MIAMI (Enviado especial).- Si no fuera por ese cabezazo de Nicolás Otamendi sobre el cierre del partido, la historia hoy tendría otro color. Boca se quedó con un empate que dejó más sabor amargo que alegría, porque no solo perdió dos puntos, sino también a varias piezas importantes del equipo. Dos jugadores que tuvieron que abandonar la cancha con molestias físicas –Ander Herrera y Miguel Merentiel– y un tercero, Nicolás Figal, que vio la roja en un momento clave, cuando el equipo empezó a perder el control.
En el vestuario del Hard Rock Stadium la atmósfera después del 2-2 contra los portugueses era de desazón, aunque también había sensaciones encontradas: el punto valía, sí, pero no así. No después de un partido en el que Boca supo estar 2 a 0 arriba y terminó dejando escapar el triunfo en el momento menos pensado, cuando jugaba con un hombre más y Benfica no generaba peligro. Y el precio que pagó fue muy alto: las bajas de jugadores clave que complican lo que viene.
“Se nos escapa el partido por dos goles de pelota parada, nos vamos con un sabor amargo porque pensamos que podíamos ganar. Dejamos todo, competimos, corrimos, metimos, jugamos como teníamos que jugar, pero no supimos aprovechar el hombre de más”, analizó Rodrigo Battaglia, autor del 2 a 0 parcial.
Junto a él en el medio estuvo Ander Herrera, quien jugó apenas 19 minutos, antes de dejar la cancha por una molestia muscular. El español, que había regresado de un desgarro en marzo, volvió a resentirse ese día y apenas pudo reaparecer en mayo, frente a Independiente, aunque solo por media hora. Ahora, cuando parecía que comenzaba a asentarse como titular en el ciclo Russo, una nueva lesión lo marginó. Más claro: no completó ni uno de los 9 cotejos oficiales que disputó desde su llegada a Boca. Para colmo, desde el banco de suplentes, Herrera vio la roja tras reclamar la sanción del penal que Di María convirtió en gol. En conclusión, aunque le realizarán estudios para determinar el grado de la lesión, se perderá -como mínimo- el crucial duelo ante los alemanes.
Lo de Merentiel, en cambio, no fue tan grave como pareció en un primer momento. Sufrió un calambre en ambos gemelos y decidió salir para dejarle su lugar a un compañero. “Voy a estar bien para el próximo partido, voy a recuperarme bien. Justo se me acalambraron los gemelos, veía que (salir) era lo mejor para el equipo”, dijo el delantero después del encuentro. En un contexto donde Edinson Cavani sigue entrenando diferenciado y tiene pocas chances de llegar en condiciones al cruce con Bayern Munich, Boca no puede darse el lujo de perder más piezas en el ataque. Dentro de todo, una buena noticia para el equipo y para Russo, que, más allá de la bronca, eligió rescatar lo positivo.
“Hay muchas cosas buenas y otras por mejorar, el rival es muy fuerte, sabíamos que iba a ser así. El penal justo antes del final del primer tiempo marcó la diferencia, no es lo mismo irse 2 a 0 al entretiempo que 2 a 1. Hay que seguir adelante y buscar lo mejor”, analizó el DT tras su debut en el banco xeneize, con un rendimiento que dejó buenas sensaciones.
Russo, eso sí, se mostró disconforme con el arbitraje de César Ramos, que aunque demoró en mostrar algunas tarjetas, no falló en la jugada del penal: fue infracción de Palacios sobre Otamendi. “Para mí no es falta, pero es discutible. Estamos en un nivel en el cual tocan árbitros mexicanos… Me han dirigido en Arabia, yo los conozco. Es difícil, pero no me quejo. Tenemos que saber resolver esos problemas. Un gol sobre la hora no te lo pueden hacer”, se quejó en referencia al gol de Di María.
Desde este martes, Boca se enfocará en otra final: la revancha del cruce con Bayern de 2001, con la ilusión de cambiar la historia y avanzar a los octavos.