Fue un tesoro escondido por casi cuarenta años. El auto con el que Ayrton Senna debutó en la Fórmula 1, en el Gran Premio de Brasil de 1984, estuvo a la sombra en un contenedor y luego en un taller, a la espera de volver a las pistas. Francisco “Paquito” Mayorga, que lo adquirió tras la muerte del campeón brasileño, soñaba con el día en que pudiera conseguir las piezas que le faltaban a ese Toleman TG184 para repararlo, ponerlo en marcha y correr con él. Y ese día llegó.
El martes 17, alentado en boxes por su mujer, Carola del Bianco, y los más chicos de sus cuatro hijos, Isabel y Paquito, Mayorga se puso el buzo antiflama y un casco que también tiene historia (perteneció en los años 90 a Eddie Irvine, piloto británico de la escudería Ferrari), e hizo rugir el motor Hart del Toleman en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez de la ciudad de Buenos Aires.
Hubo emoción y festejos, y el recuerdo de otro piloto a quien -además de a Senna- Paquito admiró toda su vida: su padre, Francisco “Paco” Mayorga, que en su juventud fue campeón de la categoría Turismo Nacional y que murió en 2013.