Dellafuente demuestra que un artista independiente puede llenar un estadio como el Metropolitano y plantarle cara a espectáculos multimillonarios

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Imagen de Dellafuente en su primer concierto en el Metropolitano. (EFE/Sergio Pérez)

Hacer un concierto siempre es especial para un artista, pero cuando cuelgas el cartel de sold out en un estadio como el Metropolitano este hecho escala en importancia. Es un momento que marca un antes y un después en la carrera de un artista y hoy Dellafuente ha demostrado que su música es capaz de mover masas.

Varias horas antes del concierto se ha podido ver a cientos de fans haciendo largas filas para ser los primeros en ver al grandino. Pese a que el termómetro ha marcado los 37 grados durante varios tramos de la tarde, sus seguidores más acérrimos han decidido soportar el calor para poder disfrutar de la experiencia lo más cerca posible.

El escenario en mitad del estadio permitía a todos los fans estar un poco más presentes en el espectáculo, haciendo la experiencia mucho más inmersiva al ser 360 grados. La plataforma no era del todo circular, ya que tenía la forma de la estrella de ocho puntas que tanto caracteriza al andaluz y varias fuentes rodeando al astro central.

Un inicio brillante

A las 22:00 de la noche y con la luz del sol desapareciendo del Metropolitano, Dellafuente se dirigió al escenario por una plataforma negra que conectaba con el entramado central. Dispuesto a dar uno de los mejores shows de este 2025, salió del backstage al son de Bailaora, una canción del 2018.

Imagen del concierto de Dellafuente en el Metropolitano. (Daniel Malagón)

El juego de efectos especiales fue uno de los principales protagonistas. El agua de la fuente, las luces, el equipo de baile y las torres de más de 15 metros con pantallas gigantes hicieron del show una superproducción a la altura de la cita.

Judeline fue la primera artista en abrir la breda de las colaboraciones con Romero Santo, una de las canciones del último disco de Dellafuente. La voz de la cantante gaditana se sincronizó a la perfección con la de Pablo, dejando una estampa memorable para los fans.

En su concierto más especial hasta la fecha el andaluz quiso tirar de nostalgia, premiando así a sus oyentes más antiguos. Diles fue el encargado de evocar ese sentimiento de añoranza entre sus fans más fieles, mostrando con esta un dominio del escenario absoluto.

Lia Kali fue la segunda invitada en aparecer en el Metropolitano, lo que hizo enloquecer al público, que actuó de coro en una de las canciones que más se gritaron en el concierto. Después de esta vino Romeo y Julieto, en la que la realización sacó una kiss cam, un momento muy divertido que desató las carcajadas de gran parte de los allí presentes.

Guerrera arrancó los bailes más llamativos entre los espectadores. Pese a no aparecer C. Tangana, su potente mensaje le ha convertido en una de las canciones insignia del granadino. El grupo de danza acompañó a la perfección uno de los himnos por excelencia de su carrera musical, que acto seguido desaparecería del escenario para dar paso a Pepe y Vizio con Flores pa tu pelo, otro de los temas que han marcado la carrera de Dellafuente.

La iluminación, un factor diferencial

La oscuridad se apoderó del escenario y el artista cambió su actitud drásticamente. Se cubrió la cabeza con un hiyab negro y el fuego junto a las luces rojas hizo del escenario un infierno, transformando la ambientación por completo para interpretar 400 Demonios.

Imagen del concierto de Dellafuente en el Metropolitano. (Daniel Malagón)

Depués de cantar un par de canciones entre una luz lúgubre y una estética pesimista, Rels B cambió la dinámica de la mano de Buenos Genes. La pasión de ambos junto a una llovizna temporal pusieron la guinda para coronar una gran actuación.

Amore también acudiría a la gran cita, interpretando Malicia bajo un juego de láseres impecable que daba un aspecto futurista al escenario. Pero sin duda donde más lució el juego de luces y lásers fue cuando Dj Salomon se unió a la fiesta, cubriendo el Metropolitano con luces y bombos que hacían del estadio un escenario cercano a la ficción. Cuatro canciones fueron las que interpretaron ambos juntos, cautivando a todos los presentes con variaciones de ritmo y juegos visuales sorprendentes.

Rvfv también quiso aportar su granito de arena, cantando junto a su gran amigo y dedicándole un par de frases al final que arrancaron la ovación del respetable. Morad también apareció para cantar Manos Rotas, que tiene 177 millones de reproducciones en Spotify, la segunda más escuchada tan solo por detrás de Buenos Genes.

“Soy una persona totalmente diferente”

Dellafuente sacó tiempo para dedicar unas palabras sinceras a los espectadores, destacando la idea de que la música siempre ha estado presente en su vida y que es lo que le une a su yo del pasado. “Soy una persona totalmente diferente a la de hace 10 años”, remarcó el artista. Sin embargo, su nexo conector siempre fue la música.

Consentía fue la encargada de cerrar la cita con broche de oro. Un géiser que nacía del centro del escenario propulsó el agua hasta salirse del Metropolitano. Esto junto a un público totalmente entregado fueron los encargados de finiquitar la más de hora y media de espectáculo, que ha coronado a Dellafuente como el primer artista independiente español en llenar un estadio.

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