En noviembre de este año se lanzará oficialmente Amaya, el primer destilado premium elaborado a partir del huarango (Prosopis pallida), árbol nativo del valle de Ica. La iniciativa, que combina innovación, sostenibilidad y arte, busca posicionar un nuevo producto de alta gama en el mercado de bebidas espirituosas, con identidad peruana y valor ecológico.
El anuncio fue realizado por el consultor vitivinícola José Falconí Moyano, quien detalló que Amaya es el resultado de un proceso minucioso que incluye fermentación natural, destilación en cobre y añejamiento en barricas de roble.
“Recolectamos el fruto del huarango llamado huaranga, que es una vaina dulce, y obtenemos una miel similar a la algarrobina; esta se fermenta, se destila y se envejece en roble para alcanzar una calidad premium”, explicó Falconí para Andina.
Elaboración artesanal de alta calidad
El destilado se produce en un alambique de cobre con columna, lo que permite obtener un alcohol fino de alta graduación, manteniendo intactos el aroma y el sabor característico del fruto. Según Falconí, Amaya alcanza los 60 grados de alcohol durante la destilación, y tras un reposo de seis meses en barrica de roble americano, se rebaja con agua tratada hasta un nivel adecuado para el consumo, sin perder sus cualidades organolépticas.
Además del valor gastronómico, el proyecto destaca por su componente artístico. Para elegir la etiqueta oficial de Amaya, se organizó un concurso nacional de pintura utilizando tinta de huarango. Más de 40 artistas de diversas regiones del país participaron con obras inspiradas en la fuerza, la historia y la relevancia ecológica del huarango. Las propuestas reflejan la conexión ancestral entre este árbol y el desierto costeño del sur del Perú.
Compromiso con el arte y la sostenibilidad
La iniciativa también incluye una dimensión ambiental importante: se proyecta la siembra de mil árboles de huarango en el valle de Ica como parte de un esfuerzo de reforestación que apunta a recuperar el ecosistema local. “Queremos que Amaya no solo sea un destilado de calidad, sino un agente de cambio tangible para la sostenibilidad en la región”, sostuvo Falconí.
El huarango, además de su relevancia ecológica, es un árbol milenario adaptado a climas áridos y con gran capacidad de regeneración. Su fruto, la huaranga, es altamente nutritivo y ha sido aprovechado ancestralmente por las comunidades del sur del país. En Nasca, uno de estos árboles ha sido reconocido como patrimonial por superar los 600 años de vida, reafirmando su valor cultural y ambiental.
Con Amaya, el Perú suma un nuevo producto de alto valor agregado que rescata un recurso nativo, lo revaloriza desde la innovación, y lo proyecta al mercado premium con una identidad local bien definida.