Burrier peruano salió de Lima con 90 cápsulas de cocaína en el cuerpo: iba a viajar 36 horas hacia Europa y terminó preso

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Las cápsulas de cocaína que el imputado transportaba en su organismo fueron valoradas en millones de pesos según la Dirección General de Aduanas.
Composición: Policía de Seguridad Aeroportuaria  / Infobae Perú

Salió de Lima la madrugada del 23 de mayo con una mochila negra, un pasaporte peruano y 90 cápsulas de cocaína escondidas dentro del cuerpo. Diego Edson Morales García, de 29 años, tenía planeado llegar hasta Milán con escala en Buenos Aires y Frankfurt. Pero nunca abordó el último tramo. La sustancia que llevaba en su interior —más de 800 gramos de clorhidrato de cocaína— terminó por delatarlo.

Cruzó el primer control migratorio sin problemas. Abordó un vuelo de Sky Airline hacia Argentina y aterrizó en el Aeroparque Jorge Newbery. Desde allí, tomó un taxi hacia el aeropuerto de Ezeiza para embarcarse rumbo a Europa. La siguiente parte del viaje era esencial. Pero los agentes de seguridad detectaron algo fuera de lugar. Su actitud inquieta y los vacíos en su relato lo dejaron expuesto. Una imagen médica terminó de confirmar el motivo de su nerviosismo: llevaba droga en el intestino.

Viajó como una bomba interna durante más de un día

Morales salió desde el antiguo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima en un vuelo de la aerolínea low cost Sky Airline con destino a Buenos Aires. Tras un vuelo de aproximadamente cuatro horas, arribó al Aeroparque metropolitano alrededor de las 7:30 de la mañana del 24 de mayo.

Cocaína decomisada por la Policía de Seguridad Aeroportuaria en el cuerpo del ciudadano peruano, dividida en 90 cápsulas ingeridas.
Foto: Policía de Seguridad Aeroportuaria

Al llegar, no registró equipaje en bodega y se dirigió directamente a la zona de salidas internacionales. Sin embargo, su conexión no partía desde ese aeropuerto, sino desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Para llegar allí, contrató un taxi que lo trasladó hasta la terminal donde debía abordar su siguiente vuelo: un viaje hacia Frankfurt, Alemania, con destino final en Milán, Italia. Durante todo este trayecto, que superaba las 36 horas, Morales transportaba en su organismo las cápsulas de cocaína que lo convertirían en una bomba de tiempo.

El control de seguridad que cambió su destino

La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) lo abordó en Ezeiza cuando se disponía a embarcar. Aunque su documentación estaba en regla, los agentes detectaron una serie de inconsistencias en su itinerario. Morales no pudo explicar con claridad el motivo de su paso por Buenos Aires ni por qué había llegado a un aeropuerto distinto al de su conexión internacional.

Su nerviosismo también llamó la atención. Fue conducido a una sala de revisión, donde se le practicó una tomografía. La imagen fue el punto de quiebre: una gran cantidad de cuerpos extraños —compatibles con cápsulas— aparecía en su zona abdominal. Inmediatamente, fue trasladado al Hospital de Ezeiza bajo custodia policial, donde comenzó la evacuación de la droga.

Imagen de la radiografía que detectó los cuerpos extraños en el interior del organismo del hombre detenido en Ezeiza.
Foto: Policía de Seguridad Aeroportuaria

Noventa cápsulas y un riesgo de muerte inminente

Morales permaneció internado desde el 24 hasta el 28 de mayo, tiempo en el que expulsó, bajo estricta vigilancia médica y judicial, las 90 cápsulas ingeridas. Cada una fue entregada a las autoridades para su análisis. El pesaje final arrojó un total de 698 gramos de clorhidrato de cocaína.

El informe médico señaló que Morales tuvo suerte. Si alguna de las cápsulas se hubiera roto, habría fallecido por intoxicación aguda. Viajó más de un día completo con lo que un juez argentino describió como una “bomba de tiempo” alojada en el cuerpo. Para las autoridades, no se trató de una víctima del narcotráfico, sino de un actor consciente de lo que hacía.

Proceso judicial y silencio absoluto

El total de cocaína hallada en el cuerpo del detenido alcanzó los 698 gramos, cantidad que representa un grave riesgo para su salud.
Foto: Policía de Seguridad Aeroportuaria

El caso fue asignado al Juzgado Nacional en lo Penal Económico N.° 6, bajo la dirección del juez Marcelo Aguinsky, quien ordenó su procesamiento con prisión preventiva y dispuso un embargo de 48 millones de pesos argentinos. En su resolución, el magistrado destacó la gravedad del delito y la peligrosidad del método: “Se trasladó como una bomba viviente”, sentenció.

Durante su declaración, Morales se acogió a su derecho de no declarar. No aportó datos sobre el origen de la droga ni sobre posibles cómplices. Solo solicitó atención médica por problemas de salud crónicos —una hernia discal, colesterol elevado y una malformación ósea en el brazo derecho— y pidió que el dinero incautado le sea entregado en moneda local para cubrir gastos básicos dentro del penal.

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