Sus hijos crecieron con el hombre que estaba en el póster. Ahora él los mira. “No es sencillo ser tan joven y que te aparezca todo lo que a él le está apareciendo, y lo está sabiendo gestionar… El vestuario, los compañeros, los enojos. Yo mil veces le he dicho: ‘Vas a escuchar que me van a recontrareputear, y es normal, pero no están puteando a tu papá, están puteando al entrenador’. Es normal”. Con esa seguridad, Diego Simeone descomprime. Habla de Giuliano, su hijo, que coincide con la mejor aparición de la última temporada de Atlético de Madrid.
“No hemos tenido que cambiar ningún código familiar, no, no, sinceramente los dos entendimos el lugar que ocupamos. Y te puedo asegurar que cuando él entra al entrenamiento es Giuliano, no es Giuliano Simeone, es Giuliano para lo bueno y para lo malo. Y cuando entra a mi casa, es mi hijo. Y nos comportamos de esa manera en los dos lugares. Eso sí, para él ha sido más difícil”, suelta. Ahí habla el padre.
-Porque debía ganarle a las sospechas.
-Lo de Giuliano salió muy bien, pero salió muy bien porque jugó bien a la pelota. No hay mucho más. A partir de jugar bien al fútbol, entregarse, mostrar la energía que mostró, ser protagonista, no tener miedo y hacerse del lugar por méritos propios dejó de lado todas las sospechas. Porque, no me olvido, que aparecieron los ‘es el hijo de Simeone…’ Nunca me importó. Con el club decidimos que Giuliano se quedase. Yo les decía: ‘Tenemos a un jugador que salió de una lesión muy grave con personalidad, jugó un partido contra nosotros con una rebeldía increíble y apareció en los Juegos Olímpicos cuando faltaban apenas cuatro días para definir el grupo y se ganó lo titularidad. El jugador es del club, y tiene herramientas desde su velocidad, agresividad, intensidad y sapiencia para interpretar el lugar donde está… ¡Tengámoslo! ¿Va mal? En diciembre lo cedemos, ningún problema’.
-Como uno más.
-Como uno más. Entonces apostamos a hablar con él, y fue con claridad total: ‘Te necesitamos para los partidos de revulsivo, de recambio, para transmitir energía y toda esa fuerza que tenés en los entrenamientos. Y solo así te vas a ir ganando el lugar que te merezcas’. Después, superó las expectativas. Pero tardó mucho en empezar, empezó por la izquierda, no lo hizo bien, lo sacamos en un primer tiempo… y después lo pasamos a la derecha, llegó su primer gol contra Las Palmas, creció, creció, y sus compañeros lo ayudaron mucho y él se supo insertar en un grupo nuevo, con muchos argentinos que lo podían favorecer, o no, según su comportamiento. Yo creo que sus compañeros lo quieren, es querido en el vestuario. Y lo más importante, y acá no nos podemos mentir, es que jugó bien a la pelota.
-Vos debutaste en la selección en 1988, dos años después de México y no llegaste a Italia ’90. Giuliano debutó en 2024, dos años después de Qatar y…
-El camino que está recorriendo ya dejó atrás y echó por tierra aquellos fantasmas y habladurías. No creo que Scaloni le regale nada, ¿no? Su debut con el ingreso en la cancha de Boca, el partido con Uruguay que fue de menos a más, el momento que no se va a olvidar en toda su vida contra Brasil… Me carga: ‘Vos jugaste toda la vida contra Brasil y no le hiciste un gol, y yo jugué 15 minutos y ya le metí un gol’, me dice, jajaja. Ahora, hizo otro buen partido con Chile. Su crecimiento, su maduración… Su saber estar es muy meritorio, no es fácil saber estar.
-Y Giovanni te puede decir que él salió dos veces campeón en Italia… y vos, una, con Lazio en 1999/2000.
-… ¡Tal cual! Jaja, sí, sí, el otro día me cargaba. Me dice: ‘Pa, ¿vos cuántos scudettos ganaste?’… Yo dos”, me cargó. Jaja. Yo soy un admirador de Giovanni por su nobleza, por su sensibilidad, su saber estar desde el lugar que le ha tocado en estos dos acontecimientos tan importantes para el Napoli. Él quedará en la historia del Napoli, no sé si por su juego, pero sí por su persona, su conducta, su impronta. Con algunos jugadores no hace falta que hagan 30 goles y jueguen todos los partidos. No tengo ninguna duda de que el reconocimiento que tiene Giovanni en Napoli, por su comportamiento, por su trabajo, por estar listo para lo que lo necesiten, no se lo va a quitar absolutamente nadie. Creo que eso es hasta más importante en los dos títulos ganados que un gol más o un gol menos. Se lo dije, y te lo cuento a vos: me llena de orgullo cómo atravesó las situaciones desde el lugar que le tocó.
-Bueno, parece que llegaron para salvar el honor del apellido…
-¿Quiénes? ¿Giovanni y Giuliano? Yo creo que igualmente les queda un rato… y para ni siquiera acercarse, jajaja.
Simeone vigila que nada se entrometa con su obsesión: ganar. Estricto, demandante, no regala sonrisas cuando trabaja y se irrita si detecta comodidad. Muy esporádicamente se concede alguna relajación frente a sus jugadores. Una vez sucedió, en una celebración, y un futbolista le comentó: ‘Puta, míster, ¿por qué no sois siempre así?’. Porque no puede, porque él sabe que los permisos son excepcionales para no desenfocarse. Entonces vuelven a encontrarse con el tipo cerrado, siempre todo para adentro. Pero él vive de las emociones, solo que elige cuándo y cuáles liberar. Dosis máxima de exigencia para intentar sofocar al destino y llevarlo hacia donde Simeone sueña. Como en los partidos.
-Siempre decís que los momentos de crisis son ideales para reinventarse. ¿En qué creciste después de las semanas fatales en marzo, cuando se derrumbó la temporada de Atlético?
-Debo ser sincero y esta vez dolió, mucho dolió… Mirá, después de 14 años en el club la responsabilidad es mucho más grande y el peso que yo mismo me pongo es mucho más grande que al principio. La alegría después de una victoria pasa a ser un alivio, no ya una alegría. ¿Por qué? Porque después de 14 años lo único que me importa es salir campeón. Todos los otros pasajes ya los he atravesado. Pero claro, para salir campeón hay que caminar, un camino que es largo y difícil, y esta vez, posiblemente, fue de los años que más me golpeó. Podría trazar un paralelismo con la final de la Champions 2016. Porque hicimos de octubre a febrero una temporada muy buena, y de febrero/marzo en adelante, en una semana se nos cayeron todas esas cartas que teníamos ordenadas. Se nos derrumbó el edificio.
-¿El descalabro empieza el 9 de marzo, en esa insólita derrota con Getafe, que da vuelta el resultado a los 88 y a los 92 minutos?
-Claro, en aquel partido con Getafe, que yo no tenía ninguna duda de que era el más importante de esa semana. Les decía a todos ‘éste es el partido, no me importa que después venga el Madrid, éste es el partido’. Y desgraciadamente pasó lo que no quería que pasara: en un partido que estaba encaminado, que lo ganábamos 1-0 sin jugar bien, aparecieron detalles que nos sacaron y perdimos sin merecerlo. Y después sí vino el partido con el Madrid a mitad de semana, donde hicimos un partido muy bueno tanto en los 90 como en los 120, y erramos solo un penal, el de Llorente, porque en el de Julián ya sabemos lo que pasó. De repente, nos quedamos sin la primera opción, que era la Champions, en una serie que competimos muy bien y tuvimos la posibilidad como nunca de haber pasado. Bueno, atravesamos la ‘miércoles’ digamos, y se vino el Barcelona. Ganábamos 2-0…y jejeje, mirás al cielo y decís ‘¿pero por qué me llevás hasta acá? ‘¿Por qué me dejás llegar hasta este lugar y después me lo sacás?’ Barcelona, que es un grandísimo equipo, nos hizo 4 goles en 15 minutos, el tercero en el 93, y bueno, de pelear la Champions y la Liga, en el giro de cinco días… no fuimos capaces, y esa es la realidad.
-¿El azar te debe algo, hay una cuenta pendiente desde las finales perdidas en la Champions?
-Sería ingrato si me quedara todo el tiempo en ese reclamo. Este reclamo que te comentaba después del 2-0 y el 2-4 con Barcelona, mirando hacia arriba, fue momentáneo. Puntual. Nosotros siempre competimos contra rivales extraordinarios. Y aun así, fíjate, al Real le ganamos una final de Copa del Rey, una final de Supercopa española, una final de Supercopa europea, y le ganamos una Liga, porque en el torneo competimos contra Real/Barcelona… Escuchá este resumen: de los últimos 40 años, 34 los ganaron Barcelona y el Madrid, y en esos seis que quedan nosotros ganamos tres [incluye la temporada 1995/96 como jugador], Valencia dos y La Coruña uno. Y más atrás todavía aparece el Athletic de Bilbao. Nos tocó perder la Supercopa en Arabia, sí, y las dos Champions, claro, que quedan muy en evidencia por la importancia que tiene el torneo. Pero también dejamos dos veces afuera en los cuartos de final al Barcelona de Messi, que muchos se olvidan… También tuvimos suerte en esos pasajes para llegar a todos esos lugares, porque este juego sin esa dosis de fortuna no existe. Esa fortuna hay que tenerla y saberla acompañar. Y estar preparado para cuando se presenta… y ahí aprovecharla. A veces la aprovechamos, y otras no.
-Para vos ganar es lo más importante, y desde 2021 que Atlético no gana un título. ¿Eso te expone, te desafía especialmente porque debés convencer a los propios de que vale la pena seguir intentándolo, y a los refuerzos para elijan a un club que lleva varios años sin ganar?
-Un equipo puede salir campeón, un equipo puede hacer una temporada extraordinaria y también puede salir quinto o séptimo al año siguiente, entonces lo que no tenés es estabilidad. Y nosotros sí, nosotros tenemos estabilidad. Tenemos la misma estabilidad que tienen Real Madrid o Barcelona, a nuestra manera. En la liga en la que ellos han ganado 34 veces de los últimos 40 años, queda demostrado que es muy difícil salir campeón, ¿no? ¿Qué no negociamos para seguir ocupando ese lugar al acecho, con paciencia? La estabilidad, para estar atrás de ellos, esperando, esperando, esperando, y junto con el crecimiento del club, mantenernos ahí, cerca, para intentar ganar. Para estar cerca de poder ganar, no podés perder la estabilidad. Mirá, si vos les preguntas a todos los hinchas del Atlético de Madrid ‘¿te hubiese gustado salir una vez más campeón y ocho veces séptimo…? Te dicen que no. ¡Ocho veces séptimo!! Te dicen que no. Hay solo seis equipos, en toda Europa, que hace 13 años que van ininterrumpidamente a la Champions, y el Atlético es uno de ellos. Y ojo, no es ser conformista, no es que ser tercero está bien, no, digo que la estabilidad es el único camino para intentar salir campeón.
-Muchos creen que no salís del confort. ¿Por qué no te vas a otra liga y buscás otro club donde no seas el símbolo? Desafiarte a empezar de cero.
-Pero eso no lo siento, entonces ni lo pienso. ¿Qué es estar en el confort? ¿Salir tercero? Nosotros estamos todo el día mirando al Bilbao, al Villarreal, al Sevilla de antes, al Valencia de antes, a la Real Sociedad, al Betis… ellos están siempre queriendo ser nosotros. Y nosotros queremos, obviamente, salir campeón. Pero no seamos injustos, las dificultades acá están. Por eso, cuando nos toca ganar es maravilloso. Mirá, ganamos en la 95/96 y tardamos 17 años en volver a salir campeones en 2014, y después coronamos en 2021, es decir que tardamos 7 años en volver a salir campeones. Bueno, no podemos tardar otra vez siete años. ¡No podemos tardar otra vez siete años! ¿Por qué? Porque el legado que estamos dejando desde hace 14 años es para Simeone o para el entrenador que esté. El legado es, tercero o para arriba. Siempre les hablo a los jugadores del legado… y ellos les están diciendo a los que vienen ‘acá no se puede salir quinto’. Nooo, no, acá no se puede salir quinto, se rompe todo si salimos quintos.
-Julián Álvarez, el penal y la nueva regla. ¿El reconocimiento del error aviva la bronca?
-Bueno, ha sido un ultrajo…. No podía seguir de esta manera una situación que tuvimos que atravesar nosotros, pero, lamentablemente, la posibilidad no nos la volvieron a dar, la posibilidad… se fue. Es así.
-Por cierto, todos quieren contratar a Julián Álvarez ahora…
-Todo es lógico, no me imagino otro escenario: Julián tiene 25 años, es un jugador extraordinario, con hambre, con ilusión, con humildad, con trabajo, con gol, con jerarquía… ¡Cómo no lo van a querer todos! Y lo tiene que querer el Barcelona, el PSG, el Arsenal, el Liverpool… los mejores. Y para nosotros, los atléticos, tiene que ser un orgullo que lo quieran todos. ¿Por qué? Porque es nuestro. Y como es nuestro, lo tenemos que cuidar. Tenemos que ayudarlo a que él se sienta feliz. ¿Cómo se va a sentir feliz? Ganando. Y para llegar a ese lugar, tenemos que dar todos el 110%. Y no solo por él, claro, sino por todos.
-Hablando de goles… Entre Sorloth, Julián, Griezmann y Correa, el equipo concentró 49 goles en la liga. Recién el primer volante con gol es Gallagher, con 3. Y no hay un volante entre los diez primeros en asistencias. ¿Falló la sala de máquinas?
-Pero mirá que Rodrigo [De Paul] tuvo 9 asistencias por todas las competencias… y Giuliano, creo, 8. Tuvimos unos números casi de campeonato, hicimos más de 100 goles por todos los torneos. Mientras estén los goles, la distribución es lo mismo; podrían ser 15 de Sorloth y otros cinco de Barrios y estaríamos en los mismos números. Este año no fue un problema de goles. Este año perdimos la misma cantidad de partidos que Barcelona y el Madrid, fueron seis. La diferencia estuvo que donde nosotros empatamos, ellos ganaron. Tuvimos una cantidad buena de goles en los delanteros, quizás nos faltó, para mí gusto, más goles en Griezmann y posiblemente necesitamos algún gol más de pelota parada. Esa faceta la tenemos que mejorar. Como les digo a los chicos, la pelota parada cada día es más importante porque te desatasca los partidos. El otro día mirada Toluca vs. América, y el gol viene de un córner, y en Platense contra Huracán el gol viene de pelota parada… Los equipos que tienen gol de pelota parada tienen muchas chances de salir campeones, y nosotros ahí este año no fuimos tan contundentes.
-¿PSG como campeón de la Champions reafirma tu histórica posición: un equipo es más peligroso que un par de estrellas?
-Sí, el equipo por delante de todo, siempre. Y el PSG, además, tiene una media de edad fantástica… Doué acaba de cumplir 20 años. Y más allá del potencial económico que tiene el PSG, y de su grandísimo entrenador, porque Luis Enrique los hizo jugar como él quería, también en el portero han tenido un gran eslabón. Porque para salir campeón tenés que tener un gran portero… Cuando para nosotros Oblak ataja bien, parece que jugamos siempre mal porque nos salvó Oblak, y no, no, no, a vos te tiene que salvar Oblak pero después tenés que hacer las cosas bien. A PSG lo salvó muchas veces Donnarumma en el pasaje previo a la final, porque vos tenés que tener un arquero que te salve, si no, no ganás.
-Esta temporada aún no terminó, ahora llegará el Mundial de Clubes. Calendarios cada vez más exigentes y comprimidos.
-…Y si tiene algo particular el Atlético de Madrid… ¿Quién nos podía tocar en nuestra zona? El campeón de la Copa Libertadores [Botafogo] y el campeón de la Champions [PSG]. Para nosotros es un desafío mayor y vamos a ir a ganar el Mundial de Clubes, ese es el objetivo.
-Y luego vendrá una temporada traicionera? ¿Los años anteriores a un Mundial pueden desenfocar a los jugadores?
-A mí me encanta la previa al Mundial, porque los jugadores quieren llegar bárbaro al Mundial. Y guardándote algo seguro que no llegás bien al Mundial. Para mí la previa es buena porque los chicos están entusiasmados, tiene un objetivo importante que los motiva, y si ese pasaje nosotros lo podemos gestionar a favor, bueno…
-Cuando empezaste a dirigir asomaban Messi y Cristiano Ronaldo. Casi 20 años después, siguen vigentes.
-Son increíbles… Son una referencia de estos 15/20 años. De alguna manera, son parecidos, porque son competitivos, quien ganar, quien mejorar, no quien perder, tiene ganas de jugar a la pelota, todavía tienen ese niño adentro que los incentiva más allá de que no son tontos y saben que ya son más grandes, y que su lugar va a ser cada vez más difícil de sostener. Porque es la ley de la vida. Cuando empezamos a caminar necesitamos ayuda, porque somos chiquititos y nos caemos, y cuando somos grandes, viejos, también necesitamos que nos lleven. Es el ciclo de la vida, hay que aceptarlo. Pero siguen siendo una referencia, y a un año del Mundial, me pongo en el lugar de ellos y… un ratito más quiero seguir jugando.
-Entonces, ¿creés que llegará Messi al Mundial?
-Lo más difícil que tenemos todos por delante es saber irnos. Cuando uno lograr aceptar eso, y encuentra el punto para saber irse en el momento ideal… Yo, por ejemplo, todavía no sé cuándo será mi momento en el Atlético de Madrid, pero está claro que en algún momento llegará… Entonces, cuando interpretás ese momento, sos superior a los demás. Que la situación no te nuble. Ojalá que él logre irse de la mejor manera, de la manera que sueña y lo ilusiona. Esencialmente, porque se lo merece.
“Ahora tengo un desafío: aprender a vivir mejor”
El jueves, el Cholo Simeone se levantó a las 3AM para ver jugar a la selección contra Chile, con Giuliano entre los titulares. Nada de qué sorprenderse. Pero el Cholo también cuenta como algo natural que desde Madrid siguió la final del Apertura entre Platense y Huracán, y detecta cierto asombro del otro lado del Zoom. Entonces, aplica el peso de su ley. “¡Pero cómo no voy a ver la final del fútbol argentino! –exclama, con simpática severidad-. Vemos todo, todo, primera, segunda división, te conté que vi Toluca-América el otro día, entonces cómo no voy a ver la final argentina. Lo llamé al ‘Turco’ [Mohamed] el otro día para felicitarlo por el título con Toluca… Al ‘Turco’ lo sigo viendo con esa sonrisa contagiosa de siempre, que la lleva adonde vaya, y esa alegría también lo lleva a ser competitivo”, detalla. Feliz por su amigo.
-Sos como una fórmula matemática: fútbol al 100%, 7 por 24. Ya tu familia no tiene manera de rescatarte…
-No, no, un poquito creo que hemos evolucionado… Estamos intentado vivir mejor, creo que lo que me falta es aprender a vivir mejor. Ese es mi desafío. Vos me preguntas, ¿‘qué desafío tenés ahora en tu vida’? Yo te respondo: aprender a vivir mejor.
-¿Y qué sería aprender a vivir mejor?
-Más tiempo, posiblemente para mí. Ya me perdí muchas cosas, ya está. Amo lo que hago, es mi vida el fútbol y mi vida es Atlético de Madrid, y también estoy en un momento de mi vida en el que tengo que aprender. Siempre pensás en los demás, y te olvidás de pensar en vos y eso, obviamente, no me está gustando. A partir de detectar esta situación, y tener consciencia de que tengo 55 años y tengo una mujer joven e hijas jóvenes que me necesitan, y tengo amigos a los que siempre postergás, y cenas a las que no vas por lo que sea… Estoy en un trabajo que es aprender a vivir mejor, y eso no te lo da el dinero. Porque alguien enseguida dirá ‘qué te quejás con la plata que vos tenés’ y no, no, no, eso no te lo da el dinero.
-Y pronto abrirás otra etapa: fuiste padre joven y ahora serás un abuelo joven porque Gianluca espera su primer hijo.
-Ya le dije a Gianluca que vamos a negociar con el pequeño que no es ni Nono, ni Abue… es ‘El Cholo’… Entonces, él escuchará: “Viene el Cholo, y viene el Cholo y es el Cholo…” y ahí vamos a estar bien, jaja.
-Tenés 55. ¿Cuándo vas a dejar que te diga abuelo, después de los 60?
-Noooo, me da igual. Estoy más allá de eso, de una simple palabra.
-Y qué tías jóvenes serán Francesca (8 años) y Valentina (6), tus hijas.
-Están divinas las dos, con un carácter fuerte Valentina y un carácter mucho más sociable Francesca.
-Digamos, ¿una más Simeone y otra más parecida a Carla, tu mujer?
-Bueno, podría ser… puede ser, por lo sociable de Francesca, seguro, jajaja.
Simeone analiza, estudia, espera. Desconfía, también. Hasta que se abre, y las sensibilidades son su garantía para empezar a creer. “Yo vivo de las emociones, soy un tipo muy emocional y necesito tener esta empatía con el ambiente, con los futbolistas, con el club, con las tribunas. Convivo mejor en ese escenario, porque lo más lindo de este juego es que un día jugábamos a la pelota en la calle y podías encontrarte con otro que jugaba bien, y te entusiasmabas aunque no lo conocieras porque venía de otro barrio. Eso te despertaba una alegría interior que yo nunca perdí, y el día que no la sienta, obviamente buscaré otro camino”, se confiesa. Sin diván.
-Jugaste entre 1987 y 2006, durante 19 años. Empezaste a dirigir en 2006 y estamos en 2025, 19 años. ¿Cuál de los dos viajes ha sido o es más fascinante?
-… Ahhh, qué difícil volcarse por uno de los dos lados. ¿Por qué? Porque como jugador fui sumamente feliz, seguramente más que como entrenador, pero como entrenador, y no sé si he ganado mucho o poco, sí he logrado llegarle a un montón de chicos para que crezcan y expriman su 110%. En las dos facetas me he sentido pleno. ¿Si extraño jugar al futbol? La verdad que no porque entonces di todo. Y como entrenador también me entrego y me seguiré entregando mientras las energías me acompañen. Porque en este trabajo, las energías son clave. Vuelvo, entonces… ¿cuál de los dos viajes es más fascinante? Siempre pienso que la faceta de jugador ha sido mejor, primero, porque era más joven, y jugaba. Acá, pienso, imagino, me entusiasmo, me deprimo, me enojo, pero son emociones, ya no juego. Mi cuerpo se movía, en cambio hoy solo estoy rodeado de emociones. La etapa de jugador fue inolvidable.
-Pero esta profesión es más extensa. Después de 19 años, como futbolista estabas en el cierre, ¿y cómo técnico dónde estás?
-… No había pensado que estábamos en esta equivalencia de 19 años como jugador y 19 como entrenador… y la verdad es que me siento joven como entrenador, creo que todavía tengo mucho que aprender, mucho por mejorar, tengo margen de crecimiento y lo voy a ir a buscar porque me apasiona, me gusta, me seduce, me ilusiona.
-Ahí va Ancelotti, a sus 65 años, buscando otros retos, cambiando toda su vida para trabajar en Brasil.
-La llegada de Carlo a Brasil, para él como entrenador, es maravillosa: va a buscar vivencias, otra experiencia en un país que ama el fútbol, que tiene un estilo, y que atraviesa un tiempo de generaciones que quizás no son como las que tuvo. Pero no tengo ninguna duda que él lo va a encaminar porque, para mí, es el mejor en la gestión. Absolutamente el mejor. Y lo demostró en Bayern Munich, en Chelsea, en Milan, en Juventus, en Real… y lo hizo siempre muy bien como gestor. Sus equipos siempre estuvieron ordenados.
-Y a Real Madrid llegó Xabi Alonso…
-Llega un jugador de la casa, un hombre que sabe de las necesidades que tiene el lugar al que llega, que conoce a su presidente, a la gente, al lugar. Que tiene una forma de trabajar y lo que ha hecho hasta hoy es magnífico; la temporada anterior a la última, en el Leverkusen, fue de superior a extraordinario. No tengo ninguna duda de que al Madrid lo va a hacer jugar como él entiende el fútbol, como lo está haciendo Luis Enrique en París, para poner un ejemplo.
-Parece que nuevamente habrá un argentino en Real Madrid. ¿Seguiste el ‘fenómeno’ Mastantuono?
-A Mastantuono lo estamos siguiendo desde hace ocho o nueve meses, por lo menos. Obviamente, el chico tiene muchas condiciones, tiene un futuro prometedor, entusiasma. Habrá que ver si River entiende que este es el momento para dejarlo salir o no.
-Hace años, trazamos una comparación entre la tranquilidad de Guardiola en el banco de Barcelona y tu hiperactividad al borde de la cancha. Vos dijiste: ‘Si el equipo funciona perfecto, yo también estaría tranquilo’. Esta temporada en el City, el mundo conoció a un Pep nervioso…
-… A ver, los entrenadores vivimos en un lugar, de la línea para afuera, donde todas son ilusiones. Trabajamos, sí, pero todo depende de ellos, de su creatividad, de las ganas que tengan de hacerlo bien, de que se involucren, de que lo sientan, de que te sigan, de que haya pertenencia… Vos ves a la selección argentina y ahí hay pertenencia, quieren estar ahí, quieren jugar y no les importa contra quién ni les importa si el sistema es 5-4-1, 4-3-3… la rompen toda. El otro día veía un video de Menotti, y me reía. Él ahí decía: ‘Yo no entiendo a los entrenadores, les gritan a los futbolistas por una jugada que ya pasó…’ ¡Y tiene razón, tiene razón! No se puede volver para atrás. Les decimos ‘¿por qué pateaste?’, y ya está, ¡ya pateó! Y vos querés que te escuchen, y no te escucha nadie. Yo creo que voy mejorando, estuve más calmo, no me echaron esta temporada, me porté bien. Pero es imposible que no aparezcan los nervios y la tensión cuando vos interpretás que, en el lugar en el que estás, no te sirve otra cosa que no sea ganar. Cuando vos estás en ese lugar, tus cables no son los mismos que aquellos a los que todo les da igual.