Acceder a una vivienda se ha convertido en una meta cada vez más difícil para los jóvenes. En España, el camino hacia la propiedad está lleno de barreras, tanto económicas como estructurales, que retrasan la emancipación y alejan la posibilidad de tener una casa en propiedad. Según los últimos datos, los españoles compran su primera vivienda siete años más tarde que la media europea, un desfase que pone de manifiesto la crisis del mercado inmobiliario.
Como ha recogido un artículo de El Economista, apenas el 14% de los jóvenes logra emanciparse y lo hace a una edad media de 30,4 años. Una cifra que aumenta cada año y se posiciona en la cola de occidente. De esta manera, la adquisición de una vivienda en propiedad se retrasa todavía más: no suele llegar hasta los 41 años. Pese a este panorama, una parte significativa de la Generación Z continúa interesada en comprar casas, aunque no con la intención de habitarlas, sino como estrategia de inversión.
Así lo refleja el último informe del portal inmobiliario pisos.com, que indica que “más de la mitad de los jóvenes de entre 18 y 27 años (56%) prefiere comprar una casa para después alquilarla y ‘que se pague sola’ o venderla -preferiblemente tras reformarla para aumentar su valor en el mercado-”, una práctica que, aunque pueda parecer poco frecuente, es más común de lo esperado entre los jóvenes.
Qué prefieren los jóvenes: una casa en la gran ciudad, un municipio, la periferia o un pueblo costero
En las estadísticas publicadas se puede observar cómo hay una división generacional en la inversión en en inmuebles con fines lucrativos. Tan solo el 52% de los millennials se decanta por esta opción, frente al 42% de la generación X y el 36% de los boomers. En conjunto, el porcentaje general de españoles que compraría una vivienda para alquilarla o venderla se sitúa en el 47%.
Pero dentro de estos baremos, la ubicación también juega un papel clave. Según el informe, existe una clara preferencia por “comprar para alquilar en el centro de una gran ciudad, con un 33% de media”, seguido de “un municipio bien comunicado (25%), un pueblo costero (18%) y la periferia de la ciudad (15%)”. Pero este orden de prioridades varía notablemente según la generación. Y es que el 80% de la generación Z y el 73% de los millennials optaría por una propiedad en “una ubicación céntrica, en la periferia o en un municipio bien comunicado”, respectivamente.
“En el otro lado de la moneda tenemos a la generación X y los boomers, que no se interesan mucho en lo que rodea la ciudad o los pueblos”, explica Ferran Font, portavoz y director de estudios de pisos.com. “Ambos presentan el porcentaje más bajo de preferencia por zonas rurales, con un 5% y un 2% respectivamente, aunque destaca el interés de estos últimos por la montaña, el único por encima de la media”.
En contraste, “son los dos grupos de mayor edad los que más apuestan por los pueblos costeros”, mientras que los más jóvenes prefieren los pueblos rurales. Uno de cada cuatro inversores de más de 45 años optaría por una vivienda en la playa. A nivel intergeneracional, el alquiler en ciudades es el tipo de inversión inmobiliaria más elegido. De esta manera, aunque el alquiler residencial es la opción más popular para todas las generaciones (78%), “a mayor edad, más predisposición muestran al alquiler vacacional”. Solo un 18% de la generación Z elegiría esta modalidad, frente a un 27% entre los boomers.