Infierno en la Plaza de Mayo: a 70 años del brutal bombardeo aéreo para matar a Perón que dejó cientos de civiles muertos

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El jueves 16 de junio de 1955 se esperaba ver en el cielo porteño, sobre la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, la presencia de aviones de la Fuerza Aérea Argentina. Estaba previsto que estas aeronaves arrojaran flores sobre el tradicional paisaje porteño en adhesión al gobierno del general Juan Domingo Perón, que en ese momento atravesaba su segundo mandato y había tenido distintos roces con la Iglesia Católica.

Pasado el mediodía, las siluetas de los aviones se recortaron sobre el firmamento, pero no eran los Gloster Meteor de la Fuerza Aérea, sino los Beechcraft AT–11 y North American AT-6 de la aviación naval. Y en sus depósitos no traían flores, sino bombas.

Los aviones Beechcraft AT-11 participaron intensamente en los bombardeos sobre la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955Mucha gente se reunió en la Plaza de Mayo para respaldar a Juan Domingo Perón

La crónica del diario LA NACION del día posterior describiría del siguiente modo esta confusión inicial en la zona de la Plaza de Mayo: “Desde las colas que esperaban los ómnibus hasta los grupos estacionados frente a la Catedral o la Casa de Gobierno se alzaron los ojos al cielo con la curiosidad admirativa que siempre despiertan los pájaros de acero. Pero bien pronto esa admiración placentera se trocó en horror y espanto”.

Es así que los primeros aviones comenzaron a bombardear la Casa de Gobierno, la Plaza de Mayo y sus alrededores con una brutalidad jamás vista en la historia del país. Eran argentinos masacrando argentinos. Si bien la intención de los insurrectos era acabar con la vida de Perón, el resultado de su accionar terrorista, que duró varias horas, dejó como saldo cientos de civiles muertos y otros centenares de heridos. Además de incontables destrozos materiales.

Cientos de personas frente a la Catedral Metropolitana en la procesión de Corpus Christi del 11 de junio 1955 que se transformó en una manifestación en contra del gobierno de Juan Domingo PerónEl fuego se convirtió en parte del escenario del horror de ese 16 de junio de 1955

“Un acto criminal”

El historiador Ariel Kocik reconstruye lo que ocurrió aquel sangriento día de junio que se convirtió en una de las jornadas más oscuras de la Argentina reciente y del que se cumplen hoy 70 años. “Se trató de un acto criminal, que demuestra que la oposición no reconocía la legitimidad del gobierno peronista y estaba dispuesta a todo”, sintetiza el historiador.

–Ariel, ¿en qué contexto se produce el bombardeo a la Plaza de Mayo?

–Yo lo vinculo al conflicto entre Perón y la iglesia católica, y con los católicos, que es algo que a veces no se relaciona. La oposición al gobierno había encontrado en esta disputa, que era cada vez más intensa, la unidad que le había faltado hasta entonces. La verdad que ese conflicto se convirtió en el peor enemigo del gobierno, es ahí donde la oposición encontró la fortaleza espiritual y es ahí donde se comenzó a conspirar para derribar a Perón. Alrededor de este movimiento se reunió desde gente que venía del socialismo hasta dirigentes del más rancio conservadurismo.

Una postal del caos que se creó en la Plaza de Mayo cuando aviones de la Armada bombardearon la Casa Rosada y sus alrededores con la intención de matar al presidente Juan Domingo Perón

Bombardeo de la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955

–¿Y el detonante de esa crisis fue la marcha de Corpus Christi, que de ser un evento católico se convirtió en una especie de marcha opositora?

–Sí, el 11 de junio de 1955 fue Corpus Christi, donde supuestamente los participantes quemaron una bandera argentina. Después se supo que esa acción vandálica había sido realizada por un agente de policía y ordenada desde el mismo gobierno, pero entonces la versión oficial decía que había sido la oposición. Entonces ese día, 16 de junio, se iba a hacer un homenaje a Perón y en desagravio, se decía, al general San Martín, por el tema de la bandera incendiada. Este homenaje iba a ser a través de un vuelo cercano a la Plaza de Mayo.

Aviones e Infantes de Marina

–Pero en lugar del desfile aéreo llegó el bombardeo de aviones de la Marina. ¿En qué momento comenzó el ataque?

–La primera bomba cayó sobre la Casa Rosada a las 12:40. La habría descargado una nave a cargo del capitán de fragata Néstor Noriega. Perón ya estaba en el Ministerio de Ejército, junto a su titular, el general Franklin Lucero. Luego de esa primera detonación, infantes de Marina se dirigieron a tomar la Casa de Gobierno. Los enfrentó el Regimiento de Granaderos (que no es solamente la guardia de la Casa Rosada). Allí se produjeron enfrentamientos entre los infantes de Marina rebeldes y los grupos leales al gobierno. Entonces, hubo muertes no solo por las bombas sino también por estos enfrentamientos en las calles.

Portada del diario La Nación que informa que Los destrozos alcanzaron también la Casa Rosada

–Cuándo se habla de tropas leales, ¿eran militares o también civiles?

–Principalmente militares. Cuando se dice que llegaron camiones cargados de obreros y agarraron algunas armas, no pasó mucho más que eso. Fue un combate principalmente entre militares.

–¿Qué tipo de aviones participaron del ataque?

–Era la fuerza aeronaval, que estaba sobrevolando la zona pasadas las nueve de la mañana. Según los datos de (Hugo) Gambini (Kocik escribió dos libros con este periodista e historiador), había 20 aviones North American AT-6, seis Beechcraft At-11. También había nueve aparatos Douglas C-47 de carga, que trasladaron Infantes de Marina desde Punta Indio hasta Ezeiza para tomar el aeropuerto y proveer a las naves de bombas y proyectiles. Así es que luego de la primera andanada, los aviones regresaron a Ezeiza para reabastecerse.

Juan D. Perón, tres veces presidente, el 4 de junio de 1952, cuando asumió su segundo mandato consecutivo, una presidencia que no iba a concluir por causa de un derrocamiento que tuvo su prolegómeno el 16 de junio de 1955 y se concretó finalmente el 16 de septiembre de ese mismo añosDestrozos en el techo de la Casa Rosada

–La reconstrucción que hace del hecho el diario LA NACION al día siguiente también habla de aviones Catalina como parte del ataque, ¿es así?

–Sí, según Gambini, los Catalina comandados por Enrique García Mansilla, René Buteler y Carlos Vélez habrían decidido no usar sus proyectiles. El resto de lo aviones utilizó bombas. Todos con el mismo objetivo: la Casa de Gobierno, pero con el mal tiempo muchas bombas cayeron en los alrededores. También se disparó metralla. En esos momentos, la gente huía aterrada a refugiarse.

“Una horrenda carga de muertos”

La crónica de LA NACION, el día después del atentado, describe el primer ataque aéreo, pasado el mediodía. Luego se sucedieron otros ataque en oleadas, hasta las 17 horas. Dice el texto: “Los tres aparatos de la Marina de Guerra que volaban sobre la Casa de Gobierno y el Ministerio del Ejército arrojaron mortíferas bombas sobre la sede gubernamental y el elevado edificio del Ministerio del Ejército, en la calle Azopardo. Una de las bombas cayó de lleno sobre la Casa de Gobierno. Otra alcanzó a un trolebús repleto de pasajeros que llegaba por Paseo Colón hasta Hipólito Yrigoyen. El vehículo se venció sobre el costado izquierdo, sus puertas se abrieron y una horrenda carga de muertos y heridos fue precipitada a la calle. Una tercera bomba tocó la arista nordeste del cuboide edificio del Ministerio de Hacienda, despidiendo pesados trozos de mampostería”.

Los aviones que atacaron la Plaza de Mayo y otros bastiones del peronismo llevaban una inscripción que simbolizaba

“Junto con el mortal estrépito de las bombas prodújose una intensa lluvia de esquirlas y menudos trozos de vidrio –continuaba la crónica–. La violencia de la expansión del aire con la explosión provocó la rotura instantánea de centenares de vidrios y cristales en todos los edificios de ese sector céntrico. Al mismo tiempo restallaban los cables rotos de los trolebuses y mientras se oía el brusco aletear de millares de palomas, se escuchaban los ayes y lamentos de docenas de heridos”.

Los ataques comenzaron al mediodía del 16 de junio y se extendieron hasta horas de la tarde

Matar a Perón

–¿Cuál era el objetivo de los sediciosos?

–El objetivo era matar a Perón, posiblemente también a sus funcionarios y derrocar el Gobierno. Y en caso de triunfar, instalar un Gobierno formado por civiles y militares. Los civiles iban a ser el radical Miguel Angel Zabala Ortiz y el socialista Americo Ghioldi. Otros piensan que el objetivo también fue darle un golpe de gracia a Perón, es decir, que pasara lo que pasara su presidencia iba a quedar medio derrocada. Moralmente el gobierno peronista quedó muy golpeado. Este golpe de junio, como el que sería definitivo en septiembre, están totalmente relacionados.

Los muertos tras los bombardeos y la insurrección antiperonista fueron más de 300, según los historiadores

–El ataque mayormente fue contra la Casa Rosada, pero recayó en la población civil que estaba en ese momento allí

–Claro, muchas bombas dieron en blancos civiles. Otros civiles murieron también alcanzados por disparos de metralla o de combates entre los militares. Ese día había mucha gente en la zona, como cualquier día de la semana, además de algunos curiosos por el homenaje que le iban a hacer a Perón. Pero, afortunadamente, el mal tiempo hizo que muchos no asistieran. El día estaba horrible y eso también incidió en la pésima ejecución del ataque. Muchas bombas no acertaron en la Casa Rosada. Eso estuvo mal planeado y mal ejecutado. Además, el pésimo clima no contribuyó en nada.

–Tiraron bombas en el centro de la ciudad, lleno de civiles. Eso es un acto terrorista.

–Claro que sí, no está en discusión. Mucha gente de la Marina lo consideró una locura absoluta, incluso desde el punto de vista militar. Entiendo que no tuvieron intención de arrojar bombas sobre la población civil indefensa en la Plaza de Mayo, pero la responsabilidad es la misma. Se trata de un acto criminal, está claro. No tuvieron precaución de lo que podía pasar con los civiles.

Una bomba que no explotó en la Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955, publicada en la portada de La Nación el 17 de junio de 1955

Los sediciosos

–Sin embargo, parte de la población civil respaldó la operación.

–Sí, eso muestra hasta qué punto había llegado el enfrentamiento entre peronistas y antiperonistas. Porque este acto, que fue terrorista, demuestra que la oposición no reconocía de ninguna manera la legitimidad del gobierno peronista y estaba dispuesta a todo. Fijate que muy importes dirigentes de partidos considerados democráticos estuvieron en esto.

–¿Quiénes fueron los cabecillas de esta conspiración?

–Quienes venían preparando esta conspiración eran los capitanes de fragata Aldo Luis Molinari, Francisco Manrique, Néstor Noriega, Jorge Bassi y Jorge Perren, entre otros. La Marina tenía un gran resentimiento contra Perón. Primero desde que fue el golpe frustrado de Benjamín Menéndez, en 1951, otro de 1952, del coronel José Suárez. Con respecto al ministro de Marina, contralmirante Aníbal Olivieri, su intención inicial fue no participar del complot, pero luego evitó denunciar a los rebeldes y al final terminó adhiriendo a los insurrectos.

Perón, junto a su gabinete, analiza las consecuencias del ataque golpista contra su gobierno

–Se suele mencionar como un representante del antiperonismo más acérrimo al almirante Isaac Rojas, ¿no tuvo participación en esta asonada?

–En esta acción específica no aparece centralmente mencionado. El capitán Arturo Rial, quien luego de los hechos del 16 de junio se abocó a organizar la nueva sublevación por venir, le dijo a Hugo Gambini que, como necesitaban a un almirante, lo fueron a buscar a Rojas. Pero eso fue después del bombardeo.

Civiles en la sublevación

–Más allá de los elementos de la Marina, ¿también había civiles en este intento de derrocamiento?

–Sí, también estaban los civiles vinculados a la sublevación, como Miguel Angel Zavala Ortiz y José Aguirre Cámara, dirigente del Partido Conservador. Entiendo que también estuvo involucrado el dirigente gremial socialista Francisco Pérez Leirós. De los generales del Ejército, en tanto, estaban Pedro Eugenio Aramburu y León Justo Bengoa, del tercer cuerpo del ejército de Paraná. Y también estuvo el almirante Samuel Toranzo Calderón, que era el jefe del Estado Mayor de la Infantería de Marina y el vicealmirante Benjamín Gargiulo, que es el que después se suicida ante el fracaso del ataque. Aunque según el historiador Isidoro Ruiz Moreno, este vicealmirante se suicidó abrumado por las acciones de su gente, aunque él no tuvo participación directa en los hechos.

Consolidated PBY Catalina, los aviones de transporte que participaron también en el bombardeo a la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955

–Uno de los focos de la insurrección fue el Ministerio de Marina, ¿qué acciones se realizaron allí?

–Era, en cierto modo, la base del levantamiento. Estaba ubicado en Eduardo Madero al 200. Desde allí salió un grupo de Infantes de Marina para tomar la Casa Rosada. De ahí también salían ataques de metralla. Un tanque leal a Perón atacó el Ministerio con su cañón y le hizo un boquete en el segundo piso.

–¿Había aviones leales a Perón?

–Sí, los Gloster Meteor, de la Fuerza Aérea, que eran los que se esperaba que le hicieran el homenaje a Perón. De hecho, uno de estos aviones leales derribó, sobre el río de la Plata, a un North American rebelde. También estas naves leales pasaron por Ezeiza para ametrallar a los rebeldes y lograron hacerles daño. Pero después, los comandantes rebeldes tomaron la base aérea de Morón y algunas de esas naves dejaron de ser leales al gobierno. De hecho, uno de estos Gloster atacó con metralla a grupos de trabajadores que se habían congregado en torno a la CGT para defender al gobierno.

Escenas posteriores al bombardeo a la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955, de la revista Esto Es

¿Dónde estaba Perón?

–Mencionaste que Perón estaba en el Ministerio de Guerra cuando empezó el bombardeo. ¿Fue casualidad que no estuviera en la Casa de Gobierno?

–No, Perón tenía información de los servicios de inteligencia de que esto iba a pasar. De hecho, desde las ocho de la mañana estuvo oculto en los sótanos del Ministerio del Ejército, ahí en el edificio Libertador, que está atrás de Casa Rosada.

–¿Él sabía que iban a bombardear?

–Sí, de hecho, la oposición le cuestionó mucho esto, que él sabía y no avisó. Ni a la población, ni incluso al personal de la Casa Rosada, tampoco a los periodistas que estaban ahí adentro. Roberto Di Sandro, un histórico periodista de la Casa de Gobierno, le contó a Hugo Gambini que nadie los advirtió del ataque.

Juan Domingo Perón lee Noticias Gráficas el día posterior al ataque con bombas a la Plaza de Mayo

El episodio sufrido por los periodistas al que alude el historiador también fue registrado en todo su dramatismo por la mencionada nota en la primera plana de este diario del 17 de junio de 1955: “Los cronistas que se hallaban en la Sala de Periodistas de la Casa de Gobierno vieron desplomarse el techo de la amplia oficina. Cayeron arañas sobre la mesa de trabajo y las máquinas de escribir fueron acribilladas con trozos de mampostería y de vidrio. Gateando para sortear las nuevas explosiones, salieron de la Casa de Gobierno tropezando con los soldados de la guardia de granaderos que se precipitaban por los corredores a reforzar las guardias y se dirigieron al edificio del Ministerio del Ejército, pasando entre coches destrozados, cadáveres yertos, heridos clamantes y ramas de árboles desgarradas”.

Palacio Unzué, la residencia del presidente Juan Domingo Perón, fue atacado también el 16 de junio de 1955

14 toneladas de bombas

–Además de la Casa de Gobierno, ¿qué otros lugares de Buenos Aires sufrieron los bombardeos?

–Se atacó también el edificio del Ministerio del Ejército, el Ministerio de Obras Públicas, el Departamento de Policía y también la CGT y la Fundación Eva Perón, porque probablemente allí se reunieran obreros o hubiera armas para dar a los obreros para que se defendieran. Pero la mayor cantidad de bombas cayeron sobre la Casa Rosada, sobre el lugar donde está hoy el Museo del Bicentenario y la Avenida Paseo Colón.

–¿Hay un número aproximado de la cantidad de bombas que fueron arrojadas?

–Se habla de unas 100, entre 9 y 14 toneladas de bombas, aunque eso es bastante difícil de precisar, porque además la prensa de la época era era de medios o de fuentes que estaban vinculadas al peronismo.

Autos incendiados en las inmediaciones del Ministerio de Economía de la Nación

–Entiendo que también hubo ataques al Palacio Unzué, donde vivía el presidente, que estaba donde actualmente se encuentra la Biblioteca Nacional, en Recoleta.

–Según el testimonio de Nelly Rivas, que vivía entonces allí, hubo ataques de metralla también en la Residencia Presidencial. Eso también, a veces se mezcla, cuando se narran lo hechos, y no se especifica cuáles fueron los daños de metralla y cuáles los de las bombas, y lo mismo con los muertos.

–¿Cuántas víctimas tuvo el ataque?

–Al día siguiente, algunos diarios consignaron 156 muertos y 846 heridos. Luego las fuentes sindicales informaron que el número de muertos era de 350 y unos 2000 heridos.

Los destrozos provocados por los bombarseos enemigos al gobierno de Perón alcanzaron edificios y vehículos, incluso del transporte público

Cabe añadir que en las páginas de LA NACION del 17 de junio de 1956 se consigna: “Anoche, a última hora, se calculaba que los muertos pasaban de 355 y los heridos superaban los 600″. A continuación, se añadía una lista de las personas muertas en los hospitales Argerich, Ramos Mejía y Rawson. Este listado incluía numerosos NN, de quienes se consignaba el sexo y la vestimenta que llevaban al momento de llegar a los centros de salud.

–¿Cómo terminó todo?

–A las cinco de la tarde, ya todo estaba decidido. El golpe no obtuvo el apoyo militar en tierra que requería. Y el Gobierno tomó control de la situación. Los sublevados en el Ministerio de Marina se rindieron colgando una bandera blanca de una ventana. Como te dije, uno de ellos, Gargiulo, se suicidó al día siguiente. El panorama a esa hora en Plaza de Mayo y alrededores era de camiones policiales recogiendo los muertos, los médicos actuando…

Varios de los sublevados terminaron huyendo a través del río de la Plata. De acuerdo con el periodista e historiador Marcelo Larraquy, desde las bases de Morón y de Ezeiza salieron unos 36 aviones hacia el Uruguay. En ellos viajaban unos 122 insurrectos, uno de los cuales era Zavala Ortiz.

Los North American AT-6 participaron en el intento de derrocamiento del General Juan Domingo Perón, el 16 de junio de 1955

El discurso de Perón

A eso de las seis de la tarde, el general Perón hizo un discurso por la red de radiodifusión argentina, donde aseveraba que “la situación está totalmente dominada” y que “el Ministerio de Marina, donde estaba el comando revolucionario, se ha entregado, (el edificio) está ocupado y los culpables, detenidos”.

Un grupo de personas rodean uno de los cráteres que dejaron los ataques con bombas realizados por parte de la aviación naval contra el gobierno de Juan Domingo PerónMonumento en homenaje a las víctimas del bombardeo de la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955

El presidente encomió en su discurso el trabajo del Ejército y denostó lo hecho por las fuerzas navales: “Desgraciadamente no puedo decir lo mismo de la Marina de Guerra, que es la culpable de la cantidad de muertos y heridos que hoy debemos lamentar los argentinos”.

En cuanto a los responsables de los ataques, el líder justicialista sentenció: “Los culpables serán castigados y habrá memoria en la República de los castigos que habrán de recibir. De manera que les pido a todos que se tranquilicen. Tienen razón de estar indignados, y de estar levantados, pero aún con razón hay que reflexionar antes de obrar”.

Muchos de los aviones que bombardearon la Plaza de Mayo partieron de la base naval de Punta Indio, en la provincia de Buenos Aires

La quema de Iglesias

A esa nefasta jornada de 1955 le faltaba un episodio violento más. Manifestantes vinculados con el peronismo atacaron e incendiaron varias iglesias del centro de la ciudad de Buenos Aires, así como también la Curia Eclesiástica de la ciudad.

La Iglesia de San Francisco fue uno de los templos católicos porteños que sufrieron la ira de simpatizantes del peronismo en junio de 1955, una acción que en su momento se le endilgó a Ante Pavelic y a varios de los croatas que llegaron con él a la ArgentinaAsí quedaron el techo y una de las cúpulas de la Iglesia San Francisco tras el ataque de violentos grupos vinculados al peronismo

Exactamente tres meses más tarde, el 16 de septiembre de 1955, un nuevo intento de golpe de estado contra Perón, protagonizado prácticamente por las mismas fuerzas, lograba terminar con el Gobierno del líder justicialista. Daba comienzo de este modo el mandato de facto que se autodenominaría “Revolución Libertadora”.

Para Kocik, los sucesos de junio fueron un prolegómeno de este derrocamiento definitivo: “Con el bombardeo de junio a Perón le quedó muy claro que iban por todo. No te olvides que después del ataque aeronaval él hizo un intento de tregua. Le quedó muy claro que la oposición, conectada con el mundo militar, estaba dispuesta a todo”.

Las fachadas destrozadas tras el bombardeo de la Marina a la Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955 en la revista Esto es

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