en Lima”, contó El Lobo.
En 1999 regresaron a Lima. Participaron en el programa de Janet Barboza y formaron parte de sus recordadas Súpermovidas. Aunque se presentaron en numerosos escenarios de la selva, descuidaron el mercado capitalino, lo que limitó su proyección en la ciudad.
Con el inicio del nuevo milenio, Internacional Privados mantuvo sus presentaciones masivas en diversos puntos de la selva central, aunque por un periodo breve. En 2002, José Luis Arroyo se separó de la agrupación y decidió volver a Tingo María. Para entonces, ya había concluido la carrera de Administración de Empresas, y sus aspiraciones en el ámbito musical permanecían intactas.
Los inicios de El Lobo en la escena musical
“Como éramos familia de pescadores, se acostumbra a hacer lo que nuestros padres nos enseñan”, se lee en el libro ‘La rica cumbia. Las voces que hicieron historia’, de Miguel Laura. No obstante, tras conversar con el cantante, el autor pudo notar que esta afirmación carece de fundamento, ya que su interlocutor es un artista que ha conquistado la selva central y ha competido en Lima durante las últimas décadas.
Marco Antonio Arroyo Herrera, conocido como José Luis Arroyo El Lobo, es el mayor de siete hermanos y proviene de una familia de pescadores. Sin embargo, el destino le reservó un camino diferente. Mientras cursaba el cuarto año de secundaria, participó en un casting para integrar el grupo Novela, donde interpretó el vals Nube Gris ante el señor Tomás Collantes.
“La primera agrupación que integré fue el grupo Novela. El director era Chony Collantes, un gran amigo que me dio la oportunidad. Fue en el 86”, señaló El Lobo.
Con Novela, Arroyo Herrera cantaba los fines de semana, ya que aún estaba en el colegio. Según relata, el director de la orquesta consideraba que su timbre era ideal para la salsa, por lo que le asignó dos o tres canciones para que las preparara.
Tras terminar su ciclo en el grupo Novela, el director Chony Collantes le dijo que debía cantar en una orquesta con trompetas y trombones, porque estaba bien su estilo. “Él mismo me presentó a un grupo de Huacho, La orquesta La Clásica. El director Oscar Chagaray y Federico Díaz me dieron la confianza y me hicieron ingresar a La Clásica en el año 87”, relató el cantante limeño.
Con lo que ganaba en la orquesta, financió sus estudios de Ingeniería Química en la Universidad José Faustino Sánchez Carrión, en Huacho. Completó el primer año, pero luego tuvo que alejarse aún más de su pueblo. Las razones fueron tanto económicas como artísticas: buscaba mejores oportunidades y avanzar en su crecimiento como músico.
“Mis padres habían tenido dificultades y yo buscaba una salida. (…) Recuerdo que apareció un empresario que venía de Tingo María buscando artistas, cantantes, músicos, y mi amigo Chony Collantes se venía para la selva y me preguntó si me gustaría irme con él. Ofreció pagarme los pasajes. ‘Allá faltan cantantes’, me decía. Me animé y un 2 de mayo del 88 a las 6 de la mañana, salí de mi pueblo rumbo a Tingo María”, confiesa el cantante a Miguel Laura.
Decidió dejar el grupo La Clásica para enfrentar nuevos retos en Tingo María. Primero se unió a la Orquesta de Chony y luego a Lluvia de Aucayacu, donde entabló nuevas amistades y permaneció casi dos años como vocalista. Más adelante, integró Proyecto X de Tingo María, el Grupo Cuarteto Amazónico y la Orquesta Explosión Latina. Fue en esta última donde, hacia 1994, dio un nuevo giro a su carrera: se retiró junto a algunos compañeros para formar su propia agrupación, Internacional Privados.
En los primeros años, Internacional Privados interpretaba covers, pero en 1996 comenzaron a grabar canciones propias como Ajena y Te he visto llorar. Sobre sus inicios, El Lobo reveló detalles de aquellos tiempos difíciles, de los cuales logró extraer enseñanzas positivas.
“En la primera presentación no nos pagaron, solamente nos dieron un plato de parrillada para cada integrante. Porque todavía no teníamos convocatoria de público. Fueron durísimos los primeros meses. Tocábamos por la venta de cerveza. (…) además de cumbia tocábamos música internacional, rock, salsa, merengue. A la gente le fue gustando el estilo variadito”, contó.
“En la primera ocasión alternamos con una orquesta local que se llamaba Estación Cinco que convocaba público. Esa vez tocamos por un precio bien barato porque queríamos mostrarnos en un evento masivo. A la gente le gustó la forma de cantar, el carisma que teníamos en el escenario, y a partir de ahí nos buscaban para amenizar las fiestas, matrimonios, quinceañeros, aniversarios. Nos fuimos ganando el cariño”, agregó.
A pesar del éxito de Internacional Privados, varios integrantes abandonaron la orquesta. Entre ellos, El Lobo decidió formar su propia agrupación.
La nueva orquesta de El Lobo
En 2002, El Lobo se retiró de Internacional Privados. Poco tiempo después fundó El Lobo y La Sociedad Privada, un grupo que rápidamente ganó reconocimiento por contar con un cantante conocido y poseer un estilo único al interpretar sus canciones.
“Este servidor le pone el nombre a Sociedad Privada. Pensé que mis compañeros con los que había tocado iban a quedarse en Lima con Internacional Privados, pero se vinieron conmigo. Así empecé a grabar de nuevo. En Lima, estábamos contactados con varios compositores, como Miguel Laura, Lucho Zambrano, Humberto Salazar y Willy Sánchez. Por todo el problema que pasó, una noche me llamó Willy y me dijo que no me preocupara, que me iba a mandar temas para que grabe, y es ahí donde empiezo a grabar Aléjate de mí y Decías que me querías”, manifestó el artista.
Cabe destacar que estos temas marcaron la nueva etapa con Sociedad Privada. Además, el romanticismo distinguía a esta agrupación, presente en cada una de sus canciones. En palabras de El Lobo, ese sentimiento es el sello que identifica a su proyecto musical.
Actualmente, El Lobo y La Sociedad Privada ha conquistado diversos lugares del Perú, con especial acogida en ciudades de la selva central como Tingo María, Tocache, La Merced y Oxapampa, entre otras. La selva refleja claramente esta realidad. En una de sus presentaciones en el local Mr. Pardo, el recinto se llenó por completo, lo que confirma su éxito en una ciudad de la selva baja.
En Tingo María, es importante destacar que la música de El Lobo y La Sociedad Privada se escucha en las movilidades turísticas que recorren la zona. Los visitantes suelen oír sus canciones justo antes de llegar a la ciudad. Desde hace un tiempo, esta música se ha convertido en la carta de presentación de este destino turístico, donde José Luis Arroyo creció como artista y se consolidó como el cantante más representativo del lugar. Aunque quien no conozca su biografía podría suponer que nació en Tingo María, en realidad proviene de Végueta. Sin embargo, esta ciudad de la selva central lo adoptó como propio.