El principal motivo de preocupación en los consumidores al comprar un vehículo usado suele ser el kilometraje y su relación con el precio del modelo. Sin embargo, no todo se resume en el monto a pagar: el estado técnico de la unidad, su historial de uso y mantenimiento, y el perfil del anterior usuario son factores determinantes para una elección acertada.
Muchas personas pueden encontrarse con la intención de involucrarse en el mundo de las motos, y para ello recurrir al mercado de los usados. Ante esta situación, Pablo Groppo, Service Manager de Royal Enfield Argentina, explica qué revisar en las motos usadas, cómo detectar señales de desgaste y hasta dónde conviene arriesgarse según el segmento y la cilindrada.
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Más allá del kilometraje: todo lo que hay que mirar
El primer punto que Groppo remarca es que el kilometraje, aunque orientativo, no siempre define el verdadero estado mecánico de una moto. “Una moto con pocos kilómetros, pero que fue mal utilizada, puede estar en peores condiciones que una con 50.000 km bien cuidada”, explica. Esto se relaciona directamente con el tipo de uso que se le dio y con qué criterio fue mantenida. Muchas veces, los usuarios adquieren una moto sin un profundo conocimiento del uso al que la misma apunta, demandándole al vehículo algo para lo que no está preparado.
En el segmento de cilindrada media, como el de Royal Enfield, hay ejemplos paradigmáticos. “En 2018 muchos usuarios compraban la Classic 500 con la expectativa de un rendimiento deportivo por su cilindrada, el poder acelerarla a fondo, cuando en realidad era una moto de paseo”, recuerda Groppo.
Ese desajuste entre expectativas y diseño condujo en algunos casos a un uso inapropiado, afectando la mecánica. Por eso, sugiere siempre verificar cómo fue utilizada la moto, especialmente en los primeros años de vida.
Las señales de alerta al comprar una moto usada
Sin embargo, los indicadores del desgaste no siempre son obvios. Groppo recomienda siempre revisar el estado del escape —con particular énfasis en la coloración del mismo—, el sonido del motor (en comparación con otros del mismo modelo) y el desgaste de cubiertas y frenos. “Unas pastillas de freno delanteras gastadas con las traseras intactas revelan malos hábitos de frenado como no utilizar el freno trasero —que viene de la costumbre de las viejas motos, que no contaban con el mismo—. Esto compromete no sólo la mecánica sino también la seguridad”, sostiene.
Otro punto clave es la presión de los neumáticos. “Las cubiertas con desgaste central pronunciado indican un uso prolongado con presión insuficiente, lo que también puede haber dañado el chasis o la suspensión”. Esto también implica que es importante prestar atención a ruidos inusuales, golpeteos de motor o fallas intermitentes, que pueden ser síntoma de una moto mal mantenida o con problemas derivados de la inactividad.
Contrario a lo que se suele pensar, una moto con muy poco uso tampoco garantiza buen estado. “Una unidad con 1000 km pero guardada durante mucho tiempo o con casi nulo uso puede tener problemas en la bomba de combustible, en los inyectores o presentar fallas eléctricas por humedad acumulada”, explicó el especialista. En la misma línea, los componentes de goma como mangueras, cubiertas o retenes se degradan con el tiempo, no solo con el uso.
Segmento por segmento: cuánto puede durar una moto
Según el Service Manager de Royal Enfield, una moto puede superar con comodidad los 100.000 km de vida útil si recibe el mantenimiento adecuado. Sin embargo, advierte que para lograr esto muchas veces implica intervenciones mayores, como abrir el motor y reemplazar componentes internos. En las cilindradas más bajas, los 50.000 km ya son un umbral importante, a partir del cual es habitual que la moto requiera una atención más intensiva.
También se debe tener en cuenta que, a diferencia de los autos, los motores de las motos operan a mayores revoluciones, lo que acelera el desgaste. “El tipo de conducción es determinante. Llevar el motor demasiado revolucionado o salir embragado puede provocar un deterioro acelerado, al igual que permanecer con el embrague apretado al frenar en los semáforos”.
Las claves para prolongar la vida útil de una moto
Un aspecto frecuentemente subestimado es la regularidad en el servicio técnico. En el caso de la compañía india de origen británico, los intervalos son exigentes: el primer control se realiza a los 500 km o pasados los 45 días de su compra y luego cada 5000 km o 6 meses. Estos estándares responden al origen de la marca y a su diseño, pensado para condiciones de uso intensivo en India. A modo de comparación, el especialista mecánico comentó que en la Argentina, los usuarios de Royal Enfield suman entre 5000 km y 6000 km al año en promedio, mientras que en la India hacen aproximadamente unos 10.000 km al mes en promedio.
“Esto generó cierta resistencia en el usuario local, más habituado a usar la moto solo los fines de semana, pero son estándares internacionales de la marca que estamos obligados a acatar”, remarca. Para mitigar ese impacto, la filial argentina decidió bonificar el primer servicio.
A modo de recomendación general, Groppo subraya que todos los fluidos deben cambiarse como mínimo una vez al año, más aún si la moto no se utilizó. “El aceite del motor se degrada más rápido cuando el motor se enciende poco, porque absorbe humedad y pierde propiedades lubricantes”, explica. En cuanto a las cubiertas, los fabricantes recomiendan su reemplazo a los cinco años, más allá de que no evidencien un desgaste visible. Para poder realizar un seguimiento, las ruedas traen su año de fabricación impreso en cuatro dígitos, donde los primeros dos son el número de semana y los otros dos el número de año.